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Una Paloma vista con los ojos del corazón

  • La Paz y Esperanza ofrece a los discapacitados visuales la oportunidad de conocer a través del tacto a su titular mariana con motivo de su coronación pontificia

Concepción Gutiérrez toca el rostro de María Santísima de la Paz y Esperanza.

Concepción Gutiérrez toca el rostro de María Santísima de la Paz y Esperanza. / Juan Ayala

“Sus manos, las de la Virgen, parecen humanas, son especiales, son tan realistas esas rayitas y esas venas, parecen de verdad; me han impresionado, son manos que comunican. Y la cara es una maravilla. Es preciosa”, comenta Concepción Gutiérrez tras tocar a María Santísima de la Paz y Esperanza. Concepción es una de las participantes en la actividad La Paz, los sentidos de la fe, organizada por la hermandad de la Paloma de Capuchinos e incluida dentro del programa diseñado con motivo de la coronación pontificia de la imagen que realizara Juan Martínez Cerrillo allá por 1939.

“Como el lema de la coronación es Córdoba, corona de la paz, nosotros queríamos hacer partícipes de este acontecimiento histórico a toda Córdoba, a toda la Diócesis y a las más diversas realidades sociales; para la exposición Magna Por tu Cruz Redimiste al Mundo contacté con la Fundación ONCE para que las personas con discapacidad visual pudieran visitarla y se planteó también que durante los actos de la coronación pudiera haber una actividad dirigida exclusivamente para ellos”, detalla quien fuera comisaria de la exposición y que es vicesecretaria de la Hermandad de la Paz y Esperanza, Sarai Herrera. “Se trata de un acercamiento a nuestra titular más allá del sentido de la vista, a través de el tacto, del olfato”, insiste.

La Virgen ha bajado de su camarín y está a ras del suelo bajo la atenta mirada de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia y, al lado, su camarera, María del Pilar Moyano. Junto a ella, parte de su ajuar: la primera diadema que coronó su cabeza, sus manos primitivas, un llamador de su paso de la pasada década de los 70, su saya de la Inmaculada... además del incienso que llena de aroma sacro su estación de penitencia y unas velas ejemplos de las que pueblan su candelería cada Miércoles Santo, “y que son 100% de cera pura de abeja, lo que supone que desprendan un olor especial”, detalla Sarai.

María Dolores Perales, Concepción Gutiérrez y Virginia Ezquerra. María Dolores Perales, Concepción Gutiérrez y Virginia Ezquerra.

María Dolores Perales, Concepción Gutiérrez y Virginia Ezquerra. / Juan Ayala

Tras la bienvenida por parte del consiliario de la corporación, Francisco Martínez, y del hermano mayor de la misma, Enrique Jesús Aguilar, y de las didácticas explicaciones de Sarai sobre la historia “de esta Hermandad que nació en una época muy difícil, en la posguerra”, los presentes comienzan a agudizar sus sentidos del tacto y el olfato, primero sobre el ajuar y después sobre la imagen.

“Para las personas que tenemos dificultad a la hora de ver una imagen o una procesión, juega un papel muy importante la imaginación para ello, por lo que tocar y poder experimentar que lo que tú habías imaginado es a veces igual o a veces diferente de lo que habías supuesto, es una experiencia muy interesante”, comenta Concepción Gutiérrez.

“Independientemente de la religiosidad que tiene la imagen, se trata de una obra con un valor artístico muy importante que es digno de reseñar y de dar a conocer a un gran público. Y, sobre todo, permitir que personas como nosotros podamos hacernos una idea más fehaciente de la realidad, me parece que debería ser una puerta para el compromiso de otras entidades para que los discapacitados visuales pudiéramos tener acceso a tocar algo que es diferente imaginar aunque te lo expliquen”, defiende Concepción.

“A partir de ahora, veré la procesión de otra manera”, añade a quien le ha llamado la atención “la saya de la Virgen, esa costura con hilo que tiene un gran mérito, lo que significa que hay personas que tienen una sensibilidad especial, bien por sus creencias, bien por su arte”, sostiene. Las manos de la Virgen también han impresionado a Rafaela Luque. “La primera vez que las toqué, lloré”, cuenta.

Como Concepción, también vivirá la estación de penitencia de la Paloma de Capuchinos a partir de ahora de otra manera Virginia Ezquerra. “Tener la oportunidad de tocar a la Virgen hace que me haga una idea mucho más clara de cómo son las esculturas procesionales”, detalla. Coincide con ella María Dolores Perales, quien insiste en que “aunque sintamos especial la procesión, después de haberla tocado la vamos a vivir aún más intensamente; ha sido una sensación muy gratificante”.

Alberto Rey, ciego de nacimiento, no tenía una imagen previa de la Paloma de Capuchinos. “Al tocar la imagen, como es tridimensional, aprecio sus formas con el movimiento de los brazos, lo que me da una imagen más o menos de la Virgen que después sintetizo, pero no me pidas que reproduzca esa imagen, porque no puedo, tengo una idea de lo que he tocado, pero no de las formas al detalle”, cuenta.

Sarai Herrera da detalles de lo que van a tocar a los asistentes a la cita. Sarai Herrera da detalles de lo que van a tocar a los asistentes a la cita.

Sarai Herrera da detalles de lo que van a tocar a los asistentes a la cita. / Juan Ayala

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