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Una ruptura ¿definitiva?

  • La operación de traspaso entre Carlos González y Jesús León queda suspendida por la desconfianza en el aval de los pagos

  • La propiedad exige "garantías legales suficientes"

Jesús León y Luis Oliver, en la rueda de prensa ofrecida ayer ante una gran expectación mediática.

Jesús León y Luis Oliver, en la rueda de prensa ofrecida ayer ante una gran expectación mediática. / jordi vidal

Parecía tan simple como estampar una firma y acabó complicándose sobremanera. La venta del Córdoba por parte de Carlos González a Jesús León saltó ayer por los aires minutos antes de rubricar en escritura pública el acuerdo alcanzado el 20 de diciembre. La desconfianza de González en los avales del segundo pago -de cinco millones de euros- pusieron un frenazo inesperado en la operación y añadieron una gran dosis de tensión al asunto, aunque ambas partes siguen sin dar por rota de manera definitiva una negociación que, claro está, costará retomar después de lo acontecido ayer.

El mediodía de ayer debía significar un cambio en la historia del Córdoba. A esa hora se citaron en una notaría de Madrid los González por un lado y Jesús León y Luis Oliver por otro. Los detalles de la operación habían quedado cerrados en el acuerdo sellado el pasado 20 de diciembre que, como ayer recordó León, incluía el borrador de la escritura pública que se iba a firmar. Sin embargo, la parte vendedora expresó sus dudas acerca de los avales presentados por Aglomerados Córdoba -la empresa de León y Oliver- para el pago de los cinco millones de euros que se iba a realizar el próximo mes de junio. Esa desconfianza hizo saltar por los aires el acuerdo, pues González exigió el pago al contado de los 8,5 millones de euros en los que se cifró el traspaso de las acciones, lo que dio al traste con la culminación de la operación.

Alejandro González se marchó de la notaría en la que se iba a cerrar el trato y los acontecimientos se sucedieron. Jesús León y Luis Oliver regresaron a Córdoba para, ya por la tarde, ofrecer una rueda de prensa en la que dieron su versión de lo sucedido. Azaveco, a través de la web del propio club, dio también su versión de una jornada surrealista.

En el comunicado que el Córdoba colgó en su página web, Azaveco detalló que "los cheques bancarios presentados no habían sido emitidos por Aglomerados Córdoba sino por dos sociedades terceras ajenas a la operación". Esas sociedades, según explicó el club, establecían como garantía para la devolución del préstamo la pignoración de las acciones del Córdoba. Es decir, que en caso de impago por parte de Aglomerados Córdoba del préstamo recibido para adquirir el control del club, las acciones del Córdoba pasarían a manos de esas terceras sociedades. Ese fue el punto que hizo levantarse de la mesa a los González, que pasaron a exigir el pago al contado de los 8,5 millones de euros acordados. Ante lo que Azaveco entendió como una variación en lo acordado, la propietaria optó por "paralizar la operación hasta que la parte compradora ofrezca de manera clara e inequívoca las garantías legales suficientes", por lo que instó a Aglomerados Córdoba a que "proceda de manera ordenada a materializar la compraventa de las acciones en las condiciones y las garantías pactadas de manera explícita e implícita".

Esa fue la contestación de Carlos González a la rueda de prensa de León y Oliver, en la que el empresario montoreño se mostró contrariado por los hechos acaecidos. León explicó que a última hora se les exigió "el pago al contado o el incremento de las garantías para el segundo pago", de cinco millones de euros, que se debía hacer el próximo junio, pese a contar con "dos pagarés a la orden del Banco Popular y de Bankia". Por todo ello, León pidió a González que "reconsidere la situación y que respete lo pactado", ya que "el no firmar hace mucho daño al club".

El montoreño no quiso dar por rota definitivamente la negociación y apuntó que "mientras haya posibilidades no me voy a cansar". De hecho, como pudo saber el Día, ambas partes mantuvieron contactos para reconducir la entente hasta minutos antes de la rueda de prensa de los compradores. León fue explícito al señalar que "en el momento en que me llame dejo todo y voy a firmar".

El escenario que se abre ahora para el Córdoba es desconocido. El límite para que la venta cristalice se sitúa en el 22 de enero, fecha de la Junta Extraordinaria de Accionistas, aunque todo lo que sea acercarse a ese día complicaría mucho los movimientos en el mercado de fichajes que León y Oliver consideran imprescindibles para intentar salvar al equipo del descenso a Segunda B.

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