Vuelven los problemas clasificatorios para el Córdoba CF. El conjunto blanquiverde pagó caro su escaso empate ante el Ceuta al ceder la quinta plaza de la clasificación en el Grupo I de Primera Federación, viéndose relegado por primera vez en todo lo que va de curso de la zona de privilegio, como consecuencia de una dinámica preocupante a la que ni el cuerpo técnico ni los jugadores son capaces de ponerle remedio.

Después de un curso pasado de paseo militar por la Segunda RFEF, en la que el Córdoba lideró la clasificación de la primera a la última jornada, los blanquiverdes han aguantado 26 jornadas cumpliendo el objetivo marcado para esta campaña por la dirección del club. En la 27, después de 60 jornadas en puestos de privilegio, el Córdoba se ve fuera de su hábitat natural en estas categorías, obligado a reaccionar y a ser mejor que al menos uno de los rivales que ahora le superan en la clasificación para evitar que la temporada termine con una mayúscula decepción.

Porque lo cierto es que, aunque la tendencia hace semanas que viene mostrando hacia dónde caminaba el equipo, a Germán Crespo siempre le han acompañado hasta ahora los números. El técnico se aferraba al clavo ardiendo de la clasificación para argumentar, no sin razón, que el equipo seguía instalado dónde preveía estar, peleando por el ascenso con más o menos garantías, pero en la pomada.

Hace semanas que el técnico granadino parece asumir que el reto del ascenso directo ha pasado a mejor vida. Pese a dominar la competición durante 14 jornadas, la caída de los números del equipo cordobesista alejaban ya un objetivo que el club trató de buscar con refuerzos en el mercado invernal, pero para el que ha demostrado no estar preparado. Ahora bien, salir de la zona de play off es algo muy distinto a ver como el primer puesto se escapa.

El Córdoba tiene 11 jornadas todavía por delante, con 33 puntos en juego para revertir su dinámica. Este complicado escenario que ahora tiene por delante Germán Crespo para cumplir con las exigencias mínimas de la entidad es algo nuevo para el granadino, al que por suerte le ha soplado el viento a favor durante el algo más de curso y medio que lleva al frente del equipo (obviando su interinato en el final de la campaña 2020-21).

La crispación de Germán Crespo

Quizás por eso al preparador blanquiverde se le vio algo más nervioso de lo habitual en la banda, protestando las decisiones arbitrales de un Muñoz Piedra que también puso su granito de arena para soliviantar a unos y a otros. Pero no fueron solo las decisiones arbitrales las que sacaron de sus casillas a Germán Crespo, al que también se vio bastante enfadado durante varios momentos del partido. Una de las más evidentes, ya en el tramo final, fue cuando llamó la atención a Marco Camus para exigirle más intensidad, algo que luego remarcó en la sala de prensa sin tapujos ni cortapisas para poner en el disparadero a algunos de sus jugadores. Un extremo que, por cierto, no es la primera vez que se da.

Crespo se agarra a la tabla y remarca que su equipo "sigue ahí", sin reparar en que a falta de 11 jornadas el objetivo mínimo ya está en serio peligro y la dinámica de los suyos no invita precisamente al optimismo. ¿Tiene tiempo el Córdoba para reaccionar? Por supuesto, concretamente 11 semanas. ¿Está capacitado este técnico para hacer que su equipo reaccione? En la respuesta a esa pregunta quizás esté la clave de este tramo final de temporada para un equipo que encara la fase decisiva del curso fuera de sus mínimas expectativas.