Mayo Festivo
  • Juan Bautista Onetti, con San Basilio, 17; las Jerónimas de Santa Marta y la Hermandad de la Misericordia y los Santos Mártires, con Santa Marta, 10; y Carola Reintjes, con Julio Romero de Torres, 15 participan por primera vez en el concurso municipal

Patios de Córdoba novatos, pero competitivos

Patio de San Basilio, 17 Patio de San Basilio, 17

Patio de San Basilio, 17 / Miguel Ángel Salas

Escrito por

· F. J. Cantador

Redactor

Con las temperaturas en ascenso en una primavera que ya empieza a recuperar su mejor color, el Concurso de Patios de Córdoba avanza permitiendo a sus visitantes descubrir muchas de sus novedades. Algunas provocadas por esta pandemia que aún mantiene lejos la normalidad; otras en forma de recintos que se estrenan en el certamen, hasta tres en esta edición marcada por el centenario de la Fiesta.

El patio del número 17 de la calle San Basilio ha cautivado poco a poco a Juan Bautista Onetti. Todo empezó cuando hace tres años su hermano Rafael le compró esa casa a Blanca Ciudad, una manchega-cordobesa que ya lo presentaba a concurso. “Yo ya estaba jubilado y me hice cargo del patio; empecé por regar las plantas y por cortarle las hojas”, cuenta. Él, criado en el Cortijo de la Reina, hasta ese momento tan sólo había tenido relación vegetal con unos cactus, pero su labor en San Basilio, 17 ha supuesto para él un curso acelerado en el mundo de las plantas. “En 2018 lo presentamos al Concurso de Rejas y Balcones y obtuvimos un sexto premio y en 2019, un quinto”, cuenta.

El patio de San Basilio, 17 ya compitió hace años cuando su dueña era Blanca Ciudad

Ahora, competirá por un premio en el concurso municipal con un recinto que data del siglo XVI y que fue reformado en el XX por Blanca Ciudad. Y lo hará como un experto en el mundo vegetal. “Cuando compro una planta, trato de informarme de cómo respira, de cómo come, de cómo está en un sitio mejor que en otro”, destaca. Compite con un recinto que “tiene varias singularidades”. Destaca que la primera de ellas es una balconada de madera que luce gracias a la antigua dueña de la casa, al estilo de las de Castilla-La Mancha. “Aparte de su idea de casona, tiene dos galerías, lo que lo hace diferente al resto de patios; la primera galería tiene un doble sentido con arcadas, capiteles y columnas del siglo XVI, y luego hay otra columna restaurada”, cuenta.

Juan Bautista Onetti, de San Basilio, 17 Juan Bautista Onetti, de San Basilio, 17

Juan Bautista Onetti, de San Basilio, 17 / Juan Ayala

Juan Bautista explica asimismo que otra de las singularidades del patio es el brocal del pozo que tiene, que apareció enterrado durante la última obra que Blanca Ciudad realizó en la casa, que fue recuperado y catalogado. “Aparte, esta casa está encajada en el corazón de los Patios, en el Alcázar Viejo, lo que también la hace más atractiva”, sostiene. No olvida tampoco la singularidad de las plantas destacadas que tiene el patio, “como varias decenas de helechos, además de flores llegadas de India y China, sin olvidar los tradicionales geranios y gitanillas, claro está”.

Patio de Santa Marta, 10. Patio de Santa Marta, 10.

Patio de Santa Marta, 10. / Miguel Ángel Salas

Más novato en el concurso municipal de patios es Santa Marta, 10 –que se podrá visitar en la ruta Regina-Realejo–. “En el año en que se cumple un siglo del primer concurso de Patios Cordobeses, la Comunidad de Religiosas Jerónimas de Santa Marta y la Hermandad de la Misericordia y los Santos Mártires de Córdoba, entidades hermanadas y muy vinculadas espiritual y materialmente, hemos deseado colaborar con esta efemérides abriendo el patio de acceso al convento citado”, cuenta el hermano mayor de la Misericordia, José Manuel Maqueda.

José Manuel refiere que, históricamente, los patios de acceso a recintos monacales servían de transición entre la vida bulliciosa que se desarrollaba fuera de los muros y el recogimiento, la paz y el silencio propios de la vida religiosa y retirada del mundo, “aunque muchas veces, como en este caso, se situara en el mismo corazón de las ciudades”.

Y destaca que el patio de entrada de Santa Marta, uno de los seis que existen en el monasterio, pretende ofrecer al visitante “un tiempo de descanso, físico y espiritual, e invita a conocer y valorar la vida discreta y laboriosa de las religiosas que habitan y comparten este espacio con el espíritu colectivo de convivencia que hizo reconocer a la Unesco a los Patios como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad”.

José Manuel Maqueda, de Santa Marta, 10. José Manuel Maqueda, de Santa Marta, 10.

José Manuel Maqueda, de Santa Marta, 10. / Juan Ayala

La variedad floral y arquitectónica con las que compite el patio de Santa Marta, 10, y que atesora, son dignas de museo, según detalla. Quien lo visite podrá encontrar desde surfinias, hasta petunias, jazmines, gitanillas, geranios, buganvillas, rosas, pelargonios, dama de noche y cintas. Además de calas, celindas, helechos, cicas, plumbagos o celestinas, rosas de pitiminí, parra, lantanas (banderita española), hortensias, naranjos, yucas, ficus, esparragueras y conejitos.

Maqueda detalla que arquitectónicamente “destaca la magnífica portada de la iglesia al norte del patio, que constituye un ejemplo del denominado gótico humanista, realizada por el maestro arquitecto Hernán Ruiz y finalizada en 1511”. Así como insiste en que “el templo corresponde al estilo Reyes Católicos, característico por su planta cuadrangular de una sola nave cubierta por bóvedas de crucería, destacando el retablo mayor realizado en el año 1582”.

Cuenta asimismo que alrededor del patio se ubican tres puertas que representan los tres ejes del carisma de la orden jerónima. El lado sur, porticado con tres arcos, da paso a la hospedería “donde se alojan personas vinculadas con la orden y que cumple con la hospitalidad que caracterizó a Santa Marta, patrona de Hostecor”. El lado oeste, porticado con dos arcos, es la puerta de entrada a la clausura, “donde se desarrolla la vida diaria de la Comunidad, basada en el trabajo manual, y en el estudio y veneración de la Sagrada Escritura”. Y en el lado norte “con su magnífica portada, se abre la iglesia, lugar de oración con un cuidado muy especial de la liturgia por parte de la Comunidad”.

Patio de Julio Romero de Torres, 15. Patio de Julio Romero de Torres, 15.

Patio de Julio Romero de Torres, 15. / Miguel Ángel Salas

Novato es también el número 15 de la calle Julio Romero de Torres –que se podrá visitar en la ruta Judería-San Francisco–. Su propietaria, la alemana-cordobesa Carola Reintjes, se define como “una enamorada de la cultura de los Patios, de ese clima de convivencia, de intercambio cultural y de solidaridad entre sus gentes”; o lo que es lo mismo, de lo que llevó a la Unesco a considerar a la cita por excelencia del Mayo Festivo cordobés como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Carola Reintjes, de Julio Romero de Torres, 15. Carola Reintjes, de Julio Romero de Torres, 15.

Carola Reintjes, de Julio Romero de Torres, 15. / Juan Ayala

Por eso, Carola presentó su patio al certamen que el año pasado celebró el Ayuntamiento el pasado mes de octubre como piedra de toque y ahora competirá por un premio en el concurso municipal. Reintjes lo define como un patio de arquitectura antigua, heredero de aquellas casas medievales en las que no falta un zaguán, una fuente y arcos, además de un brocal de pozo medieval y elementos decorativos de cerámica. En lo que a ornamentación se refiere, su propietaria destaca “una higuera gigante, árboles frutales, entre ellos un limonero, la costilla de Adán, gitanillas, geranios, hortensias, plantas aromáticas...”.

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