Rafael Tarradas Bultó | Escritor

“El mundo está mal, pero vivimos en una burbuja y no nos damos cuenta”

  • El nieto del fundador de las legendarias motos Montesa y Bultaco es un apasionado de la historia y ahora publica su tercera novela, 'La voz de los valientes', ambientada en la Alemania nazi 

Rafael Tarradas Bultó posa durante la entrevista con este periódico.

Rafael Tarradas Bultó posa durante la entrevista con este periódico. / Juan Carlos Vázquez Osuna

Rafael Tarradas (Barcelona, 1977) es nieto de Paco Bultó, el empresario que fundó las marcas de motos Montesa y Bultaco; hijo de Rafael Tarradas, creador de la empresa de material deportivo Royal Padel; y sobrino de Álvaro Bultó, el famoso deportista de riesgo fallecido cuando practicaba salto base. Profesional del sector de comunicación (y nazareno del Valle, quiere recalcar), ya ha publicado El heredero, El valle de los arcángeles y La voz de los valientes (Espasa). Para escribir se refugia en una apartada cabaña en el valle del Tiétar, en Ávila. Un gran contraste con una persona que forma parte de La Junta, un grupo de famosos que comparte con Carolina Adriana Herrera, Eugenia Silva o Paula Echevarría.

–¿Qué encontramos en ‘La voz de los valientes’?

–Una protagonista es una chica de Barcelona que se casa con un aristócrata alemán y ve cómo su marido es seducido por el nazismo, hasta que al final no lo excusa y va de fiesta en fiesta vengando a víctimas de los nazis mientras acoge a refugiados en el castillo donde vive. El otro protagonista es un industrial de Barcelona que acaba espiando para los aliados.

–El industrial se llama José Manuel Bultó. ¿Un trasunto de algún familiar?

–Tenía un tío que creemos que era espía porque no explicaba lo que había hecho en la Guerra Civil. Pero claro, un buen espía nunca dice que es espía.

–¿Los valientes son sólo Hilda y José Manuel?

–Son todos los que se enfrentan al nazismo. Es la voz de los que se mojan y no dejan pasar las cosas. Aún a día de hoy las dejamos pasar y así, después, se convierten en problemas mayores. En las épocas en las que hay mucha maldad, la bondad es más difícil de defender. Quienes lo hacen son los valientes.

–¿Hoy quedan valientes?

–Hace unos años, Rusia se anexionó Crimea. Hoy está con Ucrania. Es lo mismo que hizo Hitler: entró en Checoslovaquia, nadie hizo nada y al día siguiente estaba en Polonia. Los valientes son los que defienden su posición aunque tengan mucho que perder. No hacer o decir nada es más cómodo, pero luego llegas a casa y te sientes mal. Cuando lo haces o lo dices, sufres pero has hecho lo que debías.

–Lleva tres libros en tres años. Perdone la pregunta, pero ¿su carrera literaria va como una moto?

–Va rápida, sí. Yo fui muy mal estudiante y soy un negado para los números, pero siempre me interesó la historia y fui creativo. Es lo que se me da bien.

–Su abuelo fundó Bultaco, su padre tuvo un gran éxito con las palas de pádel, su primo Sete Gibernau fue subcampeón del mundo en motociclismo... El listón está alto, ¿no?

–Lo que me gusta de mi abuelo y mi padre es que eran personas luchadoras. Mi padre tenía una fábrica de hilo de amianto, cerró y se arruinó. Entonces montó una fábrica de palas de pádel y el primer mes vendió una. Y a su mejor amigo. Pero nunca se avergonzó de meterse en el barro. A mi abuelo le pasó un poco lo mismo. Dejó una fábrica de motos que le iba fenomenal, se lio la manta a la cabeza y montó otra cosa nueva. Dejamos de hacer tantas cosas por vergüenza... Pero la vida es ir fracasando con entusiasmo, como decía Churchill.

–Ha escrito ya sobre los siglos XIX y XX. ¿Teme escribir sobre la Tercera Guerra Mundial en el XXI?

–Para esta novela hablé con personas del Ejército y una me dijo que lo veía muy mal. Como vivimos en una burbujita, no nos damos cuenta, pero el mundo está mal, superpolarizado otra vez, cuando parecía que eso estaba superado. Y nosotros vivimos en España, que es un país amable, pero al lado están tirando bombas. En mi casa en Barcelona, mi hermano acogió a catorce ucranianos, todas mujeres con sus hijos. Ojalá no vaya a más, pero la gente loca con muchas armas me da mucho miedo. Nos cuesta librarnos de esos personajes siniestros.

–Usted se codea con muchos actores y actrices. ¿Quiénes actúan mejor, ellos o los políticos?

–Los actores tienen una ventaja: mentir va en su trabajo. Pero sí, la mentira es lo que más me molesta de todo. Y la poca vergüenza con que lo hacen los políticos. No aprenden a pedir perdón y reconocer que se han equivocado. Pueden argumentar “ya sé que dije esto, estaba totalmente convencido, pido perdón a los que se sientan traicionados...”, pero ni siquiera nos lo explican. Dicen una cosa y hacen exactamente la contraria. Son muy cínicos. Y se llaman mentirosos entre ellos, cuando todos son mentirosos.

–Hablando de su relación con varios famosos, ¿esta entrevista es a uno de ellos?

–No, nada de nada. A mí lo que me llama la atención es que la gente más tonta es la que hace dos años no era nadie. ¿Pero cómo puede ser que en dos años te hayas vuelto tonto? Mi agencia pidió una vez algo a un presentador muy conocido de televisión y un compañero le dijo “qué normal eres”. Y él respondió: “No te equivoques, era normal antes y seguiré siendo normal, que de repente presente más cosas no me ha cambiado”. Pasa también con los actores, que viene uno a España y dices ¿cómo puedes ser tan tonto si hace tres años no te conocía nadie? Bueno, peor para ellos.

–¿Ha hecho alguna vez una entrevista en la que no le hayan preguntado por su tío Álvaro Bultó y su relación con la Infanta Cristina?

–Yo trabajo en comunicación y siempre digo que me pueden preguntar lo que quieran. Es un acuerdo: yo te hablo de lo que me interesa para vender más libros y tú tienes que vender más periódicos. Incluso en las revistas más enfocadas al corazón no hay nada de malo. No entiendo a la gente que va corriendo con el micrófono detrás. Oye, párate un segundo, di "esto no lo sé" y sigue andando. Normalidad, no estás huyendo de la ETA.

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