Córdoba-Alcorcón · Crónica

La revolución acaba otra vez en decepción (0-0)

  • El Córdoba, que empezó bien y terminó desnortado, no pasa del empate y sigue sin conocer la victoria tras cuatro jornadas

  • El frenazo a la sangría defensiva, lo único positivo de una actuación otra vez sin continuidad

Piovaccari y De las Cuevas, con gesto serio al finalizar el encuentro.

Piovaccari y De las Cuevas, con gesto serio al finalizar el encuentro. / Álex Gallegos

Después de cuatro jornadas ya de competición, el Córdoba sigue sin ganar. Da igual que juegue con un sistema o con otro, que alinee a unos jugadores u otros, que el rival sea más vistoso o más pragmático, lo único cierto es que el conjunto blanquiverde continúa con el cero en su casillero de victorias. Y es así, en gran medida, por su propio quehacer. Al menos, ayer sumó un punto dejando por primera vez la portería a cero, que a fin de cuentas es de lo poco positivo que se puede sacar de una actuación de nuevo sin capacidad de continuidad, de más a menos, que supuso el cuarto sofoco del curso. Y no está la cosa para empezar a sufrir desde tan pronto, con los recuerdos del pasado todavía latentes.

Catalogado de final desde dentro del club, Sandoval encaró el partido a pecho descubierto, con una revolución en la convocatoria y en el once, que volvió a partir de una zaga de cuatro para dibujar lo más parecido a un 4-1-4-1, con Erik Expósito haciendo de referencia. Una decisión valiente, por la forma y por el fondo, con el claro mensaje de que, hasta que se demuestre lo contrario, es él el que manda en el vestuario. Se atrevió a mandar a la grada a un capitán sin brazalete como Aythami y se la jugó de nuevo con una medular con dos volantes de calidad para dar sentido a las transiciones. Pero la revolución acabó en otra dosis de decepción. Porque esto va de ganar, y el triunfo no llegó.

Y eso que el Córdoba expuso todo lo que tiene en una primera media hora más que decente. Con el balón pasando por los pies de Javi Lara y Aguado, el juego cordobesista tiene sentido. Parece algo de perogrullo, pero hay quién todavía mantiene dudas al respecto. La conexión de ambos permitió ver con cierta continuidad el balón cerca del área alfarera, entre otras cosas porque el planteamiento de Cristóbal Parralo, al menos de salida, estaba claro: estar juntitos en campo propio, proteger el arco y salir rápido apoyado en el juego de toque y velocidad de Nono, Álvaro Peña, Sangalli o Jonathan Pereira.

De un saque de banda pegado a la línea de fondo llegó la primera gran ocasión local. Jovanovic se hizo un hueco cuerpeando con su par y la puso al segundo palo para que Alfaro cabeceara por encima de Laure; Dani Jiménez se quitó el balón de encima como pudo, evitando el primero. El CCF estaba cómodo en esos momentos, pasada ya la fase de tanteo inicial. Jugando en campo contrario, los blanquiverdes siguieron apretando en busca del gol que les abriera una puerta hacia la tranquilidad. Y volvió a tenerlo, sobre todo tras un disparo cruzado de Javi Lara que el meta dejó muerto en el área; le cayó a Quintanilla, que con todo a su favor demostró que lo suyo es defender y la mandó fuera. Esa buena puesta en escena del conjunto local merecía una recompensa que también buscó por partida doble Jovanovic, primero con la testa, luego con el pie, sin encontrar complicidad en la fortuna en ambas ocasiones.

Pero a partir de la media hora de juego, el CCF fue perdiendo fuelle. Con el Alcorcón dejando hacer a Vallejo y tapando algo más a Lara y Aguado, los locales ya no llegaban con tanta soltura, a pesar de los intentos por abrir el campo de Fernández y Galán desde el lateral, o la insistencia de Erik Expósito por ganar algún balón en ventaja. Ese patrón permitió aún hasta el descanso que el partido casi se jugara por completo en el medio campo alfarero, sobre todo también por el cambio de actitud e intensidad en el juego sin pelota, una de las claves negativas de este mal arranque liguero. Aún así, la conexión entre Nono, Peña y Sangalli inquietó alguna que otra vez a la carrera, pero sin asustar de verdad.

Una situación que cambió de manera radical tras el paso por los vestuarios. Cristóbal ajustó conceptos y el equipo madrileño salió con una marcha más que el Córdoba, ya con menos frescura tanto de piernas como de cabeza, no fue capaz de contrarrestar. Ese desconcierto a punto estuvo de verse reflejado en el marcador, con una doble ocasión de Nono; en la primera no acertó a empujar un balón cruzado de Álvaro Peña y en la segunda su volea se fue a medio metro del poste de un Carlos Abad que empezaba a prepararse para trabajar tras una primera mitad muy plácida.

Con el equipo fuera de sí, desnortado, Sandoval no acertó tampoco con los cambios. La entrada de Miguel de las Cuevas por Javi Lara y el paso al más ortodoxo 4-4-2 no sirvió para variar nada, pues el Alcorcón siguió mandando en el centro del campo, ahora con más suficiencia aún al contar con ventaja numérica también. Piovaccari y el jovén Andrés Martín fueron las últimas soluciones desde el banquillo, si bien el problema no estaba en la falta de elementos ofensivos, sino en cómo llevar el balón a esos hombres de ataque en posición ventajosa. Era el último arreón, que casi sale bien si el juvenil empala un centro perfecto de Fernández al segundo palo que ya había dejado fuera de sitio al central.

Pero con el CCF volcado y sin un plan real para ganar fue el Alcorcón el que pudo llevarse los tres puntos ya sobre la bocina. Lo evitaron primero Carlos Abad con una estirada espectacular a tiro a la media vuelta de Casadesús y luego Quintanilla, que se interpuso en el intento de disparo a quemarropa de Borja Galán. Hubiera sido muy cruel, y más aún tras el enésimo intento de reacción con una revolución que terminó en decepción. Una más, aunque el cero en el marcador del rival sea un motivo para la esperanza.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios