Mayo Festivo

Los Patios de Córdoba, un oasis de "paz y tranquilidad" cuya hospitalidad traspasa fronteras

Grupo de 13 españoles visitan el patio Frailes, 6.

Grupo de 13 españoles visitan el patio Frailes, 6. / Juan Ayala

"Enhorabuena, tiene usted un patio espectacular". Esas han sido las palabras de una de las visitantes hacia Virginia Molina Moreno, dueña y encargada del mantenimiento, junto a su familia, del patio de Frailes, 6, en la ruta de San Lorenzo. Este hermoso espacio de arquitectura antigua y pequeñas dimensiones ambientado en Grecia y en el mundo árabe sigue dejando boquiabiertas a centenares de personas que diariamente entran a visitarlo.

Sus más de 400 macetas, una gran marimba que preside el recinto, el sonido del fluir del agua en el que nada su ya conocida tortuga, la melodía Poem of the Atoms de Armand Amar que suena por los tímidos altavoces para endulzar el ambiente y los poemas encriptados en sus paredes y escalones que cuentan la historia de esta casa barroca, hacen que Frailes, 6 sea un "remanso de paz y tranquilidad". Una definición muy apropiada de lo que ha sentido uno de los grupos cuando, en la mañana de este miércoles 10 de mayo, ha podido disfrutar de la templanza de este recinto.

Procedentes de grandes provincias como Madrid, Sevilla, Barcelona o A Coruña, esta excursión de compañeras de trabajo de diferentes rincones de España ha aprovechado su habitual quedada de todos los años para no dejar escapar la temporada de los Patios de Córdoba 2023. Un festividad "espectacular", "acogedora" y que transmite "salud y tranquilidad". Sobre todo dentro de los patios, porque se está "más fresquito", como ha agradecido una de las turistas.

"Cuando la gente entre aquí y se pone a observar el patio dicen que se respira mucha paz y hablan de la energía que transmite. Dicen que aquí se está muy tranquilo y que es un patio diferente y original", ha precisado Virginia Molina, quien, como dueña del recinto asegura que a los Patios "vienen de todos lados de España y del extranjero", pero, "quienes más lo disfrutan son aquellos que vienen del norte del país, sobre todo los vascos y los catalanes". 

Sin embargo, al procedencia poco tiene que ver con el asombro. Es lo que le ocurre a Mateo Yilmaz, turco asentado en Málaga desde hace años y que ha visitado este 2023 los Patios de Córdoba por tercera vez. Apasionado a las plantas, destaca "la mezcla de culturas" que representan estos recintos que son "solo un trozo de toda la historia que tienen detrás". "La belleza está en que invitas a tu casa a gente de fuera, eso es hospitalidad y se ha convertido en una manera muy especial de promocionar la ciudad y su cultura", ha añadido Mateo.

Andrea y María Fernández en el patio Guzmanas, 7. Andrea y María Fernández en el patio Guzmanas, 7.

Andrea y María Fernández en el patio Guzmanas, 7. / Juan Ayala

Porque precisamente es esa hospitalidad de abrir las casas a los visitantes lo que hace que los Patios sean tan especiales y un Patrimonio de la Humanidad tan valioso. Como ha destacado Óscar Rubio, dueño junto a Elena Vilches del patio Guzmanas, 7 de la ruta de San Lorenzo, lo que más le sorprende al público es cuando les dicen "que lo que están visitando es el patio de una casa particular en la que vive gente, no solo un patio con flores". 

"Me han preguntado alguna vez si yo soy de aquí y lo que les digo es que soy de aquí, que esta es mi casa. Se quedan perplejos. Eso es lo que hay que contar, porque los patios somos nosotros, los cuidadores", ha hecho hincapié Óscar, quien, encantado, responde decenas de preguntas al día sobre la historia de este recinto de arquitectura antigua que visitan personas "súper diversas", desde cordobeses, españoles y franceses, a japoneses, coreanos e incluso australianos. 

De Italia, por ejemplo, ha venido Andrea. Eso sí, este joven vive actualmente en Córdoba y es la segunda vez que visita los Patios. "Lo que más me impresiona es la construcción, hecha de tal manera que te trae el frescor y las sensaciones al entrar, por tanto, van más allá de la estética. Esto es único y tan concentrado no lo hay en otras ciudades", ha explicado. Su compañera de ruta, María Fernández, como buena cordobesa, no ha dudado en destacar ese "contraste que existe entre la Córdoba calurosa y el frescor que se vive en sus patios".

Cerca, pero perteneciente a la ruta Regina-Realejo, se encuentra el patio Escañuela, 3, de cuyo mantenimiento se encarga la Asociación de Amigos de los Niños Saharauis. Con esta casa de vecinos del siglo XIX y arquitectura antigua se han quedado alucinados Marisa de Castro y Emilio Beldad, matrimonio que ha venido a Córdoba desde Bilbao por primera vez a disfrutar de esta festividad tan conocida mundialmente. 

Marisa de Castro y Emilio Beldad observan las flores de Escañuela, 3. Marisa de Castro y Emilio Beldad observan las flores de Escañuela, 3.

Marisa de Castro y Emilio Beldad observan las flores de Escañuela, 3. / Juan Ayala

"Es todo impresionante, sobre todo por ser tan espaciosos y porque otros en poco espacio dan la sensación de inmensidad. Tienen pozos, que me encantan, y son muy frescos... todos son impresionantes y, además, la gente en Córdoba es muy abierta, por lo que igual volvemos", ha comentado Marisa mientras fotografiaba a su marido bajo la colorida botánica que viste a este patio con cerca de un millar de macetas.

Sean de donde sean los visitantes, Córdoba y sus Patios no dejan indiferente a nadie. Todos y cada uno de aquellos quienes visitan esta fiesta declarada por la Unesco hace más de una década como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad componen su propia perspectiva de lo que estos espacios les hace sentir con tan solo pasar unos minutos en ellos. Una sensación de, como ha agradecido el madrileño Manuel mientras contemplaba Escañuela, 3, "admiración, belleza y generosidad" que todos parecen compartir al vivir esta tradición.

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