Alejado del gobierno municipal Rafael Blanco, ex portavoz socialista, la Gerencia Municipal de Urbanismo ha optado por acelerar su plan para evitar por los medios oportunos que Caballerizas Reales se vuelva a convertir en una zona de estabulación permanente de caballos. En primer lugar, el lunes se aceptará provisionalmente el plan especial Caballerizas-Alcázar, que no dará tiempo a quedar aprobado en la presente corporación pero que queda como caramelo en la puerta del colegio para que se lo zampe el próximo gobierno municipal. En segundo lugar, se ha encargado ya un pequeño proyecto para construir unas cuadras definitivas tanto para la Policía Local como para los caballos del espectáculo ecuestre junto al zoológico a pesar de que el propio Ayuntamiento está en proceso de adquisición de unas cuadras para las Caballerizas, encargadas por el ex delegado de Cultura que sigue al frente de Córdoba Ecuestre como máximo responsable de una organización semipública.
Los servicios técnicos de Urbanismo dedican menos de diez líneas de un folio para rechazar todas las propuestas de Córdoba Ecuestre, que reclamaba un programa de máximos que hiciese posible un uso ecuestre intensivo. El informe municipal asegura que, salvo una cuestión relativa al orden de preferencia en las inversiones, el resto de medidas que proponía Córdoba Ecuestre no son "de interés público".
Córdoba Ecuestre reclamaba en su alegación cambiar la filosofía del plan especial Caballerizas Alcázar, redactado desde un punto de vista de preservación patrimonial y arqueológica. Por el contrario, la entidad que en estos momentos gestiona el espectáculo ecuestre nocturno reclamaba, con carácter irrenunciable, poder edificar hasta un 20% de la superficie de los jardines del Alcázar para que se pudiera llevar a cabo la construcción de un picadero cubierto de grandes dimensiones en la Huerta de Caballerizas, que en el plan municipal se agrega a los actuales jardines de uso público. Ese porcentaje de edificabilidad hubiera permitido la creación de 20.000 metros cuadrados. También se rechaza expresamente la pretensión de Córdoba Ecuestre de que la actual avenida del Alcázar, en la Ribera, se convierta en un aparcamiento. El plan municipal pasa por recuperar la cota tradicional eliminando el antiguo trazado de la carretera nacional mientras que el colectivo ecuestre reclamaba usar la diferencia de cota para ejecutar el aparcamiento y utilizar la zona alta de éste para ampliar los jardines. El documento seguirá manteniendo que, de hacerse un estacionamiento en la zona, se haría bajo la actual avenida del Corregidor y bajo la atenta vigilancia de la Consejería de Cultura, que ha pedido dar su visto bueno a cada paso que se vaya dando.
La salida de los caballos de la Policía Local y del espectáculo ecuestre no es una decisión urbanística sino política. Urbanismo sigue manteniendo, aunque no lo pongan sus documentos de planificación, que las Caballerizas no deben servir para estos usos ganaderos teniendo tan cerca las instalaciones del zoológico, más alejadas de las viviendas. Se trata de una forma de ver la gestión del complejo. Córdoba Ecuestre entiende que todo lo que se haga en Caballerizas debe condicionarse a la programación de los actos con los equinos. Dicha alegación ha quedado también rechazada. En principio, Urbanismo mantiene su propuesta de que se reedifiquen las huellas de las antiguas edificaciones militares de la huerta y con unas limitaciones (no superar la altura de la muralla) aprobadas por Cultura, que Córdoba Ecuestre tildó en su día de inoperantes. La edificación más importante será la construcción de un graderío al aire libre a la que se le agregará un espacio libre de sesenta por sesenta metros para actos con caballos o personas.
Córdoba Ecuestre no es la única entidad a la que se le da con un canto en los dientes. La Oficina del Casco Histórico, dirigida por el arquitecto Pedro Caro, dedica su informe a rechazar propuestas casi por completo. Los vecinos de la zona han reclamado en numerosas alegaciones que la llamada huerta de Caballerizas, transmitida a la ciudad por la Diputación, sirviera en parte para localizar una serie de equipamientos sociales para el barrio del Alcázar Viejo, como un aparcamientos permanente. El informe entiende que no se corresponde con los objetivos del plan especial implantar una iniciativa de tales características dentro de un espacio catalogado como el conjunto Alcázar-Caballerizas. Eso sí, el informe rechaza la pretensión de algunos residentes de que se prohíban los espectáculos ecuestres. Entiende el documento municipal que la dimensión que se le proporciona a las Caballerizas es suficiente como para que se organicen iniciativas con animales y que se respete la normativa sobre presencia de animales en los cascos urbanos.
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