Cultura

'Enrique Romero de Torres. Una Vida de Museo', la nueva exposición del Museo de Bellas Artes de Córdoba

Una de las piezas de la exposición.

Una de las piezas de la exposición. / El Día

El Museo de Bellas Artes de Córdoba acoge la exposición Enrique Romero de Torres. Una Vida de Museo, una muestra que profundiza en la figura histórica y la labor profesional de este pintor cordobés, hijo de Rafael Romero Barros y Rosario de Torres Delgado, que vivió en la casa familiar de la plaza del Potro y que mantuvo durante toda su vida una especial vinculación con el museo. La exposición se ofrece al público en la sala III del Museo de Bellas Artes, desde este martes 11 de julio hasta el 4 de febrero del próximo año.

La exposición se compone de documentos, fotografías y publicaciones que ilustran su labor profesional, junto a algunas de sus pinturas y dibujos más destacados, que forman parte de los fondos de este museo y de colecciones particulares. Todo ello, con el fin de mostrar la relevancia histórica y artística de este profesional de la cultura y el arte de la Córdoba finisecular y de buena parte del siglo XX.

En 2006, con motivo del 50 aniversario de su muerte, el Bellas Artes le dedicó un homenaje mediante una exposición de fotografías y la edición de un libro sobre su vida. Ahora, un año después de cumplirse el 150 años de su nacimiento, mediante esta exposición miscelánea, se darán a conocer las diferentes facetas de su vida, así como la relevancia que tuvo en el mundo de la cultura.

En 1896, Enrique Romero de Torres sucedió a su padre al frente de las tareas de conservación del museo. Fue nombrado director en 1913 y director honorario desde su jubilación voluntaria, en 1941. Romero de Torres trabajó con el objetivo de engrandecer la institución cultural, así como por promover una extensa labor de investigación y defensa del patrimonio histórico-artístico de Córdoba.

Enrique Romero de Torres dotó al edificio de la fisonomía arquitectónica que mantiene en la actualidad y logró recuperar la portada del antiguo Hospital de la Caridad en 1917, así como ampliar espacios interiores tras la adquisición de varias casas contiguas, para llevar a cabo el acondicionamiento de todas las salas.

En cuanto a las colecciones, además de crear la sección de arte moderno, gestionó las donaciones y depósitos más importantes que el museo ha recibido hasta la actualidad, como la donación de Ángel Avilés, en 1922, la compra y depósito de obras de Mateo Inurria, entre 1940 y 1943, o la de su propia familia, donando en 1930 a la ciudad la obra de su hermano Julio y en 1938 la de su padre, a través del Museo de Bellas Artes.

Alumno, junto a sus hermanos Rafael y Julio, en la Escuela Provincial de Bellas Artes, se dedicó a la pintura y la ilustración, que después abandonaría para centrarse en la investigación del pasado artístico cordobés, mediante una gran labor de investigación en los archivos de la ciudad, lo que se traducirá en numerosas publicaciones sobre destacados artistas como Valdés Leal o Juan de Mesa, entre otros, a lo largo de su vida. Pasó a la historia por descubrir a artistas del siglo XVII como Pablo Legot o los Hermanos Ribas, así como importantes documentos, como la partida de nacimiento del cordobés Juan de Mesa.

Publicó un importante número de artículos relacionados con la pintura, la escultura, la arqueología, la platería o el patrimonio histórico-artístico de la ciudad, así como los catálogos monumentales de las provincias de Cádiz y Jaén. En el primer caso, el trabajo se realizó en 1907 y fue publicado en 1934. En el segundo, realizado en 1913, no fue publicado.

Romero de Torres destacó igualmente como promotor de exposiciones externas. Su figura es conocida también por haber organizado la primera exposición sobre el pintor barroco sevillano Valdés Leal en 1916 y sobre el arte del trabajo sobre cuero o guadamecí, revitalizando el estudio y la difusión de las tradicionales artesanías populares, en 1924.

A lo largo de su vida ocupó destacados cargos, a título honorífico, en corporaciones de fomento de la cultura y la industria como el Ateneo de Córdoba, la Real Sociedad Económica de Amigos del País, las Reales Academias de San Fernando, en 1896, y de la Historia, en 1899, la Real Academia de Ciencias Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, en 1904, o la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel Hungría de Sevilla, en 1934.

En 1900 entró a formar parte de la Comisión de Monumentos de Córdoba, llevando a cabo una importante labor de restauración y defensa del patrimonio. Adquirió para el Estado monumentos como la Sinagoga, los baños árabes de la Pescadería o de la calle Carlos Rubio, el colegio Caballeros de Santiago, la Torre de Belén del Alcázar Viejo o diversos terrenos en la ciudad califal de Medina Azahara.

Igualmente propuso la protección oficial del casco antiguo de Córdoba y realizó excavaciones arqueológicas en diversas zonas urbanas. Tras el final de la guerra civil fue nombrado miembro de la Subcomisión de la Junta Conservadora del Tesoro Artístico de Sevilla, donde realizó una destacada labor de investigación y recuperación de objetos de arte.

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