Ya estoy cansado de aquello de "el que calla otorga". Estamos hartos de escuchar horas de tertulias, programas de radio o televisión y de leer regueros de tinta negra sobre blanco sobre lo que pudo ser y no fue durante el pasado mercado invernal para el Córdoba. Sobre si el presidente impidió que se hicieran fichajes o si el director deportivo o el entrenador fueron los que no vieron necesaria la llegada de nuevas incorporaciones. La realidad es que no se hizo en la medida que la plantilla reclamaba pensando en que, visto lo visto, había que apuntalar dos o tres posiciones del campo. Y esa decisión errónea puede que, entre otras muchas cuestiones, haya marcado de manera definitiva el desarrollo de la nefasta segunda vuelta del Córdoba hasta el momento. En un tercio de competición todo funcionaba a la perfección y el equipo permaneció primero o segundo más de tres meses. Cuando el desgaste lógico de la Liga propició bajas por lesión o sanción, aparecieron las carencias de una plantilla con un buen once inicial y dos o tres cambios de nivel pero corta para un reto tan complicado como el ascenso directo.
Lo cierto es que el entrenador de cualquier club profesional, en este caso José Luis Oltra, máxime cuando va primero, es el que tiene toda la fuerza del mundo para pedir, primero, y exigir después en caso de no ser complacida su petición sobre los refuerzos necesarios para conseguir el objetivo que le han encomendado. Y si en su momento no lo hizo, ahora toca apechugar con las consecuencias. No conozco ningún director deportivo o presidente que no atienda las peticiones de su entrenador, vuelvo a insistir, con más argumentos todavía cuando tiene a su equipo líder. Pero si el equipo entonces iba primero o segundo, ¿para qué se querían refuerzos? Pues, sencillamente, para seguir ahí.
De aquellos fangos son estos lodos y aquí nadie reconoce su culpa. Alguien tomó la decisión equivocada y los números así lo confirman. Seis derrotas seguidas en casa, 9 puntos de los últimos 36, 48 goles en contra para estar entre los cuatro equipos más goleados del fútbol profesional (sólo el Celta B, el Talavera y el Eldense han encajado más). Los datos son demoledores. Si las cosas fueron de una u otra forma, alguien debió aclararlo en su momento porque hoy las consecuencias están siendo devastadoras. Ampararse veladamente en que yo pedí refuerzos y no me los trajeron no es de recibo, señor Oltra. Y si fue así, ¿por qué no lo dijo en su momento? Qué bonito es ser complaciente y hombre de club para renovar después.
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