Saxon | Crítica

Piratas navegando entre mares de cerveza

Detalle del concierto de Saxon en Córdoba

Detalle del concierto de Saxon en Córdoba / Juan Ayala

Una vez le escuché a un concejal del Ayuntamiento de Córdoba que los conciertos que mejor funcionaban en el Festival de la Guitarra eran los de los grupos de hard rock y heavy metal. Y no le faltaba razón. Ocurrió el pasado año con Kiss, que lo petaron en la Plaza de Toros de los Califas con un espectáculo de los que no se ven todos los días. Pero en 2019 esa tesis del concejal se ha quedado a medias.

Me pregunto qué pensaría Biff Byford cuando tras saltar al escenario después de que sonara It,s a long way to the top (If you wanna rock and roll) de los AC/DC –ese tema que prologa cada unos de los recitales de Saxon– y de mover la cabeza a modo de molinillo loco con el pelo cortando el viento observó que la horda de camisetas negras que había frente a él apenas llegaba a ocupar media entrada del Teatro de la Axerquía. Demasiado cemento para tanto puro heavy.

El vocalista de Saxon, banda británica formada en 1976 en Barnsley (Reino Unido) y que está considerada como líder de la Nueva Ola del heavy metal británico junto a Iron Maiden y Def Leppard, debió sorprenderse ¿o no? de ver menos manos de las que desearía levantadas en forma de cuernos para acompañar los acordes de ese Motorcycle Man, tema con el que Saxon abrió la descarga de miles de watios sonoros del concierto más duro, con el permiso de Marea –que actúa el próximo viernes–, de la 39 edición del Festival de la Guitarra de Córdoba.

Un concierto que quien puede presumir de haber vendido en todo el mundo más de 15 millones de discos en su fucking career –jodida carrera–, como él mismo anotó, y los suyos, convirtieron –casaca guerrera incluida– en una especie de secuela de Piratas del Caribe en la que la Perla Negra era el propio escenario, mientras su música surcaba mares de cerveza a base de los litros y litros engullidos por sus fieles seguidores.

Fieles seguidores de las camisetas negras serigrafiadas no solo con motivos de la banda sajona, también con los de Led Zeppelin, AC/DC, Motorhead...porque el que es heavy nace heavy, no se hace, el resto son havies menta, que diría uno de los muchos que peinan largas cabelleras más o menos alopécicas de los que se dieron cita en la Axerquía. “No hay quien pueda con estos abuelos”, se oyó gritar a más de uno de los de los cuernos buscando a la luna. Y ellos a lo suyo, a completar un recital entre gritos de Byford de fucking esto y fucking lo otro entre canción y canción. Entre Battering rum y Wheels of steel; entre Strong arm of the law y Denim and leather; entre Thunderball y Backs to tuhe wall...

Saxon demostró en Córdoba que gracias a su trabajo incombustible y por representar el heavy metal clásico durante décadas, la banda es una de las más queridas y respetadas de la historia del género, con un repertorio lleno de himnos que forman parte de la historia del heavy metal como Princess of the night, con el que cerraron el concierto de Córdoba o Motorcycle Man, con el que lo abrieron.

Tras 40 años pisando escenarios de todo el mundo sin hacer un mal concierto y sin bajar la intensidad, es curioso que sólo quien lleva el heavy más o menos metal en las venas sabe apreciar lo que estos tipos de la Pérfida Albión significan para el género, aunque poco a poco, en algunos lugares como en Córdoba, por momentos esa secuela de Piratas del Caribe se convirtiera en una especie de capítulo más de The Walking Dead en la que más de uno acabó sintiéndose un caminante poseído por los riffs estos chicos que da igual la edad que tengan, las veces que hayan tocado las mismas canciones o los conciertos que lleven seguidos en la gira. Saxon volvieron a demostrar en Córdoba que salen siempre desde el minuto uno hasta el final poniendo toda la carne en el asador a petarlo, aunque a veces se queden a medias.

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