Bueno, pues ya hemos pasado la primera mitad de estas fiestas, como el que dice, que ya lo que viene, en teoría, es como otra cosa, más festiva, o así, o como se quiera llamar. Aunque este año no tenemos nada festivo, o es festivo de otro modo, que yo creo que me estoy explicando más o menos, que todos sabemos de lo que hablamos.

Pero bueno, que lo importante es estar cerca de la gente que queremos, que esa es la mejor manera de estar en el mundo, y eso lo tengo más claro que nada. Pues lo pasamos muy bien el día 24, para qué les voy a engañar, que no fue como otros años, sobre todo el rato de antes, pero tampoco salió malamente la cosa. Yo la verdad es que en parte lo agradecí, que hace unos cuantos años la lié a base de bien, que llegué a la cena más que perjudicado y no me pude ni tomar el caldo de mi hermana, y eso es algo que resucita al muerto más muerto. Pues ni pude eso ese año, y desde entonces me he intentado controlar porque la verdad es que no me gustó darle ese sofocón a mi hermana y a mi cuñado, con lo bien que se portan conmigo, que demasiado, pero demasiado, que yo soy mucho más que un allegado, que soy un infiltrado y hasta algo más, me parece a mí. La verdad es que la Navidad me hace pensar mucho en mi hermana y mi cuñado, en lo mucho que me han dado, y no sólo hablo de platos de comida, hablo de cariño, de no estar solo, de tener un sitio donde estar, de sentir cariño y todas esas cosas que más se echan de menos en este tiempo.

Y es que en estas navidades creo que nos estamos dando cuenta de lo importante que es la familia, de lo mucho que la necesitamos, de cuánto la queremos, que cuando la tenemos así, a lo fácil, en todas esas cosas no caemos, ni por asomo. Porque se echa de menos aquello que no se tiene, porque somos así y no lo podemos evitar, nos pongamos como nos pongamos. En fin, que cuando esto pase debemos tener más en cuenta a nuestras familias y darnos cuenta de lo mucho que las necesitamos y todo el bien que nos hacen, que es más del que imaginamos. En fin, que vamos a aprovechar lo que nos queda y pensar que la cosa puede ir a mejor, que ya me duelen los dedos de tanto cruzarlos. Pero hasta que eso pase, con prudencia, que estamos cerca y no lo podemos estropear ahora, de verdad, que si lo hemos hecho bien, lo podemos seguir haciendo bien. Y a seguir brindando por otros muchos nuevos años y otras navidades, con las personas que queremos.

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