Si no fuera por la trágica noticia se estaría bromeando de cierta semejanza entre Forqué y la Esperanza Aguirre de Bake Off Celebrity, que acaba de estrenarse al completo en Amazon Prime Video. El consumo de una serie de diez programas con cada espectador a su aire convierte el visionado del talent de repostería en único. Lo suyo sería casi un atracón en este fin de semana o ir dosificando las entregas e ir comprobando la evolución de cada participante, casi todos ellos viejos conocidos del público. Se echa en falta concursantes andaluces. Y no es porque nuestros famosos sean garantía en el perejil del salseo pero un participante del sur habría atraído más a los paisanos hacia la dulce propuesta.

La costumbre de formatos tan consolidados como MasterChef permite que Bake Off, que no tuvo mucha fortuna en abierto en Mediaset, introduzca su mecánica de forma rápida aunque con doce concursantes de primeras los episodios iniciales se hacen algo agotadores. El jurado es didáctico: Clara Villalón y el francés Frédéric Bau, con experiencia de manejar el plató. Desde el principio se va a observar que hay participantes meticulosos que se toman en serio el reto, caso de Adriana Torrebejano o el modelo Andrés Velencoso, que además de su evidente presencia aporta desparpajo, como le sucede a Chenoa. El personaje para ir descubriendo más allá de su maquillada cáscara es Esty Pringada.

Y hablábamos de Esperanza Aguirre. Le da por probar todo, como a la recordada Forqué, pero parece que se apuntó a Bake Off para llamar la atención y pasar un tanto de largo por los pasteles. Llega sobrada en pastas de té y no se le observa en pantalla ganas de implicarse ni de integrarse a fondo en el divertido grupo. Sus compañeros fuera de foco dicen que estuvo más cercana de lo que aparece, pero Esperanza no se puede renunciar a sí misma. Ella está en otra dimensión. Quería hacer como Celia Villalobos en MasterChef pero hay que poner en favor de la malagueña que estuvo más entregada. Esperanza, como Los otros, está pero no está.