La gloria de San Agustín

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  • Mucha gente no se puede imaginar la que se liaba en la Velá de la Fuensanta hace unos años, que era como si fuera otra Feria, pero en septiembre

Típicas campanitas de la Velá de la Fuensanta.

Típicas campanitas de la Velá de la Fuensanta. / Miguel Ángel Salas

Pues ya estamos otra vez aquí, en otro septiembre nuevo, que ha llegado como un rayo, que parecía ayer mismo cuando nos tomamos las vacaciones, qué barbaridad, que aunque siempre lo decimos, siempre vuelve a pasar. Y tela la calor que hemos pasado, pero tela, que no quiero ni acordarme.

Hemos pasado calor, pero de la buena; una cosa, que cuentan que Montoro ha batido no sé qué récord porque el termómetro se puso más rojo que un tomate de julio. Y es verdad que ha hecho calor, eso no lo voy a negar yo, pero como el de cualquier verano, me parece a mí.

Que levante la mano alguien de Córdoba que no recuerde calores más o menos parecidas, y hasta más grandes, de verdad, que no estoy exagerando. Y es que no tenemos memoria con la temperatura y creemos que la nueva siempre es la mayor que hemos sufrido, pero no, que seguro encontramos alguna igual, y hasta más alta, en el pasado. Eso es así, y no hay que darle más vueltas. Que tendremos veranos más fresquitos, o no, pero que en Córdoba siempre hace calor cuando llega este tiempo, nos guste más o menos, pero la cosa es así. Y algo parecido nos pasa con septiembre, que siempre llegamos despotricando, pero siempre es más o menos igual, que tampoco es un mes tan chungo como algunos quieren contar.

A mí me gusta septiembre, lo digo de verdad, sobre todo porque casi arranca con la Velá de la Fuensanta, que es una de las fiestas más cordobesas de cuantas tenemos, y no me canso de repetirlo, aunque este año no haya. Es que mucha gente no se puede imaginar la que se liaba ahí hace unos años, que era como si fuera otra Feria, pero en septiembre, pero tela. Y todos los nenes dando vueltas con nuestra campanita, anda que no me lo pasaba yo bien, pero bien.

Porque allí se juntaba toda Córdoba y algo más, una auténtica barbaridad lo bien que lo pasábamos. Seguramente por eso yo me alegro cuando llega septiembre, la verdad, que me acuerdo de esas cosas, y también, y hay que decirlo, porque nunca he trabajado, que no he tenido yo un trabajo estable, de todos los días, ya saben. Hombre, y eso hace, me parece a mí, que si no lo reconociera mal iba. En fin, que ya estamos de vuelta y eso también hay que celebrarlo, como casi todo en esta vida, faltaría más.

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