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Es difícil ser niño en Gaza

  • La ofensiva israelí desatada contra Hamas siembra el terror en la zona y no discrimina a los niños y mujeres palestinos que engrosan la lista de muertos

"Mi hermano se ha hecho pipí en su pantalón. Tenemos miedo porque los ataques continúan y podemos morir en cualquier momento". Como los demás niños de Gaza, Mohamad Ayyad está traumatizado por los ataques israelíes lanzados contra Hamas.

Aún muy perturbado, Mohamad, de 11 años, relata una noche de intensos ataques en su barrio, dirigidos contra un complejo de la administración de Hamas y un centro comunitario del movimiento islamista.

"Cuando atacaron el centro, oímos una fuerte explosión y nuestra casa se llenó de polvo. Nos pusimos a correr enseguida hacia la planta baja", dice.

Su hermano Ahmad, de 6 años, "se ha hecho pipí en su pantalón". "Todos tenemos miedo porque los aviones están todo el tiempo en el cielo y podemos morir en cualquier momento", dice el chico.

En la calle, un grupo de niños aprovecha el cierre de las escuelas desde que se iniciaron los bombardeos, para contemplar los destrozos que ha dejado la ofensiva israelí, gesticulando ante los montículos de escombros de lo que era antes uno de los "ministerios" de Hamas.

"Mi casa también ha sido dañada. Esté en la calle o en mi casa, corro los mismos riesgos", dice uno de ellos, muy bajito, con cara de muy seguro.

Otro niño, Mohamad Basal, cuenta haberse despertado con sus hermanos al oír las explosiones en el barrio. "Los trozos de cristal cayeron sobre nuestras cabezas, la electricidad se cortó y empezamos a chillar. Mi madre vino y nos abrazó", dice.

"Seguimos teniendo miedo porque los judíos se han vuelto locos y no dejan títere con cabeza, ni siquiera a los niños", insiste su hermano Nidal, de 12 años.

Los ataques israelíes redujeron a ruinas varios edificios del complejo de Hamas, y dañado las casas de alrededor. "Ha sido una noche de horror, como un temblor de tierra", dice un vecino, Iyad Al Sayagh.

"Enseguida hice bajar a mis niños a casa de mi padre, que vive en la planta baja, pero con cada misil los pequeños se ponían histéricos", añade.

Su hermano Ihab, farmacéutico, recoge las cajas de medicamentos desperdigadas por el suelo de su farmacia, alcanzada por los ataques. "Llevamos tres días sin dormir, pero ayer fue especialmente terrorífico", cuenta otro vecino, Abdel Jalil Al Jatib, mientras cubre con nylon las ventanas de su casa, cuyos cristales reventaron a causa de los ataques contra un cercano taller.

Sarah Radi, una institutriz de 29 años que vive en el barrio, asegura que los ataques israelíes "han transformado la noche de Gaza en un infierno". Los israelíes "dicen que su objetivo es noquear a Hamas, pero es mentira, quieren destruir al pueblo palestino. ¿Qué culpa tienen las mujeres y los niños que mueren y cuyas casas destruyen", se pregunta.

Su hermano Ahmad, de 19 años, simpatizante de Hamas, asegura que "no podrán destruirnos. Hamas saldrá reforzado y se mantendrá en el poder".

"Lo que está ocurriendo es una masacre de la que los habitantes de Gaza se acordarán siempre", afirma Samir Zaqut, psicólogo en el Programa de Salud Mental de la Comunidad de Gaza .

"El hecho de que tantas personas hayan muerto bajo las bombas y los misiles provoca trastornos post traumáticos en los niños y los adultos, que se manifiesta en forma de depresiones, insomnio y esquizofrenia", asegura el especialista.

Catorce palestinos, entre ellos cinco niños, murieron ayer en bombardeos y disparos israelíes, en el décimo día de la ofensiva israelí en la franja de Gaza, informó una fuente médica palestina.

Cinco niños, cuyas edades no fueron precisadas, murieron en bombardeos de tanques israelíes en el barrio de Zeitun, en el este de Gaza, y de la Marina israelí contra el campo de refugiados de Chati, en el oeste de la ciudad, según el jefe de los servicios de urgencias palestinos Muawiya Hasanein.

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