Hostelería

"Caos" y división de opiniones en el estreno del pasaporte covid en los bares de Córdoba

Un camarero le pide el certificado covid a un cliente en la terraza del bar

Un camarero le pide el certificado covid a un cliente en la terraza del bar / Juan Ayala

Los cordobeses se tendrán que acostumbrar a llevar consigo el pasaporte covid que desde este lunes, 20 de diciembre y hasta el próximo 15 de enero, una vez terminada la Navidad, habrá que presentar de forma obligatoria para entrar en bares, restaurantes y discotecas de toda la comunidad andaluza.

Esta medida ha pillado en fuera de juego a algunos clientes y trabajadores que todavía estaban a la espera de recibir instrucciones para pedir el pasaporte covid a los más tempraneros que llegaban a la hora del desayuno. Una primera jornada que ha servido "de transición" para adaptarse a la norma y que ha estado marcada por el desconcierto tanto de unos que la ven con buenos ojos como de otros que siembran dudas sobre el efecto que tendrá.

Por ello, el Día se ha echado a la calle recorriendo algunos establecimientos del centro de la capital cordobesa para recoger las primeras impresiones que ha dejado la implantación de esta medida.

Andrés, del bar Solera, próximo a San Hipólito, ha tildado de "caos" la mañana en la que ha tenido que explicar a los clientes más habituales la normativa que entraba en vigor. "Está siendo un poco follón", ha señalado Manuela Jiménez, del Gran Bar de Las Tendillas, quien se ha referido a la confusión generalizada en la mayoría de bares que no tenían claro si pedir o no el certificado a los clientes de las terrazas que entran al baño o a comprar tabaco, o si tenían que poner a alguien en la puerta como si fuera un portero.

¿Y los clientes? "Casi todos los que han venido tenían el pasaporte covid", afirma Laura Garrido, del bar Don Pepe. Cada uno a su manera, muchas personas mayores lo han llevado en papel y el móvil, como Candelaria y su club de amigas -nonagenaria alguna- que desayunaban con normalidad en una de las terrazas del bulevar Gran Capitán. A pesar de que ya llevan el tercer pinchazo incorporado, "tal y como está la cosa, no apetece meterse dentro de un local", han contestado.

Pantalla del móvil de una encargada tras la lectura del código QR Pantalla del móvil de una encargada tras la lectura del código QR

Pantalla del móvil de una encargada tras la lectura del código QR / Juan Ayala

Sin denegar la entrada a nadie, Vicente, del bar El Poema, ha reconocido con rotundidad que la implantación de esta medida le ha hecho perder clientes que no estaban conformes o simplemente que les supone una pérdida de tiempo "para un café rápido". Y cuenta que el peor momento es "en hora punta, cuando tenemos que estar pidiendo documentación de identidad y código QR". "Yo no soy un agente de la autoridad", ha manifestado su disconformidad con una de las pautas de esta norma.

Problemas con la aplicación

Para colmo de encargados y empleados, la aplicación de Salud Responde ha dado fallos a lo largo de toda la mañana para poder realizar la lectura del código QR y también para usuarios rezagados que aún no se habían descargado el certificado de vacunación y se han encontrado una aplicación colpasada

Tampoco se han visto carteles en la entrada de los locales como exige la norma publicada en el BOJA extraordinario del domingo 19 de diciembre. "Estamos pendientes de hablar aún con la asesoría para que nos informe bien", ha afirmado Manuela, del Gran Bar. "Aunque se veía venir, me parece un poco precipitado por el poco tiempo que hemos tenido para prepararnos", ha señalado Laura, del Don Pepe, que ha tenido que prestar su móvil constantemente a los empleados porque era el único en el que funcionaba la aplicación.

Divisiones sobre el efecto en la vacunación

En el interior del bar Don Pepe estaba Dion Mebius, corresponsal en España y Portugal del medio neerlandés Volkskrant, al que le ha pillado por sorpresa el aviso de uno de los empleados que le ha pedido el certificado. Mebius deja a un lado sus vacaciones en Córdoba para analizar el efecto que puede tener esta medida usando el ejemplo de su país como referencia: "En Países Bajos ya estaba el QR como medida para entrar a los locales desde hace tiempo y los medios han recogido testimonios de personas que han reconocido haberse vacunado para poder entrar en los bares con sus amigos y familiares". Por otra parte, "el alto nivel de vacunación que hay aquí en España puede poner en duda la eficacia de esta medida, mientras que en Holanda sí era necesario para que aumentara el número de vacunaciones".

Un camarero le pide el certificado covid a un cliente en el interior del local Un camarero le pide el certificado covid a un cliente en el interior del local

Un camarero le pide el certificado covid a un cliente en el interior del local / Juan Ayala

Frases escuchadas como "solo va a ser hasta el 15 de enero" hacen pensar a Andrés y Nati, del bar Solera, que esta medida no surtirá el efecto deseado en la vacunación "mientras no sea obligatorio en exteriores". Y, además, "ya tampoco da tiempo a ponerse las dos dosis de vacuna que dan la pauta completa", añade Nati. Por su parte, Vicente, de El Poema, cree que la medida sí tendrá efecto, pero será "a costa de la hostelería que ha sido utilizada como pantalla para obligar a que la gente se vacune, pudiendo hacernos perder clientes". Si sirve o no, se verá a la larga.

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