Los del tiempo dicen que ya ha llegado el verano y la verdad es que ha llegado, que ya hemos tenido un par de noches malas, pero nada de lo que tengamos que asustarnos, que ya nos hemos librado de dos docenas si tenemos en cuenta otros años. Y es que las noches de verano cordobesas pueden llegar a ser muy largas, y yo creo que todos tenemos unas cuantas experiencias.

Aunque también hay noches cordobesas que pueden ser largas por otros motivos, como la que tuvimos la semana pasada con el Flamenco y que ya se ha convertido en una tradición que trae a Córdoba a un montón de gente de toda España, pero de toda, que el otro día yo estuve hablando con catalanes, gallegos y extremeños, y algunos ya lo hacían repitiendo, de lo bien que se lo habían pasado otros años. Yo no entiendo mucho de Flamenco, la verdad, o es que entiendo de lo que me gusta y de lo que no me gusta, pero pasamos una buena noche, yendo de un lado para otro, que lo pasamos en grande. Y lo que más me gusta de estas cosas es que te vas encontrando con amigos que hacía tiempo que no veías, que es un poco como la bulla de la Feria, y no sé si me estoy explicando. Porque bullas hubo, y grandes, pero también es normal, que eran muy buenos artistas y la gente es normal que quiera verlos, aunque sea a cien metros de distancia, que eso es lo de menos.

La verdad es que no puedo estar más contento, y es que hoy cumplo 900 domingos con ustedes en mi Día, que se dice pronto. Y serán muchos más, seguro, que no he contado aquí otras cosas que he hecho, pero más o menos por ahí va la cuenta. Eso son la tela de años, que yo de divisiones ando flojete, pero tan contento, dispuesto a que sean muchos más, que mejor no me lo puedo estar pasando, lo que yo les diga. Yo creo que cuando llegue a 1000 debería hacer algo especial, que la ocasión lo merece, aunque para eso tengo 100 domingos para pensarlo, que mientras llega le puedo dar una y dos mil vueltas. En fin, que ya se lo he dicho algunas veces, pero que muy agradecido de compartir los domingos con usted y con todos mis paisanos que así lo deseen, que nada me gusta más. Y muchas gracias a mí Día, que se ha convertido en otra familia, con la que me llevo igual de bien que con la de sangre. Y es que 900 domingos son muchos domingos, aunque a mí me hayan sabido a poco, que ahora mismo firmaba 10.000 más y seguro que me quedo corto.

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