Oltra, ¿fin de la historia?

El Córdoba tomará hoy una decisión final sobre la continuidad o no del técnico, señalado tras la derrota ante el Albacete. La dirección deportiva apuesta por mantenerlo en el cargo.

José Luis Oltra carga con tres balones en el entrenamiento de ayer en la Ciudad Deportiva.
Cisco López Córdoba

12 de abril 2016 - 05:02

José Luis Oltra está viviendo sus peores momentos como entrenador del Córdoba. El técnico ha quedado señalado tras la derrota del domingo ante el Albacete y hoy el club tomará una decisión sobre si sigue o no sentándose en el banquillo en el próximo partido ante el Huesca que, en el mejor de los casos, sería una nueva reválida para él. La propiedad es partidaria de activar la guillotina en busca de un revulsivo -suena de nuevo Abel Resino y tiene múltiples ofrecimientos- que consiga enderezar el rumbo de un equipo que anda a la deriva desde hace unos meses pero que se encuentra a sólo un punto del play off, aunque la dirección deportiva apuesta por mantener al valenciano en el cargo. Ambas posturas tienen avales de sobra para su defensa, de ahí que la incertidumbre sea el estado actual en las oficinas de El Arcángel, sobre todo teniendo en cuenta la particular manera de actuar de Carlos González, amigo de culpar siempre al de al lado, aunque la mayor cuota de responsabilidad -mala planificación en verano y nula inversión en el mercado de invierno, principalmente- sea exclusivamente suya.

El presidente y máximo accionista estuvo ayer fuera de Córdoba -se marchó el domingo minutos antes de la conclusión del encuentro ante el cuadro manchego- y hoy, a su regreso, decidirá si prescinde de Oltra o le da una última oportunidad. González ya ha saboreado experiencias tanto positivas como negativas tras prescindir del entrenador elegido en primera instancia para liderar el proyecto. Las alargadas sombras de Juan Eduardo Esnáider y José Antonio Romero aún perduran por la magnitud de sus fracasos, pues con apenas nueve partidos por delante la dificultad de encontrar un técnico que garantice el éxito es notable, sobre todo sin hipotecar a un club que se encuentra ante un posible cambio de manos el próximo verano. Eso y los números de la primera vuelta son los grandes argumentos para optar por la continuidad del valenciano, aunque la crisis actual que ya ni siquiera encuentra sostén en la clasificación y la pérdida de rumbo del equipo y el propio preparador de un tiempo a esta parte empujan a tomar la decisión más drástica y buscar el milagro con otra persona.

Pese al delicado momento que atraviesa el Córdoba, Oltra mantiene aliados dentro del club. Los principales son sus propios jugadores y la dirección deportiva, que mantienen su confianza en él para llevar a buen puerto este proyecto nacido con el único objetivo de devolver al club a Primera División. El grupo de trabajo que lidera Emilio Vega es el principal valedor de su continuidad en el cargo, al menos hasta el próximo domingo en Huesca, porque un nuevo revés ante el peor local de la competición sería ya imposible de aguantar. Entre otras cosas porque el director deportivo sabe la dificultad con la que ha tenido que luchar el técnico, ya que ambos apostaban por reforzar la plantilla en enero y se encontraron un no rotundo por parte de la propiedad que a última hora viró al sí -llegó sólo Eddy- por la derrota ante el Leganés que abrió la serie negativa actual en El Arcángel. El problema es que puede que la opinión del máximo responsable deportivo no sea suficiente.

Y eso que hay más avales a favor de Oltra, que en noviembre pasado vio ampliado su compromiso con el club hasta 2017 al ser retirada la cláusula contractual que advertía que sería así sólo en caso de ascenso. Eran entonces días de vino y rosas, pues el CCF marchaba en lo más alto de la tabla. De hecho, terminó por firmar su mejor primera vuelta de siempre en Segunda -39 puntos que lo dejaron segundo al tener peor coeficiente de goles que el Alavés, que fue campeón de invierno-, para reafirmar una candidatura al ascenso, sin duda la mejor forma de amortiguar la dura caída de la élite, algo que no pudieron hacer otros teóricos favoritos como el Almería.

Además, no hay que olvidar que destituir ahora a Oltra significaría un importante desembolso económico. Ya no sólo por el coste del valenciano, sino por la contratación de un nuevo entrenador que en ningún caso podría hipotecar el futuro de un club que, según parece, cambiará de manos durante el próximo verano. Es más, la decisión, de ser ésta, llegaría con apenas nueve finales por disputar, cuando las dudas aparecieron hace al menos un mes y con la duda de que salga cara o cruz. Porque el Córdoba ya sabe lo que es virar en mitad del camino para acabar más hundido aún, como ocurrió en el curso 12-13 con Esnáider -como ahora, cuando cayó Berges quedaban nueve partidos- y, sin ir más lejos, la temporada pasada cuando Romero tomó las riendas del club en sustitución de Djukic a falta de once jornadas para la conclusión del torneo.

Claro está que en el otro lado de la balanza, y como argumento principal de la propiedad, está el caso de Albert Ferrer, que cogió el equipo hace dos temporadas en una situación similar a la actual -problemas para ganar en casa y a tres puntos de la sexta posición- y terminó por subirlo a Primera División tras 16 partidos. Ahora, como entonces, la vía abierta parece que es de nuevo la del play off, pues con la derrota ante el Albacete el ascenso directo ha quedado como imposible porque son ya nueve puntos más el goal average tanto con el Leganés como con el Alavés, mientras que la promoción se mantiene a sólo uno. Porque tras caer el domingo, el Córdoba salió de los seis primeros tras 26 jornadas seguidas en la zona de privilegio, sobre todo por las nefastas consecuencias de esa serie abierta de seis derrotas consecutivas en El Arcángel.

Unos números, los de casa, que hubieran fulminado ya a cualquier entrenador, pero que sin embargo no han podido todavía con Oltra, básicamente por su colchón anterior. Hay que reseñar que el blanquiverde es, junto a su último verdugo, el peor equipo de la segunda vuelta con unos paupérrimos 9 puntos de 36 y que, alargando la serie a lo que va de 2016, sería el decimoctavo, a apenas un puesto de la zona de descenso. Esa crisis sigue sin tener respuesta en el trabajo del técnico, y eso que lo ha intentado con continuos cambios de sistema y hasta de alineaciones sin dar con la tecla adecuada. Menos aún cuando se trata del agujero defensivo -el CCF tiene la peor defensa del campeonato, aunque también el segundo mejor ataque-, fundamentalmente en las acciones de estrategia, o de la nula capacidad para crear juego y dominar a los contrarios. Una situación que con el Albacete, dada su situación en la antepenúltima posición, acabó de enervar a Carlos González, el hombre que hoy tiene que tomar la decisión definitiva sobre la continuidad o no de Oltra en el banquillo del Córdoba. Si lo hace escuchando a la dirección deportiva, el valenciano seguirá al menos hasta Huesca y, de lo contrario, ya saben cuál será el final de esta historia.

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