Christian Carracedo (L'Hospitalet de Llobregat, 1995) ha llegado al Córdoba CF en un momento "óptimo", de madurez en su carrera, dispuesto a "darlo todo" por una entidad que él mismo reconoce como un "club histórico" y que comparte identidad con el origen andaluz de su familia. El extremo catalán, uno de los primeros fichajes cerrado por la dirección deportiva para esta temporada y último en presentarse ante los medios -a la espera de encontrar un sustituto para Hayland Jankins-, espera "conseguir los objetivos que tiene marcados el club y ayudar en todo lo que pueda".

Con el 23 a la espalda y la nueva elástica de la 22-23, ha saltado al césped de El Arcángel para dar unos toques al balón, aún perdurando la resaca por la victoria ante el Mérida (3-2) -apenas 12 horas antes- y de esa jugada personal que terminó en asistencia para el segundo gol de Cédric. La suya, no es la presentación al uso del jugador que aún no se ha estrenado, que despierta las incertidumbre por saber su encaje en el equipo, sino la de quien ya ha completado toda la pretemporada.

"Me encuentro más suelto, con más confianza", ha declarado ya en rueda de prensa sobre una adaptación dentro del campo que también lo está siendo fuera, "tanto con los compañeros, el cuerpo técnico, la directiva y la prensa". Su sintonía en la banda derecha con Carlos Puga de lateral ilusiona a la afición blanquiverde: "me entiendo muy bien", ha reconocido, aunque "en una plantilla con tanta calidad y de tanto nivel, hablar de duplas o de tridentes está de más".

Sobre las expectativas para la temporada, a dos semanas de que el CCF debute en la Primera RFEF contra el Unionistas de Salamanca en El Arcángel, Carracedo ha sido claro al asegurar que "el Córdoba va a competir" y que "puede luchar por todo", aunque aún están "en pretemporada y es un poco apresurado hacer pronósticos". "Tenemos una plantilla completa con todo tipo de registros, pocas plantillas se pueden permitir el tener dos jugadores por puesto del nivel que tenemos", ha resaltado.

Preguntado por su experiencia en la categoría -disputó las semifinales del play off de ascenso con el Linares ante 27.000 personas en Riazor, frente al Deportivo de La Coruña la pasada campaña-, ha admitido que siempre ayuda jugar con esa masa social detrás. Por eso ha pedido unión entre todos y ha destacado que "como se vive el fútbol y se aprieta en El Arcángel no se va a apretar en ningún estadio".

Al respecto de las opiniones positivas que han sonado sobre él, de otros entrenadores, el extremo se ha mostrado agradecido porque "siempre te ayuda a crecer que gente del mundo del futbol tenga esa expectativas en ti y tus condiciones, todas esas palabras de halago son para reforzar, me las tomo con humildad para seguir mi camino paso a paso y ser siempre fiel a mi manera de ver el futbol adaptándome a lo que pida el míster en cada momento".