Navas tiene ganas. Durante dos años, el gaditano ha sido una pieza básica en los esquemas del Córdoba. Antes nadie se imaginaba a otro inquilino en la portería de El Arcángel. Ningún aficionado o periodista discutía su titularidad. Pero este verano todo cambió para el portero. Los rumores sobre su presunta implicación en un supuesto amaño del partido ante el Hércules; una pretemporada y un comienzo de campaña donde no estuvo a su nivel y la fractura de peroné que sufrió el 11 de diciembre ante el Betis cambiaron su suerte.

La semana pasada tuvo que volver a competir porque a Alberto García le molestaba el abdomen. Y aunque Navas comentó ayer que se vio "bien físicamente" y que sus sensaciones fueron buenas, lo cierto es que en los dos goles que encajó su equipo él no anduvo fino.

Al arquero le recordaron ayer en sala de prensa lo que pasó en Elche y no le sentó demasiado bien. Cuando le preguntaron si esos dos tantos encajados fueron "evitables", respondió con acidez: "Sí, yo creo que sí. El 90 por ciento de los goles son evitables. Desde el saque de banda, que no debería haber centrado, hasta que si yo salgo la despejo. Evitables siempre son los goles, tanto el primero como el segundo". Tampoco acogió con mucho agrado las preguntas sobre el peso que ahora tiene en el equipo. Navas tiene claro que "la situación no es la misma que hace un año o año y medio. Es normal". De hecho, recordó que "hace seis o siete meses ni me preguntabais, teníais claro que iba a jugar. No me hubiera gustado estar tres meses lesionado ni jodido de una rodilla, ni estar, porque cuando estás lesionado estás así, medio apartado del equipo". Al hilo de lo anterior, también se le interrogó sobre si se veía titular en Tenerife. "Vaya preguntita", espetó antes de recalcar: "No voy a pensar en que voy a jugar o en que no voy a jugar. Pensaré en que mañana hay entrenamiento, voy a venir y lo voy a hacer bien".

Precisamente el siguiente enemigo fue el último conjunto en el que militó Navas antes de llegar al Córdoba, pero ahora no es momento de sentimentalismos: "Espero que haga (el Tenerife) el peor partido de su vida, para que con poquito que hagamos nos llevemos los tres puntos. Y luego, que consigan todos los puntos que quieran para salvarse. Le deseo toda la suerte del mundo, pero en los 90 minutos... que gane el Córdoba clarísimamente".

También tuvo hueco el guardameta para analizar las aspiraciones pasadas, presentes y futuro, apostando por valorar la permanencia como todo un logro, toda vez que "tal y como está el fútbol es muy complicado incluso mantener la categoría. Y nosotros vamos a remolque, a trompicones".