Córdoba CF

Raúl Bravo y su imborrable recuerdo del Córdoba CF: "El mejor año de mi vida futbolística"

Raúl Bravo abraza a Uli Dávila y Juanlu tras el ascenso del Córdoba CF a Primera División en 2014.

Raúl Bravo abraza a Uli Dávila y Juanlu tras el ascenso del Córdoba CF a Primera División en 2014. / El Día

En la historia del Córdoba CF hay jugadores que pasaron sin pena ni gloria por la entidad pese a permanecer muchos años en ella, pero también hay lugar para otros que, en apenas unos meses vistiendo la camiseta blanquiverde, dejaron una huella imborrable y quedaron también marcados de por vida por lo conseguido en El Arcángel. El ejemplo perfecto de ello es Raúl Bravo, el ahora exfutbolista que en la temporada 2013-2014 consiguió con el conjunto cordobesista el inolvidable ascenso a Primera División sellado en Las Palmas de Gran Canaria.

El que fuera canterano del primer Real Madrid de Florentino Pérez y relevo natural de Roberto Carlos en aquella millonaria plantilla en el club blanco logró con el Córdoba CF uno de los éxitos más importantes de su destacada trayectoria profesional y guarda un recuerdo imborrable de aquella gesta. Tanto es así que, años después de su retirada, el futbolista valenciano sigue hablando maravillas de su experiencia en El Arcángel.

En una extensa entrevista concedida a Relevo, el exfutbolista valenciano habla largo y tendido de aquel extraño curso 2013-14 que empezó muy mal para el Córdoba y en el que los problemas se sucedieron hasta desembocar en una milagrosa remontada que finalizó con el ascenso a la máxima categoría, en la que hasta la fecha es la última vez que el Córdoba CF ha pisado la élite.

Bravo no duda al ser cuestionado por su paso por el conjunto blanquiverde: "El mejor año de mi vida futbolística". "El título más saboreado y más disfrutado, el ascenso a Primera División para mí. Porque yo en el Madrid era uno más. Era un niño que llegó ahí, sin hacer ruido ruido, tal... En Córdoba era la cabeza del león. Y yo lo notaba y la gente me quería, y yo era un líder. Así lo demostraba en el campo, y jugaba todos los partidos. El míster me decía: "Escúchame, que no necesito que entrenes. Que tú, jugándome en los partidos como estás jugando, es que me da igual que no entrenes". Es que llegaba el partido y me mataba a correr, y no se notaba ni que tenía 33. Estamos hablando del año que subimos a Primera división con el tema ese de Las Palmas, que saltó la gente al campo…", recuerda Raúl Bravo en su conversación con Relevo.

Su complicada relación con Ferrer

Conocido en su época por tener un temperamento bastante complicado que le hacía chocar con algunos compañeros y entrenadores, Bravo no oculta que su relación con Albert Ferrer fue de todo menos amistosa. "Ahí empecé con el Chapi Ferrer a tener también... Ahí salía el Raúl Bravo style. Y ya empecé con peleas con el Chapi, mirándolo mal porque no me ponía, ya las caras largas en el vestuario… y me quitó. Después de toda la temporada de puta madre, en el play off me quita. Y en la vuelta de la semifinal me dice antes del partido: "Vas a entrar en la segunda parte, pero no sé si de central o de extremo izquierdo". Eso te digo yo que no se lo puedes decir a ningún jugador del mundo. Un jugador, jugándote una semifinal, ¿cómo te puede jugar de central o de extremo izquierdo? ¿Quién tiene esa cualidad? Puede haber uno, a lo mejor, pero eso no existe. Pues el tío, fíjate, que me puso de extremo y le salió redondo. Me puso de extremo, centro, segundo palo, gol de cabeza. Y llegamos a la final", recuerda sobre el tanto que facilitó la victoria en Murcia que metía al Córdoba CF en la final por el ascenso ante Las Palmas.

Esa relación de amor-odio con Ferrer continuó, por supuesto, en la ronda final por el ascenso: "En el primer partido en casa no me pone y llegamos allí a Las Palmas con un 0-0 en casa, y allí sí que me pone. Jugábamos el último partido ya para acabar la temporada y nos jugábamos el ascenso a Primera División. Y fíjate cómo es la vida, me dan un balón, me quiero girar y me viene Aranda por otro lado -mi mejor amigo, encima-, me roba el balón, la pone, chuta y gol. 1-0 y Las Palmas en primera. Bufff, ahí en vez de caer y pensar: "Madre mía, madre mía", subía a los córners con todo, iba diciendo: "Esto no puede acabar así". Yo sabía que no podía acabar así con el Córdoba".

El ascenso en Las Palmas

Del partido de vuelta en Las Palmas de Gran Canaria, el por entonces defensa blanquiverde tiene aún un recuerdo nítido de lo sucedido en la jugada que dio el ascenso a los blanquiverdes. "Última opción, pase largo de Pelayo y soy yo el que chuta. La para Barbosa y el balón ya entraba. Llega Uli Dávila y la empuja en la línea. Bueno, lo mete él el gol, pero que yo estaba ahí dándolo todo otra vez. Imagínate el árbitro. Ve la gente y... pi-pi-pi. Es que no deja ni que llegue el balón al centro. Final. Para mí Córdoba es…", cuenta con emoción el futbolista.

Ese fue su último partido con la camiseta del Córdoba CF, el número 31 para él de una temporada para el recuerdo que no tuvo continuidad en Primera División por su mala relación con el entrenador, Albert Ferrer. "Luego, el año siguiente, igual. Subimos a Primera, pelea con el míster y no quería que estuviera ahí. Y me tuve que ir. Y me fui a Grecia otra vez", recuerda Raúl Bravo, un futbolista que ganó una Liga de Campeones, dos ligas en España y tres en Grecia, pero que recuerda su paso por el Córdoba CF como la etapa más bonita de su privilegiada trayectoria profesional.

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