Cruz Conde, 12

Que parezca que hacen cosas

  • IU propone, a un mes de las elecciones, medidas sin consensuar en torno a los pisos turísticos mientras el PSOE pide tiempo pero nadie piensa realmente en el sector

Turistas en Córdoba.

Turistas en Córdoba. / Juan Ayala

No será esta la primera vez ni la última que se escriba en esta sección sobre el turismo y la necesidad de regular y potenciar un sector que, hoy por hoy, es una de las claves de la economía cordobesa. Esta semana ha estado también de actualidad al aparecer en escena otra vez el teniente de alcalde de Turismo, Pedro García, anunciando una medida a un mes de las elecciones sin contar sin el consenso político e incluso excediendo las competencias propias de la Gerencia de Urbanismo. No hace falta ser muy listo para darse cuenta de que la intencionalidad, más que salvaguardad el futuro del casco histórico, tenía más que ver con la cita con las urnas. 

La cuestión es que desde Urbanismo se quería suspender las licencias para apartamentos turísticos en la zona del casco histórico declarada como Patrimonio Mundial y también en el eje Ribera-Corredera. Lo mismo quería hacer con las viviendas turísticas. Pero aquí se ha encontrado otra vez con la posición de la Junta de Andalucía que le ha recordado que lo de los pisos turísticos es su competencia y que poco o nada tiene que decir la Gerencia pues no se necesita ni licencia.

El ridículo, del que también advirtió la Asociación de Viviendas Turísticas de Andalucía, ha obligado incluso a García a recular y dejar esa medida fuera del avance que pretende aprobar. No lo va a tener fácil, aunque eso ya lo sabe y, seguramente, es lo que pretendía, pues el PSOE ya ha dicho que no está de acuerdo con las formas en las que se pretenden acometer medidas de tanto calado. La alcaldesa, Isabel Ambrosio, mantiene que comparte las propuestas de su socio de gobierno pero, en su linea, pide más tiempo para llegar a una decisión consensuada (¿una mesa de diálogo, quizás?).

IU la acusa de estas al lado de las grandes fortunas y no junto a los vecinos y, bueno, pues  lo dicho, no nos sorprende teniendo en cuenta el perfil que cada uno le quiere dar a su campaña. Hace unas semanas fue el callejero y ahora el turismo. La brecha entre PSOE e IU es evidente y aunque todas las apuestas apuntaban a una ruptura del  pacto antes de la cita con las urnas parece que el guión será el de la bronca constante para atacar al contrario. 

Nadie pone en duda la necesidad que existe de regular la actividad turística y controlar  el número de negocios que se abren en el casco histórico. El riesgo de acabar siendo un decorado, la huida de los residentes ante la llegada de tantos turistas y, sobre todo, a las trabas para disponer de las mismas ventajas que un vecino de cualquier otro barrio de la ciudad. Pero esta situación merece un debate más serio.  

En primer lugar el gran problema del sector no son tanto los pisos o apartamentos turísticos que están reglados, sino los miles de anuncios a través de plataformas que escapan al control legal y económico y que supone una competencia desleal para el resto de establecimientos. En Córdoba, según estudios internos, prácticamente la mitad de las plazas que se ofertan no están declaradas, una situación que se agrava en estas fechas de temporada alta turística. ¿Cómo se puede combatir eso?  

En segundo lugar y, como ya se ha apuntado,  combatir la gentrificación –un concepto que aún no es un problema grave en Córdoba– no se soluciona  suspendiendo licencias de alojamientos turísticos. La situación es mucho más compleja y tiene que ver con los servicios públicos o la movilidad. 

Y, en tercer lugar, durante este mandato hemos oído hablar mucho de limitaciones a los pisos turísticos o de la implantación de una tasa. Y esto ha pasado mientras la llegada de turistas caía por primera vez en nueve años, dejando en evidencia las carencias de un sector que en la crisis ha vivido de la coyuntura internacional.

Pero, ¿quién está hablando de eso? De la necesidad de promoción, de incrementar la oferta, de lo que se está dejando pasar tras la declaración de Medina Azahara. Será que eso requiere de un debate serio, pausado, con perspectivas de futuro, mirando a largo plazo y no pensando en las elecciones del mes que viene. Y así nos hemos pasado cuatro años hasta que en el último minuto han arrancado las ganas de hacer cosas. O de que parezca que hacen cosas.

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