Córdoba CF - Alcorcón | La Crónica

La reacción se queda a medias (1-1)

Kike Márquez pelea por el balón y la posición en el Córdoba CF - Alcorcón. Kike Márquez pelea por el balón y la posición en el Córdoba CF - Alcorcón.

Kike Márquez pelea por el balón y la posición en el Córdoba CF - Alcorcón. / Miguel Ángel Salas

Escrito por

· Rafael Cano

Redactor

El cambio que Manuel Mosquera debía traer al Córdoba CF no ha llegado con efecto inmediato. Los blanquiverdes mejoraron en cuanto a actitud y concentración, pero mostraron la misma carencia de ideas a la hora de atacar que ya se acusaba en la etapa final de Germán Crespo en el banquillo, unido además a cierto temor o conformismo que convirtió en un tostón el tramo final del choque. El Alcorcón tampoco ayudó, pues demostró firmar el empate desde que recibió el 1-1, y el CCF no pudo evitar la sensación de decepción con la que se marcharon los suyos.

No se le puede negar a Mosquera que, de partida, ha conseguido hacer del Córdoba un equipo algo más fiable. El listón estaba bajo, pero en la primera toma de contacto con la competición el técnico gallego pudo frenar esa sangría de concesiones de su defensa, que esta vez se vio golpeada por la mala fortuna de un rebote más que por sus propios errores.

En ataque, sin embargo, al Córdoba le sigue faltando mucho para ser aquel equipo que avasalló a buena parte de sus rivales durante los tres primeros meses de la competición. A falta de siete partidos para cerrar la temporada es lógico pensar que ya no se verá esa versión de los blanquiverdes, aunque la actual no está ni siquiera cerca. Y así todo es más complicado.

El cambio radical que el Córdoba CF buscaba con el relevo en el banquillo lo escenificó Manuel Mosquera en su primer once inicial. No solo pasó a jugar 4-4-2, sino que también hizo cinco cambios, propiciando la primera titularidad de Ekaitz Jiménez y devolviendo la confianza a hombres como Alonso, Kike Márquez o Caballero. El Córdoba mostró de inicio nervio y ganas de agradar, aunque los problemas para trasladar las ideas del técnico al terreno de juego no tardaron en aparecer. Algo lógico si se tiene en cuenta el corto espacio de tiempo que han tenido para trabajar bajo sus premisas.

Con todo, el conjunto blanquiverde trató de mostrarse rocoso en la presión en el centro del campo para contragolpear con velocidad y la profundidad que aportan los dos arietes. Esas fueron las intenciones de un equipo que se topó con la solidez del Alcorcón, un bloque que rara vez se descompone. Para colmo, las imprecisiones de Diarra en la medular dificultaron mucho las acciones ofensivas.

Pero lo peor estaba por llegar, porque a perro flaco todo se le vuelven pulgas. En una salida desde campo propio, el Alcorcón desmontó el entramado blanquiverde con dos pases. Javi Lara lanzó la jugada de los suyos a espaldas de Kike Márquez y Moyano apareció libre de marca en la frontal del área para recibir y sacar un disparo flojo que tocó en Alonso y despistó a Carlos Marín, hasta introducirse en su portería.

Kike Márquez y Moyano pugna por el balón en el Córdoba CF - Alcorcón. Kike Márquez y Moyano pugna por el balón en el Córdoba CF - Alcorcón.

Kike Márquez y Moyano pugna por el balón en el Córdoba CF - Alcorcón. / Miguel Ángel Salas

El gol fue un mazazo para el equipo de Mosquera, necesitado de estímulos positivos y titubeante ante los negativos. Ese golpe no hizo más que incrementar el nerviosismo de los blanquiverdes, que empezaron a desconectarse en defensa y por poco lo pagan caro. Porque una contra del Alcorcón la finalizó con un disparo desviado Pablo García, pero ni Alonso ni Ekaitz Jiménez cerraron el balón y Chiki disparó alto dentro del área local.

Pasaba el Córdoba por un mal momento y tuvo que agarrarse al juego directo, tratando de aprovechar las constantes idas y venidas de Willy Ledesma, generoso en el esfuerzo para ganar la bola y permitir la segunda jugada. Cuando más cómodo parecía el Alcorcón, los blanquiverdes encendieron la mecha con una jugada de calidad individual. Ekaitz Jiménez recibió con espacio en el carril izquierdo y sacó un centro medido al segundo palo que Willy puso con la cabeza en la escuadra de la portería visitante. Un chute de energía que acalló las primeras protestas de la grada y reactivó al Córdoba.

A partir de ahí, los de Mosquera parecieron creer más en la idea de su técnico y tuvieron sus mejores minutos, imponiéndose en la batalla física a un Alcorcón pegajoso y siempre bien ubicado sobre el terreno de juego. Diarra trató de resarcir su mala primera parte con un buen centro desde la derecha que Willy no alcanzó ante la salida de Jesús Ruiz. Al descanso, el Córdoba se marchaba repuesto del primer golpe del conjunto alfarero. Y esa era la mejor noticia posible.

Si la primera parte transitó con un ritmo lento, la segunda directamente pasó a jugarse casi en primera marcha. Ambos equipos miraron más en todo momento por evitar el error propio que por buscar el ajeno para volver a desnivelar el marcador. Y en ese contexto, el juego cayó en un trantrán cansino que aburrió al más optimista.

De ese letargo apenas salió el Córdoba con dos acciones de Kike Márquez, mucho más enchufado que en los últimos meses. A la hora de juego, el sanluqueño ganó un balón en el área y se sacó un centro alto que Willy Ledesma no cazó de milagro para empujarlo a gol. Poco después, de nuevo desde el perfil diestro, Márquez golpeó el balón en centro-chut y Jesús Ruiz lo despejó con mil apuros cuando ya se colaba.

Willy Ledesma cabecea a la espalda de Babin en la jugada de su gol en el Córdoba CF - Alcorcón. Willy Ledesma cabecea a la espalda de Babin en la jugada de su gol en el Córdoba CF - Alcorcón.

Willy Ledesma cabecea a la espalda de Babin en la jugada de su gol en el Córdoba CF - Alcorcón. / Miguel Ángel Salas

Del Alcorcón, hasta entonces, no hubo rastro, más allá de esa meritoria capacidad que tienen los alfareros para mantenerse como un bloque sólido y sin fisuras a pesar de caer en esos tramos tan largos de fútbol cansino y sin ritmo. Pero lo que es buscar el triunfo, ni por asomo.

Al minuto 70, Mosquera buscó alternativas para tratar de combatir la fatiga de los suyos y atacar en busca del triunfo. Con un triple cambio, el técnico pareció dibujar un 4-2-3-1 con De las Cuevas tras el punta y Simo tirado a la izquierda. Entre ambos amagaron en un par de acciones con reactivar a los suyos, pero el rival no concedió lo más mínimo y los blanquiverdes no estaban precisamente brillantes.

Pasado ese efecto gaseosa de los cambios, el choque volvió al ritmo decadente en su tramo final, provocando el hartazgo de la grada blanquiverde, que demandó a los suyos más ambición. El punto sumado sirve al Córdoba para recortar mínimamente la distancia con la quinta posición, al tiempo que el Linares se aleja en la sexta. La botella puede verse medio vacío o medio llena, aunque lo cierto es que el esperado efecto revulsivo que traía Manuel Mosquera se quedó, en su primer partido, a medias.

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