Córdoba-Numancia | La crónica

Un sofocón para alargar el verano

  • El Córdoba salva un punto en los minutos finales de un partido loco en el que mostró importantes carencias defensivas

  • Sandoval tiene mucho trabajo por hacer con un equipo que necesita tener mucho más la pelota

Una de las jugadas del partido.

Una de las jugadas del partido. / Alex Gallegos

Olvídense de ola de calor y esas milongas que cada verano, como si fuera novedad, le asaltan desde todos los focos informativos. Si de verdad quieren saber qué es pillar un sofocón, sudar de lo lindo, pásense por El Arcángel, donde las emociones están garantizadas. Y desde el primer momento. Porque si el cordobesismo no hubiera tenido suficiente con todos los líos extradeportivos que han copado el interés en los dos últimos meses, la irrupción de la pelota sobre el verde no mejoró el panorama. En un partido loco, en el que los intentos de poner algo de orden llegaron siempre del lado visitante, el CCF salvó in extremis un punto sobre el que continuar la ardua labor de reconstrucción de un proyecto que apenas si ha empezado a caminar. Y que como quedó demostrado ya en el estreno, tiene todavía que dar muchos pasos para alcanzar, con éxito, el objetivo marcado.

De salida, la puesta en escena liguera demostró que Sandoval tiene mucho trabajo por hacer en este Córdoba. Algo lógico, dado que su aterrizaje llegó hace sólo tres semanas. Pero los puntos de hoy no se recuperan mañana, y la obligación, si toca, es echar horas extra desde ya. Los desajustes defensivos que ayer penalizaron al conjunto blanquiverde deben tocar pronto a su fin para evitar que los disgustos sean compañeros de viaje habituales. Y para ello, el camino más fácil quizás sea el de tener algo más el balón, no aparecer a merced del rival de turno corriendo en exceso. Fue así, con las apariciones de Aguado, Javi Lara o Jaime Romero para lanzar a los puntas cuando los locales se mostraron más fiables. Lástima que no fuera la tónica habitual en la batalla ante un Numancia que perdió una oportunidad de romper su mala racha en El Arcángel.

Porque como ya había avisado Sandoval en la previa, el cuadro soriano salió a mandar a través de la posesión, larga, pausada, con el talento ché Fran Villalba al mando. Pero la situación no resultó del todo incómoda para un Córdoba preparado para la brega, sabedor de que en sus circunstancias actuales correr y pelear un poco más que el contrario es una buena fórmula para sobrevivir. Ya luego, tras el pitido final, habrá tiempo para meterse en la sauna y tirar de relajación. Pero en el verde toca morir.

Con el equipo bien replegado en su medio campo, dejando hacer a su oponente, la primera llegada peligrosa fue blanquiverde, pero Javi Lara no supo dirigir su remate desde la corona del área ante la llegada de Escassi. Fue un oasis, pues el partido se volcó de inmediato hacia el portal de Stefanovic. El Numancia empezó a hilvanar pases para meter a su rival cerca de su área, aunque sin generar ocasiones claras. Y cuando las originó, ahí apareció el serbio. Primero a un remate de Guillermo con la testa tras ganar la posesión a Valentín, y ya avanzado el primer acto, y tras una contra lanzada desde un córner a favor, para repeler sin saber del todo bien cómo, un disparo de zurda de Alain Oyarzun.

Al Córdoba le costaba por momentos, sobre todo por su incapacidad para encontrar respiro en Jovanovic o Alfaro, y los problemas para enlazar de Aguado y Lara, fruto de la presión rojilla. Así, la estrategia, con un cabezazo ligeramente alto de Quintanilla, fue un buen método para decir algo en el partido, hasta que ya tras el primer parón técnico para sofocar el calor, y con ambos equipos más abiertos, aparecieron espacios. Ahí, sí se sintió más cómodo el cuadro blanquiverde, hasta el punto de adelantarse en el marcador con una buena combinación entre Jovanovic, Aguado y Alfaro que el serbio llevó a la red con la testa. Tras sentirse dominado gran parte del partido, al descanso el marcador sonreía a un CCF con enorme capacidad de mejora. Quizás con la ventaja...

Pero no. Nada más lejos de la realidad. El paso por los vestuarios mostró a un Numancia más ambicioso si cabe que pronto se encontró con una merecida recompensa. Tras un susto que la pierna de Aythami mandó a córner, una desaplicación en la marca de Vallejo permitió a Gutiérrez empatar. Y desde ahí, la locura. El Córdoba intentó reaccionar al golpe recibido y ese tirón de orgullo lo notó su rival, que por un momento replegó líneas, en parte obligado por las circunstancias. Javi Lara devolvió la ventaja con un golazo, pero cuando El Arcángel empezaba a sentirse de nuevo feliz aparecieron los regalos, a pares, en defensa para frustración de todos, especialmente un Sandoval que no se lo podía explicar en la zona técnica. Porque si díficil de entender era ver cómo Yeboah dejaba tirado a Javi Galán antes de burlar a Aythami y Stefanovic con su zurdazo, casi menos explicación tenía ver aparecer a Diamanka en el área con Aythami fuera de sitio para ceder a Alain Oyarzun y que el extremo marcara a puerta vacía. Todo en apenas dos minutos. De la alegría al desencanto.

Pero si algo ha demostrado este Córdoba de Sandoval en los últimos meses es su capacidad de sufrimiento extrema, de no rendirse jamás ante la adversidad. Y con esos argumentos, más los que el técnico le dio al equipo en forma de cambios (Jaime Romero y Piovaccari, especialmente), el equipo pasó a dominar, a tener por fin el balón con más continuidad, y a sentirse protagonista en el campo contrario. Aunque hubo que correr algún riesgo con las contras rojillas, era lo que tocaba ante tal adversidad. Y por suerte al final hubo premio. Tras un par de llegadas por la izquierda con Jaime, una desde la derecha de Fernández permitió a Aythami fijar las tablas y dar paso a unos minutos finales en los que Piovaccari tuvo en su cabeza la posibilidad de dejar los puntos en casa. Hubiera sido la leche, pero se cortó.

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