Córdoba CF - UD Sanse | La Crónica
  • Los blanquiverdes caen ante un Sanse que se benefició del caos final y de la poca puntería de los locales

  • Mucho tiempo después, ni el planteamiento de Germán Crespo ni los cambios posteriores funcionaron

Un jarro de agua fría (0-1)

Los jugadores del Sanse celebran su victoria, con los del Córdoba CF desolados. Los jugadores del Sanse celebran su victoria, con los del Córdoba CF desolados.

Los jugadores del Sanse celebran su victoria, con los del Córdoba CF desolados. / Miguel Ángel Salas

Escrito por

· Rafael Cano

Redactor

Ese amargo sabor de la derrota. La histeria al ver que el gol no llega. Esa decepción tras el pitido final del árbitro. Aquellas sensaciones felizmente olvidadas en El Arcángel volvieron de la forma más inesperada para el Córdoba CF, ante un Sanse que llegaba con piel de cordero y que demostró en el feudo cordobesista que la Primera Federación más que una liga es una trampa con 38 emboscadas que hay que ir sorteando. Y claro, algún día tenía que llegar el tropezón.

El Córdoba vio frenados de golpe todos sus registros y se dejó en el camino tres puntos que no suponen un drama pero que sí eran una oportunidad de lujo para estirar la dinámica positiva y seguir distanciando a los rivales directos. Después de subir a los cielos a base de triunfos, el golpe fue duro y habrá que saber asimilarlo para que se quede solo en eso, en una cicatriz que endurecerá el carácter del equipo.

La victoria suele tener muchas caras, pero en la derrota es más difícil asumir responsabilidades. El Córdoba bien pudo decantar de su lado el partido ante el Sanse si hubiera tenido más puntería en los primeros minutos, aunque también es cierto que por una vez en muchas semanas se pudo ver un planteamiento fallido desde el banquillo, agravado con la falta de efecto de los cambios en el segundo acto.

Las habituales novedades en el once inicial de Germán Crespo afectaron esta vez más al esquema que a los nombres. El técnico apostó por variar levemente su dibujo, haciendo coincidir a De las Cuevas y Kike Márquez por primera vez. La idea del granadino era la de atacar los espacios entre la defensa y la medular del Sanse, con Diarra como lanzador desde el mediocentro y los dos mediapuntas rompiendo al espacio, para lo que la movilidad de Sergio Benito también se antojaba importante de inicio.

Ante un rival obligado a cerrarse y buscar el contragolpe, bien valía la pena correr ese riesgo, pensaría Germán, y la idea le pudo dar a los blanquiverdes ventaja en el marcador muy pronto. No se había cumplido el minuto 10 cuando De las Cuevas conectó con Kike Márquez a la espalda de los centrales, pero el de Sanlúcar falló en lo que es su fuerte, la definición.

Al Sanse le costó aguantar el primer arreón de un Córdoba ambicioso que acaparó el balón y que ocupó bien los espacios libres aprovechándose de esa deslocalización de sus jugadores en la parcela ancha del campo. Los de Germán Crespo volvieron a golpear camino del 20'. Un balón en profundidad de Calderón lo corrió al espacio Sergio Benito, que batió a Pedro López con una vaselina perfecta. El tanto, sin embargo, no subió al marcador por un supuesto fuera de juego que las imágenes de la televisión ponían en seria duda.

Miguel de las Cuevas trata de controlar el balón entre dos jugadores del Sanse. Miguel de las Cuevas trata de controlar el balón entre dos jugadores del Sanse.

Miguel de las Cuevas trata de controlar el balón entre dos jugadores del Sanse. / Miguel Ángel Salas

Poco pareció importarle al Córdoba CF, que siguió a lo suyo y dispuesto a agarrar cuanto antes ventaja en el marcador. Calderón tuvo una doble ocasión que tampoco aprovechó De las Cuevas en el rechace. Demasiadas claras ocasiones marradas. Y eso empezó a pesar en el CCF cuando el Sanse se asentó y entendió que su partido estaba a la contra, tratando de explotar los espacios que el Córdoba aceptaba dejar a ambos costados de Diarra, demasiado solo para esa labor de contención en el centro del campo.

Los madrileños empezaron a salir algo de su cueva y a sacudirse la presión de un Córdoba que llegó a meter nueve jugadores en campo rival durante algunos minutos del primer acto. Con todo, las ocasiones seguían cayendo del lado local, con Carlos Marín como espectador privilegiado del partido. Antes de la media hora, Cedric Teguia caracoleó desde el costado derecho y, tras dos intentonas fallidas, remató con rosca sin que el balón cogiera puerta, por muy poco.

Perdido el fulgor de esa media hora inicial en la que el CCF es capaz de decantar tantos partidos, a los de Germán Crespo ya les costó más encontrar caminos claros hacia la meta rival. El balón seguía en poder de los blanquiverdes, pero el Sanse empezó a encontrarse más cómodo, cerrando espacios y aprovechando las imprecisiones de los locales para intentar salir al contragolpe. Tanto fue así que antes del descanso Arturo probó a Carlos Marín en una ocasión clarísima y Raúl Hernández también lo intentó en la última acción del primer acto.

Cabía esperar que Germán Crespo hiciera cambios en el intermedio, pero esta vez el técnico optó por persistir en su idea. Ahora bien, ni con el reposo consiguió el Córdoba aclarar la vía de ataque más dañina para el rival. El partido siguió por esa peligrosa deriva de que pasasen pocas cosas y el técnico blanquiverde no aguantó más. A la hora de juego, Javi Flores, Carracedo y Willy Ledesma saltaron al terreno de juego para dibujar un esquema más reconocible.

Adrián Fuentes trata de sortear a Rafa Navarro, del Sanse. Adrián Fuentes trata de sortear a Rafa Navarro, del Sanse.

Adrián Fuentes trata de sortear a Rafa Navarro, del Sanse. / Miguel Ángel Salas

Pero para entonces, el rival ya estaba crecido y al CCF le costó un mundo atacar con claridad. Pese a que Javi Flores agarró rápido la manija del partido, las decisiones en el área rival no terminaban de ser las mejores. Y eso que Carracedo trató de estirar a su equipo por banda derecha. Precisamente el catalán fue el que habilitó a Diarra en el 70' con un pase entre líneas que el mediocentro no supo definir ante la meta del Sanse.

Viendo que ese impulso desde el banquillo no daba resultado inmediato, Germán Crespo quemó las naves. Casas y Adrián Fuentes al campo para dar al equipo más presencia en el área rival y tratar de jugar de manera más directa. El choque entró entonces en una ruleta rusa, pues el Sanse no se estiraba demasiado, pero tampoco renunciaba a amenazar la meta de Carlos Marín.

El mazazo inesperado

Solo Javi Flores ponía algo de calma en el juego del Córdoba. El de Fátima inició una buena jugada que Carracedo le devolvió. Flores dejó pasar el balón y el remate de Willy lo repelió Pedro López, sin que Casas pudiera llegar a embocar el rechace. En cada acción disputada, los defensas del Sanse se desplomaban en una actitud bochornosa que tampoco el árbitro ayudó a cortar.

Y en medio de esa histeria colectiva al ver que el gol no llegaba, llegó el jarro de agua fría. Un despiste defensivo de Calderón lo aprovechó Ato para ganarle un duelo en el costado derecho del ataque del Sanse y sacar un centro raso que superó a Carlos Marín y que Borja Martínez empujó a gol.

El impacto para el público y para los propios jugadores fue tal que los minutos posteriores antes del pitido final se consumieron sin que los de Germán Crespo pudieran reaccionar. El día menos esperado y ante un rival que parecía propicio para alargar la enorme dinámica inicial, el Córdoba CF tropezó para ceder el liderato y aprender que en esta liga todos los equipos son mortales hasta que no se demuestre lo contrario.

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