Carlos Arce: "En España, sin educación gratuita universal y sin sanidad pública, no hay clase media que valga"

Entrevista al delegado de APDHA en Córdoba

La asociación denuncia los discursos reaccionarios y de odio que han calado en un sociedad que "ha normalizado situaciones de vulnerabilidad"

Córdoba conmemora los 600 años del pueblo gitano: "Sin nosotros, Andalucía sería otra cosa"

Carlos Arce, delegado de APDH en Córdoba, posa en el patio de la facultad de Derecho de la UCO. / Miguel Ángel Salas

Desde 1948, cada 10 de diciembre se celebra el Día de los Derechos Humanos, una fecha crucial para reivindicar la dignidad de todas las personas por el simple hecho de ser humanas, sin distinción de raza, sexo, nacionalidad, origen étnico, lengua, religión o cualquier otra condición. En la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha) llevan 30 años defendiendo en Córdoba los derechos de los colectivos sociales más vulnerables a través de líneas de trabajo centradas en las personas migrantes, barrios de exclusión social, el feminismo, la solidaridad internacional, las personas presidiarias y en la sensibilización ciudadana, divulgativa y política. Su delegado en la provincia, Carlos Arce (profesor de la UCO), alerta de "la ola reaccionaria conservadora que está teniendo una incidencia enorme en la población joven" y que está mermando el bienestar de aquellas personas que son discriminadas por sectores de la población.

Pregunta.¿Estamos avanzando o retrocediendo en materia de derechos humanos?

Respuesta.Ahora que se habla tanto de la dictadura franquista, en comparación con hace 50 años, evidentemente hay avances incontestables. Hace días le enseñé a mis hijas una foto de las casas portátiles en las que vivían los cordobeses en la zona de El Arcángel. No se lo podían ni imaginar porque se ha avanzado mucho y eso desapareció. Sin embargo, de 15 años para acá aparecen los asentamientos chabolistas de personas rumanas y es algo que se ha normalizado por una lógica que se está reforzando desde la ultraderecha y de los movimientos reaccionarios, que es la del "nosotros y ellos". Construir un "ellos" y normalizar situaciones de vulneración de derechos en esas personas es más fácil que escandalizarnos. En 2022 se dio el culmen de la otredad racializada con la guerra de Ucrania: se tuvo una reacción con los refugiados ucranianos muy diferente a la que se tuvo con los refugiados sirios o con todos los que hay a diario en la frontera sur. A los blancos cristianos los metemos en los nuestros y en situaciones exactamente iguales que sufren "ellos", los vemos como amenaza. No me imagino a nadie yendo a Tarifa con su vehículo a recoger refugiados como se hizo en Ucrania.

P.¿Y a qué se achaca ese rechazo según la procedencia?

R.Los seres humanos siempre han tenido una prevención al desconocido, pero en esa realidad, cuando no había tal desinformación y fomento de discurso del odio con protagonismo del ámbito digital, el contacto directo desactivaba muchos de esos prejuicios. Según la última encuesta del CIS, el segundo principal problema que tienen los españoles es el fenómeno migratorio. Sin embargo, cuando tú le preguntas a las personas de forma individual, no han tenido problemas con personas migrantes. Es todo una construcción que no tiene nada que ver con la realidad real porque la gente convive sin problema. Hay que buscar la forma de desactivar ese constructo que no tiene nada que ver con la realidad.

P.¿Tienen importancia los medios de comunicación y las redes sociales en el fortalecimiento de ese constructo?

R.Los medios de comunicación tenéis una responsabilidad muy importante que a la vez es cada vez menor porque hay más canales de información. Los jóvenes no tienen en sus teléfonos las app de los diarios porque se informan por redes sociales, principalmente por Tik Tok. Es una herramienta que se basa en algoritmos que reproducen lo que considera que es más atractivo para el usuario y en el fondo hay intereses políticos y económicos en sus propietarios. Además, aunque hay medios de comunicación en esta red para dar seriedad a la información, hay muchos titulares que no son ciertos y hacen vinculación constante a discursos que se alimentan desde el odio, por ejemplo con el tema de la okupación, que, pese a no ser de interés para los jóvenes, ya saben más de ese tema que del acceso libre a la vivienda. Por eso hay que saber cómo informar por ahí y tener responsabilidad.

P.Hablando de vivienda, ¿qué diagnóstico hace de la crisis habitacional en Córdoba?

R.Una promoción de vivienda social amplia no se hace en Córdoba desde los años 90 cuando se terminó Moreras y alguna en el Guadalquivir. No cuenta la vivienda protegida, que es una gran mentira de la que las capas sociales más vulnerables ni se enteran. La única opción real de vivienda es social o de alquiler asequible, pero no hay una política pública que incida en el mercado de vivienda como estado, comunidad autónoma o ayuntamiento y tampoco se están tomando las decisiones normativas en el mercado libre para parar la especulación. En estos siete años de gobierno no ha habido una apuesta decidida a parar la subida del precio del alquiler, ni a la promoción pública de vivienda, ni a ponerle un cepo de verdad a la transformación de la vivienda en vivienda turística o en la acumulación en manos de grandes tenedores. Sin nada de eso obtenemos los mismos resultados: especulación, encarecimiento de la vivienda y dejar fuera del circuito a mucha gente.

Carlos Arce, delegado de APDH en Córdoba, posa en el patio de la facultad de Derecho de la UCO. / Miguel Ángel Salas

P.Y no solo los más vulnerables, cada vez la clase media tiene más difícil tener un techo.

R.Hay una capa de personas en situación de exclusión a la que le da igual que estemos en crisis o en bonanza porque la pobreza está enquistada. Un ejemplo es Córdoba con esas barriadas que año tras año repiten en el ranking de barrios más pobres de España da igual cómo estemos. A esas personas no les afecta la situación económica que haya. Ahora ha empezado el fenómeno de los trabajadores pobres. Gente que tiene un contrato precario y con lo que gana no puede acceder a una vivienda porque se ha convertido en un bien especulativo. Hay cuatro fundamentos en la inclusión social: educación, sanidad, vivienda y empleo. Si tienes vivienda, un nivel educativo mínimo adecuado, empleo y tienes cubiertos unos mínimos sanitarios, vas a vivir bien. Pero ahora, principalmente en materia de vivienda, eso se ha roto, no solo por los precios de la compra o el alquiler, sino por todos los requisitos que te piden para acceder a un techo. Y si encima eres una persona de origen migrante o gitana, es peor, pues inmediatamente cuando buscas una vivienda te derivan a otro tipo de barrios y te ponen muchas trabas.

P.¿Es positivo para los inmigrantes tener fácil acceso a esos empleos precarios que los españoles no quieren?

R.Hay necesidad no solo en el ámbito laboral, también en el demográfico. Hacen falta personas para que muchos países de Europa, como España, no se conviertan en un geriátrico a cielo abierto. Es una realidad incontestable que, si cada vez nace menos gente, deben venir personas para garantizar el relevo generacional. Ahora se pone el acento en aquellas profesiones menos cualificadas, pero la realidad es tozuda y en un tiempo harán falta personas también cualificadas. Todo ese discurso de que van a echar a miles de personas migrantes del país es mentira porque los propios empresarios están diciendo que es necesario que venga gente de fuera a trabajar. Nosotros también emigramos, ya sea para ser camareros en Reino Unido o para ser ingenieros en un país rico. La discrepancia está en cuáles son las condiciones en las que quieren esos empresarios que vengan migrantes.

"Con la desinformación han conseguido que un autónomo de Córdoba crea que tiene más intereses en común con Elon Musk que con una persona en situación de calle"

P.Aunque sea beneficiosa, ¿se debe controlar esa inmigración?

R.Como organización defendemos la libertad de circulación de las personas en la mayor amplitud posible y entendemos que eso no tiene que coincidir con el sentir mayoritario de la sociedad. Ahora bien, creemos que hay unos mínimos para que todas las personas puedan moverse de forma respetuosa. Los suecos, los húngaros, los rumanos, los chipriotas y los alemanes pueden venir a España por vías de acceso legal y segura y tienen acceso al mercado laboral. El problema viene de otros países en los que no existen esas vías de acceso y que deberían establecerse para que haya flujos migratorios sin que la gente se tenga que ahogar en el mar ni quedarse enganchada en vallas.

P.Además de ese rechazo más evidente, también hay mucha exclusión invisible.

R.La discriminación tiene múltiples manifestaciones, unas más visibles y chocantes como esos casos terribles en los que una noche le meten fuego a una persona sin hogar; y también mil formas más de discriminar que no las identificamos como discriminación. Es como el micromachismo y el machismo. En la facultad de Derecho, el 80% de alumnas son chicas y encima suelen tener las mejores calificaciones. Sin embargo, no ha habido ni una decana ni una rectora en la UCO y la mayoría de los despachos de abogados de la ciudad están encabezados por hombres. Esos techos de cristal son todavía mayores en la exclusión social. Otro ejemplo es que las personas empobrecidas tienen un porcentaje de sobrepeso mucho mayor que las personas que no son pobres porque la comida sana es muy cara y la comida basura es mucho más barata. Hay muchas manifestaciones de discriminación que no son tan visibles como una agresión racista u homófoba.

Carlos Arce, delegado de APDH en Córdoba, posa en el patio de la facultad de Derecho de la UCO. / Miguel Ángel Salas

P.¿La sociedad está lo suficientemente comprometida con el respeto a los derechos humanos?

R.Cuando transformamos a los pobres en "ellos" haciendo que no pertenezcan a nuestro ámbito, se invisibiliza la pobreza. Ese es uno los principales problemas. Otro es la hipervisibilidad negativa, es decir, cuando salen noticias negativas de colectivos vulnerables en los medios de comunicación hasta el infinito y, sin embargo, debates sobre las causas de la pobreza o las opciones políticas para integrar a los colectivos más vulnerables no aparecen. Solo se enseña la perspectiva paternalista, la caridad sin porqués. Prefiero que las personas tengan misericordia a odio, rechazo y criminalización, pero hace falta que esa buena voluntad se convierta en conciencia política. Hay una pasividad social en preguntar qué podemos hacer contra la pobreza y una insensibilidad absoluta en la criminalización.

P.¿Qué medidas considera urgentes para garantizar un avance real en derechos humanos en Córdoba?

R.Hay una parte muy importante de concienciación ciudadana. Con la desinformación y los discursos de odio han conseguido que un autónomo de Valdeolleros, de La Fuensanta o de Ciudad Jardín crea que tiene más intereses en común con Elon Musk que con una persona en situación de calle. Las políticas que le vienen bien a Amancio Ortega y a Elon Musk no son las políticas que le vienen bien a la mayoría de la ciudadanía. Si hay un "ellos" en la sociedad, realmente son los que tienen gran parte de la riqueza porque no tienen nada que ver con la mayoría de la población, aunque considero que nadie es "ellos" porque todos tenemos que convivir. Lo que hay que entender es la necesidad de tener una fiscalidad progresiva que ayude a mantener un sistema público de sanidad de calidad porque ahí nos va la vida a todos. En España, sin educación gratuita universal y sin sanidad pública, no hay clase media que valga. Da igual que ganes 4.000 euros al mes, porque si te tienes que pagar el tratamiento de un cáncer, estás muerto, y lo mismo con la educación de tu hijo desde Primaria a la Universidad. Si conseguimos concienciar a la ciudadanía sobre dónde están los retos sociales y se apuesta por un estado de bienestar realmente efectivo, va a ser más difícil que en determinadas capas sociales calen los discursos de odio.

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