CARLOS MARÍN. Batido. Un partido con menos trabajo del que podía esperar, pero aún así se vio batido antes de la media hora de juego. El almeriense sigue a buen nivel, aunque su equipo no es capaz de que su trabajo luzca.

JOSÉ RUIZ. Volcado. Mucho más suelto en ataque que en anteriores semanas, apareció bastante en el campo rival y sacó un par de buenos centros que sus compañeros no aprovecharon. Incluso lo probó al final con un chut que Mackay desvió.

JOSÉ ALONSO. Concentrado. Pese a empezar con algunas dudas, estuvo metido en el choque en todo momento y sin errores de bulto, más allá de la tibieza colectiva de su equipo en el gol de Quiles. Cumplió a buen nivel.

ALBERTO JIMÉNEZ. Multiplicado. Para Mosquera es el líder de la zaga y el hombre encargado de apagar todos los fuegos que encienden sus compañeros. Buen partido del canario, con errores, pero muy por debajo de sus aciertos.

EKAITZ JIMÉNEZ. Todo corazón. Cada partido que juega el vasco demuestra que el ostracismo al que lo sometió Germán Crespo era totalmente injusto. Si bien le cuesta acabar los partidos, tiene fuelle y corazón para dar más de una hora de buen fútbol a su equipo. Ante el Deportivo fue de los mejores, bien en ataque y metido en defensa.

CARRACEDO. Ansioso. La mala dinámica en la que lleva semanas está devorando a un futbolista que lo intenta todo, le pone todo el corazón del mundo, pero que no encuentra el camino del acierto. Una lástima, porque su voluntad no basta.

CABALLERO. Luces y sombras. Una vez más, acabó el partido mucho mejor de lo que lo empezó, quizás en parte por esa resistencia física que le permite mantener los esfuerzos durante los 90 minutos. Con el balón volvió a demostrar que es inoperante.

JAVI FLORES. Chispazos. El capitán, que no está en su mejor momento físico, dejó detalles de calidad, pero también estuvo ciertamente desacertado a la hora de dar ese último pase definitivo. En el segundo acto fue sustituido para el arreón final de los suyos.

KIKE MÁRQUEZ. Muy poco. Cierto es que escorado a la banda su juego se le complica, principalmente por la obligación de trabajar más en defensa, pero se le vio demasiado poco en ataque y, cuando apareció, estuvo bastante desacertado.

CASAS. Peleón. Voluntad toda la del mundo, sobre todo en el trabajo de presión que solicita Mosquera, pero lo cierto es que sigue lejos de ser ese delantero que hacía gol con tener una o a lo sumo dos ocasiones. Fue el primer sustituido.

WILLY LEDESMA. Sin tino. Apareció en zona de remate más que en los últimos partidos, pero la ansiedad por hacer gol le pesó hasta hacerle desperdiciar sus ocasiones. Su trabajo de repliegue y presión sigue siendo fundamental.

DE LAS CUEVAS. Gol con fortuna. El alicantino, como ya hiciera en Majadahonda, sumó buenos minutos y mejoró la cara de su equipo. Hizo un gol con bastante fortuna que sirvió a su equipo para empatar y creer hasta el final en la victoria.

SIMO. Desesperante. Perdió la práctica totalidad de los balones que tocó, y cuando no lo hizo fue porque se limitó a no arriesgar en el pase. Acabó por desesperar a los aficionados y a su propio entrenador, un Manuel Mosquera que lo ha relegado a la suplencia.

JUAN VILLAR. Alejado. Demasiado lejos de la zona de remate, el onubense intervino en el juego doblando balones a las bandas pero sin capacidad de remate en el centro posterior. Se le nota que físicamente no pasa un buen momento.

CALDERÓN. Retratado. Antoñito se encargó de demostrar que ha bajado el nivel de manera considerable, al sentarlo en la primera acción defensiva en la que el de Paradas intervino. Minutos de relevo a Ekaitz Jiménez sin influencia en el juego.

ARMANDO SHASHOUA. Personalidad. El mediocentro inglés mostró agallas y clarividencia para mover el balón con criterio en los minutos finales. Se le hizo corto el partido porque estaba mostrando buen nivel cuando llegó el final.