Análisis

María Garrido (Efe) francisco andrés gallardo

Ernesto de hannoverRecetas repugnantesMaría Marte, embajadora iberoamericana de la CulturaCuando el Parmigiano conoció al Palo Cortado

El príncipe ingresa en una clínica de desintoxicación por orden del juezl El 'Museo de la Comida Repugnante' de Berlín muestra ojos de oveja, vino de serpiente y sopa de tarántula

Ojos de oveja, vino de serpiente y sopa de tarántula son algunos de los más de 90 platos y bebidas inusuales de todo el mundo que exhibe el Disgusting Food Musem (DFM) de Berlín con el objetivo de demostrar que si algo es un "manjar" o un "asco" es cuestión de cultura y costumbre.

El DFM (o 'museo de la comida repugnante') acaba de abrir en el corazón de la ciudad, en el barrio de Mitte. Como boleto de entrada, el visitante del museo recibe una bolsa parecida a la que se pone a disposición en los aviones para quienes se mareen. Lo que a algunos les hace la boca agua, hará que la próxima persona sienta náuseas, provocadas por el aspecto de un plato, el olor, el sabor o su forma. Lo que es repugnante está en los ojos y en la nariz del espectador, y este está atrapado en su cultura. Este es el argumento del museo.

En algunas regiones de China o de Japón, por ejemplo, adoran el vino de serpiente o de ratón, mientras que en la cultura europea parece imposible consumir una bebida alcohólica que también se utiliza para preservar una pitón.

En Mongolia tienen una curiosa versión del famoso cóctel Bloody Mary: mezclan el zumo de tomate con ojos de ovejas y se convierte en un conocido remedio para las resacas en el país asiático.

El "altar de queso apestoso" permite al visitante oler cinco quesos distintos. Entre ellos, el 'Obispo apestoso' (Reino Unido) que es descrito como emisor del mismo olor que "un vestuario de un equipo de rugby después de un partido".

El pene de toro (China) y el cerebro de cerdo (este ingrediente está presente en todo el mundo) son también otras de las bases de platos mostrados en el peculiar museo berlinés.

Muchas de las exhibiciones -batido de rana, sopa de tortuga o tarántula, saltamontes, queso de ácaro- pueden parecer completamente extrañas a las papilas gustativas de los ciudadanos europeos.

"Hay alimentos que a veces huelen horrible, saben horrible o tienen un aspecto horrible. Y otros que no, que lo que da asco es saber cómo se producen, como por ejemplo las gominolas", explica el director del museo, Martin Völker. Este delicioso y colorido caramelo está hecho de gelatina, que se elabora hirviendo los desechos que se generan durante el sacrificio y procesamiento de los animales. Al hervir pieles y huesos de cerdo y ganado, se rompe el tejido de colágeno creando gelatina.

La comida en la exhibición no se ordena por continentes sino por grupos de productos, como si fuera un supermercado: en la entrada hay bebidas, después huevos, queso, animales, productos del mar, insectos (como "comida del futuro"), verduras, productos veganos y finalmente postres y chucherías.

Fiel a la actualidad, la muestra también contiene un 'Menú covid' que consiste en sopa de murciélago y estofado de pangolín - ambos animales supuestamente vinculados con el posible origen del coronavirus- acompañados de una bebida alcohólica que se usó en Alemania contra el cólera (1831), la Tinctura Amara Mampei.

El primer museo repugnante del mundo abrió sus puertas en Malmö (Suecia) en 2018 y este sigue siendo el único museo fijo. De forma temporal, el museo de la comida repugnante se ha exhibido también en Nantes (Francia) y Los Ángeles (California), y este año se abrieron locales en Berlín y Burdeos (Francia).

Quienes visitan el museo pueden incluso comprar algunos de los alimentos o degustarlos en el bar de la entrada que ofrece un menú distinto cada día y donde llevan la cuenta de los días que han estado "sin vómitos" en una pizarra.

La chef dominicana María Marte fue nombrada ayer embajadora iberoamericana de la Cultura, por su trayectoria profesional desarrollada en su país de origen y también en España, así como por su apoyo a proyectos sociales.

Esta designación, anunciada en una ceremonia en Santo Domingo, pone en valor el papel de la gastronomía en la cultura y la identidad de Iberoamérica y reconoce la magnífica carrera de Marte, así como su faceta de emprendedora de proyectos sociales.

María Marte es la tercera embajadora iberoamericana de la Cultura, pues se suma al cantautor uruguayo Jorge Drexler, reconocido en 2016, y al cantante, percusionista y productor musical brasileño Carlinhos Brown, nombrado en 2018.

Nacida en 1978 en Jarabacoa (República Dominicana), Marte comenzó a trabajar en 2003 como limpiadora en el restaurante El Club Allard, de Madrid, en el que ascendió hasta cocinera jefe, manteniendo las dos estrellas Michelin del establecimiento.

En 2014 obtuvo el Premio Nacional de Gastronomía al mejor jefe de cocina, otorgado por la Real Academia de Gastronomía de España y la Cofradía de la Buena Mesa.

SI los vinos de Jerez no son todavía lo suficientemente valorados, aunque ya no hay chef ni bartender que no tenga a su vera varias botellas generosas (un cóctel seco siempre lo mejora un fino, un oloroso), el queso parmigiano, el parmesano como lo hemos españolizado en otras ocasiones, es casi un perfecto desconocido aunque lo veamos espolvoreado por encima de las pastas. Por supuesto que mejora cualquier salsa no empalagosa que se le ponga por delante.

Era un encuentro posible, y hasta necesario, que dos productos poderosos como nuestros vinos de soleras terminaran maridándose con los quesos italianos más populares en todo el mundo. Encuentro sin necesidad de tanda de penaltis.

Los quesos firmes siempre tienen en el vino un gran compañero, pero en este caso, en el restaurante andaluz (gaditano) de La Malaje en Madrid se ha animado ese emparejamiento de vinos de Jerez y cervezas maduradas en botas con las distintas maduraciones del parmigiano.

La periodista gastronómica y sumiller Laura Sánchez Lara y el representante del consorcio de estos quesos, Andrea Robuschi, han dirigido una cata en la que se promueve este descubrimiento mutuo, una pareja veraniega conveniente en las terrazas. Tanto los 'jereces' como los 'parmesanos' tienen mucho margen en el horario del día y en sus elaboraciones. La versatilidad del parmigiano (que sólo lleva leche de vacas de la histórica región en torno a Parma, Bolonia, cuajo y sal) va de la untuosidad de sus ejemplares de unos 13 meses de maduración a la personalidad progresiva, llena de aromas, de los quesos de 24, 36, 72 y una especialidad, digna de buscar por los estantes, de vaca bruna de 24 meses. ¿Todavía hay quién piensa que el parmigiano es sólo para rallarlo?

A medida de la edad de maduración, los quesos italianos fueron maridados con amontillado Fossi,de Bodegas Primitivo Collantes; el emblemático amontillado NPU de Sánchez Romate; el palo cortado VORS de Bodegas Lustau; el oloroso Villapanés de Emilio Hidalgo; y con el queso de vaca bruna, las cervezas Imperial Porter Jerez, criadas en botas de oloroso y que se convierten en una experiencia más allá de quienes gustan o no de las espumas.

¿Qué hacer con un buen parmigiano y cómo combinarlo en la mesa? Tratándose de vinos de Jerez la maridación se extiende con libertad. Y en un menú, en La Malaje, su chef, Manuel Urbano propuso rollitos de trigueros y aguacate con mojo de Parmigiano Reggiano de 13 meses; Bravas aliñadas con pastrami y Parmigiano e 24 meses; Miniarepas de Parmigiano de 36 meses con chutney de pera; Mazamorra de almendras, Parmigiano Reggiano de vaca bruna y sardina ahumada y Tortelloni de berza, chicharrón y parmigiano a la carbonara.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios