Deportivamente insolvente

Jonathan Bijimine trata de anticiparse a Jona para hacerse con un balón sin dueño.
Jonathan Bijimine trata de anticiparse a Jona para hacerse con un balón sin dueño.
Rafael Rojas

12 de abril 2016 - 05:02

Ya nos faltan adjetivos o apelativos para calificar la estrepitosa forma de defender de un equipo totalmente incapaz y perdido cuando juega de local. El Córdoba volvió a perder en El Arcángel cometiendo los errores que no sólo le sacaron de los puestos de ascenso directo, sino también de los que dan derecho a jugar el play off. Hoy por hoy el equipo que entrena José Luis Oltra es insolvente, que según la segunda acepción del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española significa "que no ofrece garantías para encomendarle un cargo o una misión". El blanquiverde es un conjunto abocado al fracaso, condenado por sus propios errores, por lo que el objetivo del ascenso, la misión encomendada por el propietario de la entidad y a la que se sumaron luego desde el director deportivo al último integrante de la plantilla, queda cada vez mas lejos, por no decir casi imposible.

El Albacete ganó porque fue el que más lo buscó y el que más lo mereció, dando una lección de pundonor y actitud durante la primera parte, en la que llevó el peso del partido y en la que se impuso a un Córdoba desorientado, sin ideas y sin recursos, incapaz de crear fútbol y, en consecuencia, situaciones de peligro para la integridad de un casi inédito Juan Carlos.

Durante la semana se había especulado con que Oltra iba a volver al esquema que mejores resultados le había dado, el 4-4-2, pero no fue así. El valenciano mantuvo el 4-1-4-1 con el cambio de Eddy por el sancionado Deivid en el pivote defensivo y utilizando de nuevo en las cuñas a Caballero y Markovic. Y fue en esta zona del campo donde perdió parte de la batalla táctica planteada por Ferrando, técnico albaceteño, que imprimió mucha intensidad al repliegue presionante en todas las zonas del campo para salir a la contra con criterio.

El Córdoba no jugó cómodo en ningún momento y el Albacete se sintió bien en su papel, saliendo con velocidad, especialmente con Samu, Fede Vico y Portu. Ellos capitalizaron las mejores acciones de su equipo y crearon muchos problemas a la desequilibrada defensa cordobesista, desarbolada en varias ocasiones por la rapidez de sus oponentes, la calidad de Vico -uno de los destacados hasta que fue sustituido por lesión- y la referencia de Jona. El primer gol pilló adelantada a la zaga local y Portu hizo el resto tras plantarse ante Razak y driblarlo para marcar a puerta vacía. El gol fue el justo premio al mejor juego manchego. El Córdoba, que no jugaba prácticamente a nada, se veía superado y sorprendido por un adversario que se jugaba parte de sus opciones de volverse a enganchar a la lucha por la permanencia con una victoria en casa de un aspirante al ascenso. Y la buscó desde la intensidad, el orden defensivo y la velocidad en sus rápidos contragolpes.

La segunda parte fue otra cosa. Oltra hizo un cambio que terminó por darle resultado. Retiró a Stankevicius e introdujo a Xisco, jugando a partir de ahí con el 4-4-2 que se presumía en el inicio. Y en apenas 20 minutos remontó el partido. Primero con un penalti propiciado por un disparo de Pedro Ríos, que ya jugaba de lateral derecho y que Fidel anotó. Después, quién si no, Florin Andone, rozando el fuera de juego, marcó el segundo ante un desarbolado Juan Carlos. Todo pintaba de maravilla, pero a pesar de ponerse por delante en el marcador, el fútbol cordobesista distaba mucho del deseable. Xisco se metía entre líneas y aliviaba el juego de ataque, que seguía atascado por las bandas.

El Albacete, que acusó el esfuerzo del primer acto, aflojó en esos primeros 20 minutos que aprovechó el Córdoba. Pero después se repitió la historia, más de lo mismo. Errores tras errores que permitieron a los albaceteños el empate en un nuevo contragolpe de libro que culminó otra vez Portu tras el enésimo regalo de la zaga local, excesivamente adelantada en un córner a favor. Abel Moreno no acertó a interceptar un balón en el círculo central, Ríos decidió no hacer falta condicionado por su amarilla y el mediapunta superó a Razak en su desesperada salida. El partido se volvió loco, dando paso a una fase de ida y vuelta. La victoria pudo caer de un lado u otro, pero en el último suspiro, una nueva imprecisión blanquiverde en una falta mal defendida dejó solo a Pulido, habilitado por Ríos, ante el meta, al que batió de certero remate.

Lo dicho, insolvente total.

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