Urbanismo

La restauración de los destrozos vandálicos en el Bailío costará unos 3.000 euros

  • La cruz apenas ha sufrido unos rasguños, pero la fuente se ha llevado la peor parte

El presidente de la Gerencia observa los destrozos causados.

El presidente de la Gerencia observa los destrozos causados. / E. D. C.

Arreglar los destrozos vandálicos causados en la fuente de la Cuesta del Bailío costará a los cordobeses 2.874 euros, según un informe realizado por el jefe de Arqueología de la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU), Juan Murillo, y la arquitecta del Servicio de Proyectos, Carmen Chacón.

El informe, que se ha enviado a la Policía Local para que lo remita a la Fiscalía, concluye que fue en la madrugada del 11 de octubre cuando se produjeron estos daños. El documento expone que se dispuso de una "eslinga o cincha", una especie de correa que se puso alrededor de la cruz, para después hacer fuerza de tracción con un vehículo a motor, tal y como indican las marcas que se encontraron en el suelo. Esto provocó que el extremo de la fuente, donde estaba anclada la cruz, se rompiera en dos partes.

La cruz, eso sí, apenas se ha visto afectada, a excepción de algunos rasguños. Sin embargo, lo que se ha llevado la peor parte ha sido el remate de la fuente, que deberá ser restaurada por un especialista. El hecho de que los dos fragmentos en los que se partió se dejaran allí permitirá su reintegración sin problema.

La Gerencia entiende que los daños provocados son "graves" y recuerda que la Cuesta del Bailío es un "espacio emblemático de nuestro Conjunto Histórico" que está dentro del Catálogo del Plan Especial de Conservación del Conjunto Histórico de Córdoba, cuya ficha establece un nivel de conservación estructural para todos los elementos patrimoniales en él ubicados. 

El informe de Urbanismo también hace un pocos de historia y apunta que la imagen actual del Bailío responde a una reforma que sobre la zona hiciera el Ayuntamiento de la ciudad allá por 1945. La clave de aquella reforma fue la peatonalización de la cuesta, ya que por la misma pasaban los coches que podían acceder desde la calle Alfaros hasta Capuchinos y Carbonell y Morand.

La fuente que ahora se ha destrozado se colocó ese mismo año y está confeccionada con la piedra caliza micrítica negra, procedente de las canteras de la Sierra, conocida en Córdoba como piedra de mina. Se encuentra adosada al muro que sirve de pretil a la pequeña explanada dispuesta ante la Casa del Bailío y a ambos lados la amplia escalera italiana que sustituyó a la cuesta se transforma en sendas escaleras convencionales que permiten el acceso a la calle Carbonell y Morand y a la plaza del Cristo de los Faroles.

En su estado original, la fuente se componía de un vaso moldurado de planta elíptica anexo a un frontis rectangular moldurado que se adosa al muro de contención de la pequeña plazoleta-mirador. Presenta dos volutas laterales y un doble remate tronco piramidal que sirve de soporte a la cruz de forja que lo remataba.

Mucho antes de su reforma en años 40 del siglo XX, esta parte de la ciudad era conocida como el Portillo de la Fuenseca  o de Ferrant Yñeguez, ya que se abría en el lienzo de muralla que separaba la Medina de la Axerquía en el momento de la conquista castellana de Córdoba en 1236.

Ante su estado de ruina y las quejas de los vecinos, fue demolido en 1711. La denominación de la cuesta deriva de la casa de la Familia Fernández de Córdoba cuya fachada tardogótica, atribuida a Hernán Ruiz II, le sirve de fondo junto al antiguo Hospital de San Jacinto. En la segunda mitad del siglo XVI perteneció a  Pedro Núñez de Herrera, gran bailío de la Orden de San Juan e hijo natural de Alfonso de Aguilar, del que tomó nombre la casa.

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