Integración

UCOIncluye: el programa que busca empoderar a los estudiantes con discapacidad intelectual

Alumnos del programa UCOIncluye durante una clase. Alumnos del programa UCOIncluye durante una clase.

Alumnos del programa UCOIncluye durante una clase. / Miguel Ángel Salas

Escrito por

· Lourdes Chaparro

Redactora

Adrián Pérez Regadero quiere ser celador y, en ello está. A sus 22 años, este vecino del barrio de Fátima se ha preparado a conciencia para conseguir plaza como celador y trabajar. Cuánto antes, mejor. Para ello, ha realizado cursos de 500 horas y espera en que salgan las plazas para optar a una de ellas. Su caso es el de cientos de jóvenes cordobeses que quieren acceder al mercado laboral, salvo por la diferencia de que tiene discapacidad intelectual.

Sin embargo, esto no le ha supuesto ningún impedimento para seguir con su vida y formarse cada día. Ese empeño, le ha llevado a formar parte del programa UCOIncluye, un curso gratuito orientado a mejorar la empleabilidad de sus participantes, así como a proporcionar una experiencia plena de inmersión en la vida universitaria y que ya ha cumplido tres años en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Córdoba (UCO).

Adrián es alumno de la segunda promoción de este programa, pero mantiene el vínculo con la facultad y subraya a el Día la importancia de haber formado parte de la experiencia, dado los beneficios que ha obtenido. Claro al hablar, el joven asegura que "uno de mis sueños era llegar a la Universidad y lo he conseguido". "He conseguido socializarme mejor, hablar más con la gente, hablar mejor, porque antes me costaba un poquillo", confiesa.

Adrián Pérez Regadero, alumno de la segunda promoción de UCOIncluye. Adrián Pérez Regadero, alumno de la segunda promoción de UCOIncluye.

Adrián Pérez Regadero, alumno de la segunda promoción de UCOIncluye. / Miguel Ángel Salas

Pero antes de ser alumno de la UCO, Adrián hizo Educación Secundaria, hasta segundo curso, para continuar con un ciclo de Formación Profesional de Jardinería, a través del que obtuvo el ansiado título de Secundaria. En esas estaba cuando le salió la oportunidad de irse de Erasmus y a los 17 años se fue a Polonia un mes. "Me fui a a la aventura", recuerda, al tiempo que también reconoce que allí pasó hambre porque "en Polonia no se come bien". Terminada su estancia en Polonia, regresó a Córdoba e hizo prácticas de Jardinería en el Real Jardín Botánico.

Ahora, mientras espera a que salga la convocatoria insiste en los beneficios que le ha reportado pasar por UCOIncluye porque, según cuenta, "me ha servido para socializarme mejor, para empatizar y quitarme el miedo de hablar en público. Me ha gustado mucho".

"Porque tenga discapacidad no te tienen que poner una barrera, todos somos iguales. Nos ha costado trabajo llegar aquí pero aquí estamos", concluye. El joven tiene ahora como meta convertirse en celador y poder independizarse, porque vive con sus padres y con su hermano.

El origen

Fue hace ahora tres años cuando la UCO, a través de su Área de Inclusión y en colaboración con la Fundación ONCE, puso en marcha este programa. Sus participantes, un máximo de 17 personas, tienen entre 18 y 29 años y reciben una formación de 420 horas estructurada en cinco módulos: introducción a la vida en la Universidad, desarrollo personal, habilidades laborales, prácticum y un módulo transversal que incluirá deporte y actividades diversas. Entre ellos, hay distintos grados de discapacidad intelectual y otros tienen trastornos del espectro autista.

Su máxima responsable es Carmen Cruz Torres, directora también del área de Inclusión de la UCO, quien explica los objetivos del mismo. Uno de ellos es la mejora de la empleabilidad de este alumnado, mientras que otro, que es "muy necesario, es el de mejorar sus habilidades sociopersonales". "Buscamos que la gente gane en autonomía, se empodere, además de las clásicas habilidades laborales; creemos que eso mejora mucho las posibilidades de emplearse", añade.

A ambos objetivos se suma otro que es también de vital importancia, que no es otro que el de "proporcionar la experiencia plena de inmersión en la vida universitaria y conseguir que las personas con discapacidad intelectual también formen parte de la Universidad", apunta.

A su juicio, además, se trata de "un bien recíproco porque hace que la Universidad sea más inclusiva y que las personas que están aquí aprecien la diversidad, los talentos y las capacidades de todo el mundo y, a la vez ellos tienen la experiencia completa". "Decimos que venir a UCOIncluye no es meterse en el aula 16 a dar clase porque también hay que ir a la cafetería, a las actividades culturales, deportivas...", expone.

Carmen Cruz Torres, directora del programa UCOIncluye. Carmen Cruz Torres, directora del programa UCOIncluye.

Carmen Cruz Torres, directora del programa UCOIncluye. / Miguel Ángel Salas

Cruz Torres, además, hace hincapié en eso de aprender a sociabilizarse. "Algunos traen trayectorias de mucha dificultad por no encajar en un sistema que no está pensando para ellos", indica. Y eso, que "a priori, la Universidad sería el contexto más hostil. Sin embargo, muchos de ellos, hasta que no han llegado aquí no han sentido que han encontrado su hueco", destaca.

Por el momento, son 17 los alumnos que este curso reciben clases, aunque Torres reconoce que tienen mucha demanda, que hay lista de espera para acceder al programa. Sin embargo, lo de ampliar el número de plazas no lo contemplan por el momento, ya que "no podríamos dar lo que ofrecemos ahora".

La directora del proyecto insiste en las mejoras que ofrece esta formación y que es algo que las familias del alumnado ven "desde el primer momento". El alumnado, continúa, "despega en autonomía o personas que no salían de casa, salvo con su familias, vienen a la Universidad".

Mejora de la empleabilidad

Uno de los objetivos principales del programa es que estos estudiantes mejoren su acceso al mercado laboral. Es más, hacen prácticas de cien horas en empresas cordobesas y "no en centros especiales de empleo, sino en empresas ordinarias de la ciudad de Córdoba con la metodología de empleo con apoyo", apunta la directora del proyecto.

Para ello, hay una serie de preparadores laborales y "se parte del supuesto de que todo el mundo puede desempeñar un trabajo, pero lo que hay que buscar son las funciones en concreto que pueden desempeñar en función de sus talentos", aclara. Así las cosas, desde la Facultad se negocia con la empresa y "se busca una persona que sea un referente para el estudiante, que es su apoyo natural" detalla. A continuación, el estudiante empieza a trabajar con el apoyo del preparador laboral que se va retirando cuando ve que es autónomo. 

Si algo tiene claro Carmen, junto a las empresas, es que estos alumnos "son trabajadores responsables, puntuales, respetuosos y muy comprometidos". Y lanza un mensaje: "es importante que las empresas contraten, es lo que hace falta".

Con tres ediciones a sus espaldas, la promotora del proyecto echa la vista atrás para recordar cómo se embarcaron en esta aventura. Todo fue tras conocer el proyecto de Unidiversidad de la Fundación ONCE y es "un desafío para el profesorado universitario", ya que supone salir de su zona de confort a la hora de dar clases a estos estudiantes. Sin embargo, "todo el profesorado repite y está encantado", reconoce.

El voluntariado

Además de contar con el profesorado que se encarga de impartir las clases, el programa UCOIncluye cuenta con voluntarios. Se trata de alumnado de la propia institución académica que no tiene reparos en echar una mayo a estos compañeros durante el curso.

Uno de ellos es Óscar Montoro, que estudia el cuarto curso del grado de Educación Social en la UCO y que es voluntario del programa, además, uno de los voluntarios más fieles porque lleva los tres años seguidos prestando esta labor de manera desinteresada. 

Óscar Montoro, voluntario del programa UCOIncluye. Óscar Montoro, voluntario del programa UCOIncluye.

Óscar Montoro, voluntario del programa UCOIncluye. / Miguel Ángel Salas

Fue Carmen, la directora del programa y su profesora entonces, quien vio sus ganas de ayudar y "me propuso la idea de hacer este voluntariado". Además, para Óscar trabajar o ayudar a personas con discapacidad intelectual no le de daba reparo alguno ya que tiene un primo con Down y "y siempre me ha gustado tratar con él y estar con él; siempre he tenido vínculo con estas personas".

Además, reconoce que dentro de la Educación Social "una de las salidas es tratar con estas personas y lo veía como un nicho para mejorar mis habilidades a la hora de tratar con personas y que tuviese reflejo a salida laboral". El joven es uno de los veteranos del programa junto a otros dos compañeros y asegura que "lo que más me aporta es la gratitud con la que te miran, esas ganas y el hueco que te hacen en sus corazones". "Los abrazos son interminables y siempre te recuerdan", anota y, como prueba, informa de que mantienen el contacto con los alumnos de la primera edición.

Su labor consiste es incluirlos dentro de la vida universitaria, por ejemplo, que se relacionen con el resto de compañeros de la facultad y que no solo se relacionen entre ellos. Además, los voluntarios están con ellos en los descansos entre clase y clase y les acompañan en salidas de la Universidad. "Somos también su apoyo, su referente", expone.

También él ve la evolución que tienen durante todo el curso. "El primer día empiezan cohibidos, hablan entre ellos, pero conforme se va desarrollando el grupo y el curso ves los avances y que forman parte de la comunidad universitaria", concluye.

Habilidades emocionales

Julia Vacas es una de las profesoras que imparte clases a este grupo de 17 alumnos en Ciencias de la Educación. Docente del departamento de Psicología, se encarga de asignatura de habilidades emocionales. Una materia de vital importancia para estos estudiantes, en los que, según explica, abordan una introducción a las emociones, su reconocimiento en los demás y en ellos, cómo expresar las emociones y cómo ayudar a los demás.

Vacas reconoce que se trata de un grupo de estudiantes que llega al aula con "una carga emocional muy fuerte". "Es un grupo heterogéneo, algunos tienen mejores capacidades de expresión, pero todos tienen un funcionamiento cognitivo adecuado para seguir las clases", anota.

Este es el primer año en el que esta profesora imparte clases en el curso e insiste en que se trata de un alumnado que "tiene mucha carga emocional; han vivido situaciones emocionales muy estresantes y vienen con problemas internalizantes de ansiedad, es decir, con emociones muy intensas provocadas por situaciones sociales en muchos casos".

Sin embargo, y al igual que la directora del proyecto y el resto de integrantes coincide en señalar la importancia de que UCOIncluye siga en marcha por los beneficios que reporta, tanto al alumnado como al resto de la comunidad universitaria.

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