Cultura

Todo lo contrario de una corrida

  • La terna de actuantes en la corrida de la feria de Lucena -El Cordobés, Castella y Daniel Luque- se estrella con una corrida muy chica, ayuna de fuerzas, sin clase y muy sospechosa de pitones

Tediosa y aburrida resultó la corrida celebrada ayer en el Coso de Los Donceles de Lucena. El juego de los toros lidiados dio al traste con lo que siempre se espera en una plaza siempre amable y condescendiente con los actuantes. Y es que una vez más, hay que decir que cuanto el toro falla, la fiesta carece de todo sentido. Todos los condicionantes negativos que puede tener una corrida de toros, los tuvo la de ayer, por eso la plaza de Lucena tiene que encontrar rápidamente su identidad. Los toros jugados tuvieron el mismo denominador común. Pobres de presentación y carentes de carácter. Tanto es así que todos terminaron buscando los terrenos de dentro, evidenciando con ello una falta de raza más que significativa.

Manuel Díaz El Cordobés se encontró con un primer toro que anunció la tónica que iba a ser toda la corrida. Tras un simulacro de suerte de varas, el animal rápidamente buscó las tablas y allí Manuel Díaz sacó lo poco que el animal tenía dentro, pero sin enardecer a nadie. Su segundo duró un poco más y eso le permitió al menos hacer el toreo que gusta a sus seguidores, logrando en alguna ocasión algún pase estimable. Sebastián Castella precisa un toro que le permita hacer el toreo que le ha llevado a ocupar los primeros puestos del escalafón. En la tarde de ayer, el francés demasiado hizo con sujetar con la tela roja a sus dos oponentes sin que buscaran con premura las tablas. Faenas técnicas pero de poco compromiso. Siempre citó muy al hilo del pitón abusando en exceso del pico, aunque siempre los muletazos tuvieron gran sentido estético. Inédito quedó Daniel Luque, ninguno de sus dos toros le dio facilidad alguna. En su primero, un animal que no se tenía en pie y que incomprensiblemente la presidencia mantuvo en el ruedo, poco pudo hacer. En el sexto lo intentó, incluso brindó al publico, pero el toro al sentirse vencido, se rajó y huyó hasta de su sombra resultando nulo el esfuerzo del torero de Gerena.

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