El gran problema de Pablo Villa a escasas horas del encuentro ante el Eibar se encuentra en la banda derecha. El técnico blanquiverde tiene en Pedro, el habitual inquilino de ese costado, a su única baja -además de Obiora, sin inscribir aún- para la cita de mañana. Pero el problema es que su habitual sustituto, Nieto, anda renqueante de unas molestias musculares y una tercera vía natural, Gunino, muy lejos de su mejor estado de forma. Juanlu, que ya se probó ahí en el partidillo del jueves ante el filial, y López Silva serían los relevos de urgencia para completar el frente de ataque de un equipo que debe andarse con ojo con el árbitro Muñoz Mayordomo por la amplia nómina de apercibidos con la que cuenta.

Con el fin de esconder sus cartas, Villa trabajó ayer en la Ciudad Deportiva a puerta cerrada y hoy hará lo mismo. Tiene pocas dudas, pero mejor no dar pista alguna a un rival que suele exprimir al máximo sus virtudes. Con todo, el madrileño confía en las previsiones del cuerpo médico y espera tener a todos sus hombres disponibles para poder confeccionar una convocatoria sin tener que tirar del filial. De hecho, hasta Gunino, que no está a tope ni mucho menos, podría entrar para mermar al B lo menos posible.

Pensando en todos los condicionantes, Villa ya se curó en salud probando a López Silva por dentro y a Juanlu en la derecha. Pero parece que, al menos lo primero, sería una alternativa desesperada. Porque por detrás del intocable Xisco, Pelayo ha ganado la partida a Carlos Caballero, una circunstancia que deja sólo coja la banda derecha, siempre y cuando Nieto no esté a tope. En el resto del equipo, pocos cambios debería haber, por mucho que el rendimiento en los últimos partidos no haya sido del todo satisfactorio en cuanto a juego.

Este pequeño rompecabezas es una minucia comparado con lo que puede venírsele encima a Villa, que debe andarse con ojo con el árbitro para tratar de reservar -dentro de lo posible- a los cinco apercibidos con los que cuenta a estas alturas: Samu, Fran Cruz, Luso, Abel Gómez y López Silva. Queda claro que con el paso de las jornadas todos los equipos empiezan a sufrir con los imponderables propios de la competición. La carga de partidos suele conllevar lesiones y sanciones, y lo único que se puede tratar de hacer es evitar que se acumulen de golpe. Algo que, dada la igualdad existente este curso, se antoja como algo especialmente complicado de manejar.

Tras los movimientos de entradas y salidas del mercado de invierno se ha quedado con los mismos 20 futbolistas con los que empezó la temporada, con el problema de que Obiora no ha podido ser inscrito aún por problemas en su documentación y Gunino lleva seis meses sin competir. Si a esto se une que Pedro continúa como integrante de la enfermería a pesar de que ya pisa el césped, la nómima de apercibidos es para preocuparse. Entre otras cosas porque los amenazados se concentran en la mitad centro-izquierda del equipo. Aunque ahora lo que preocupa es la derecha.