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"Prefiero que la gente me culpe"

  • Paco asume su responsabilidad en la situación para quitarle presión a la plantilla

¿Qué decir cuando casi todo ya está dicho? A Paco las respuestas se le acumulan sobre un tapete plagado de preguntas que suenan a salmodia quincenal.

Resumiendo. El entrenador del Córdoba repite lo de semanas anteriores: "Hemos hecho todo para ganar el partido", pero "no hemos sabido conservar la renta en los minutos finales, no hemos sabido jugar esos instantes decisivos".

Suena a nuevo, suena a viejo. Suena mal. Porque parece que no se encuentra el remedio: "no es preocupante, pero tenemos que trabajar más en la faceta anímica. No creo en la suerte, así que tenemos que aprender la lección, porque ya nos ha pasado demasiadas veces".

Así, evitando cualquier mención directa o indirecta al azar, Paco prosiguió su discurso desde la prudencia: " Está claro que hay un alto índice de probabilidad de que nos marquen en los últimos minutos y, puede que por eso, se cree cierta incertidumbre que no nos favorece".

Lo que descarta Paco es que el problema sea físico, así que prefiere pensar en facetas tácticas: "Hasta el minuto 70 hemos tenido el balón, luego ellos han atacado a base de pelotazos y nos han obligado a defender más atrás. Pecamos de regalar demasiado pronto el balón".

En todo caso, resume el técnico el asunto afrontando con dureza que, al ser ya la sexta vez, "no se puede decir que lo que nos sucede sea una cuestión de pura casualidad".

Ayer fue la primera ocasión en la que un sector de la afición mostró abiertamente su desencanto con el equipo y puso sus miras en el cuerpo técnico.

Paco, tajante, respondió a las preguntas sobre el tema en la rueda de prensa que "prefiero que me echen las culpas a mi" y continuó explayándose sobre los gritos escuchados en El Arcángel (también hubo silbidos que reprendían la protesta): "Yo acepto cualquier opinión siempre que sea respetuosa y educada. Pero tengo claro que yo del Córdoba no me voy si no me echan o siento que la situación me está superando claramente".

Porque Paco Jémez sabe muy bien lo que es el mundo del fútbol por haber sido cocinero antes que fraile y, por eso, es plenamente consciente de lo fácil que lo blanco se convierte en negro en cuestión de minutos. De segundos. Sin grises posibles: "En la primera parte seguro que para algunos era el mejor entrenador del mundo y esos mismos puede que fueran los que, al final, pedían que me fuera".

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