Empleo

El número de ninis en Córdoba desciende a la mitad en siete años

  • Según datos de la EPA, en 2019 hay 19.800 jóvenes sin trabajo y que no se encuentran cursando estudios

  • La tasa de paro juvenil se ha reducido, aunque se mantiene elevada

Jóvenes estudiantes en un aula

Jóvenes estudiantes en un aula / El Día

Córdoba ha visto como se reduce considerablemente el número de ninis en la provincia desde el año 2012, cuando se alcanzaron los 41.800 jóvenes de entre 16 y 29 años que no trabajaban ni cursaban estudios, según datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) a través de la Encuesta de Población Activa (EPA).

En el segundo trimestre de 2019 se contabilizan 19.800, cifra similar la que cerró el registro de 2018 y más positiva que los datos de 2007 (23.000). Los años de crisis económica han tenido un gran impacto en la tasa de ninis en todo el país, y Córdoba supone un ejemplo más de las dificultades que tienen los jóvenes con el empleo, dado que en este grupo se incluyen aquellas personas que han concluido sus estudios –incluso universitarios– pero que no han podido acceder a un puesto de trabajo.

Como se ha citado, en 2007 había un total de 23.000 jóvenes en paro y sin estar matriculados en ningún tipo de enseñanza, datos que mejoraban los recogidos a finales de 2006 con 28.100 ninis. No obstante, en los años siguientes esta cifra se elevó paulatinamente hasta alcanzar el máximo registrado en los últimos años en 2012, con 41.800 personas.

Esto supone más de el doble de los que hay actualmente en Córdoba. Desde entonces, cada año ha ido cayendo, aunque con mayor celeridad entre 2017 (26.500) y el presente año.

En Andalucía, el total de ninis es de 246.000 en el segundo trimestre de 2019, una caída con respecto a los últimos datos de 2018, con 248.900.

Este descenso sigue la tendencia que se refleja en los datos del paro juvenil a nivel autonómico, que en 2019 se encuentra en el 40,9%, muy por encima del porcentaje de 2006, que rondaba el 19%. Aunque en este apartado el INE no facilita los datos provinciales, se puede observar cierta correspondencia entre estos porcentajes y el número de ninis en Córdoba.

Si se atiende a la evolución de los últimos 13 años, en Andalucía el paro juvenil aumentó considerablemente en 2008, elevándose hasta el 32,2% –frente al 17,2% de 2007. Desde entonces la cifra ha subido escalonadamente hasta alcanzar el máximo en 2013, con el 68,1% de los jóvenes en situación de desempleo.

Desde entonces, excepto por un repunte en 2016 –con 58,8%–, el dato ha descendido hasta la cifra actual, aunque como se ha resaltado previamente, está lejos de recuperar las cifras anteriores a la crisis económica.

Hay que tener en cuenta los distintos perfiles de jóvenes que se engloban dentro de esta categoría (ninis), ya que a veces se otorga una connotación negativa a estos jóvenes al interpretar que se encuentran en esa situación por voluntad propia.

Parte de estos jóvenes sí que abandonaron sus estudios en alguna de las etapas iniciales, especialmente en Secundaria, bien por finalizar la educación obligatoria o bien porque al alcanzar la edad de los 16 años decidieron no continuar –incluso sin haber concluido los cuatro cursos de la Secundaria–.

Este es el caso más complejo para los jóvenes en situación de búsqueda de trabajo, ya que la falta de formación les impide cumplir los requisitos que las empresas solicitan para las contrataciones.

Otro de los perfiles que se engloba dentro de este grupo son aquellos que han completado una formación superior (ya sean ciclos de formación profesional o grados universitarios) pero no encuentran una ocupación laboral.

En su caso, el problema tiene más que ver con las preferencias de las empresas para el puesto al que opten o las dificultades para continuar con los estudios específicos.

En este sentido, los ciclos de formación profesional juegan un papel importante para el futuro laboral de los jóvenes. En primer lugar, porque sirve como alternativa a los estudios universitarios para aquellos que no deseen cursarlos, o incluso como un paso intermedio de especialización previa a los mismos.

En segundo lugar, las prácticas que se realizan en este tipo de educación y los conocimiento prácticos sobre los que se orientan los programas permiten que los alumnos concluyan estos estudios con muchas posibilidades de encontrar un puesto de trabajo específico, o incluso de mantener aquel en el que han realizado las prácticas.

Por normal general, los estudiantes matriculados en los ciclos de formación profesional suelen ser menos que los que optan por la vía del bachillerato, especialmente por la orientación hacía la prueba de acceso a la Universidad que tiene el segundo.

No obstante, datos recientes del Ministerio de Educación y Formación Profesional revelaron que, por primera vez, los alumnos de los ciclos de formación superior superaban a los matriculados en bachillerato, concretamente en 2.426 personas.

Con todo esto, está por ver si la disminución en el número de ni-nis se confirma en 2019 y se extiende al resto de años. Para ello, los datos económico y de ocupación deben acompañar. Además, en este mes de septiembre las cifras pueden variar debido a las diversas matriculaciones que se hacen con vistas al nuevo curso académico, además de los despidos por las contrataciones del verano.

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