Paco Luque | Escultor

“En Córdoba no hay ya galerías de arte en las que exponer y eso es una pena”

  • La necesidad de moldear, de expresar, le viene desde que era un niño, cuando creó su propio horno casero en su Santaella natal tras recoger barro y confeccionar sus primeras figuras

El artista santaellano posa para el periódico 'El Día'.

El artista santaellano posa para el periódico 'El Día'. / Miguel Ángel Salas

Creador atípico y singular, Paco Luque tiene la capacidad de persuadir no solo con su arte, sino que atrae a su atmósfera de “tranquilidad” a todo el que habla con él. Ahora vuelve a las galerías, concretamente a Granada, donde el pasado viernes inauguró En contacto, con nuevos trabajos sobre la relación de la sociedad con los teléfonos móviles. Sus conocidas figuras de mujeres con formas voluminosas son uno de sus sellos de identidad.

-¿Cómo se encuentra?

-Pues tal vez con algo menos de ilusión que antes, puede que por la edad, porque tengo ya 73 años y como digo a veces, soy demasiado viejo. [Ríe]

-¿Falta de ilusión en un artista?

-No, eso no. Digo ilusión ligado a la palabra obligación o compromiso. Yo antes, cuando preparaba una exposición, era algo extraordinario y ahora me lo tomo como algo que me obliga y preocupa cuando, por ejemplo, tienes un problema con el horno u otras circunstancias que llevan aparejada la organización de una muestra, en la que intentas presentar al público lo mejor que has hecho. Y ese compromiso del que te hablo es lo que más me cuesta en estos momentos.

-¿Por qué cuesta tanto que conceda usted entrevistas? Se prodiga poco.

-Tal vez porque soy algo apático para manifestarme, para escribir o pronunciarme, pero nada más. Cuando hablo con un medio me preocupa hacerlo bien, como es el caso de ahora charlando contigo, y probablemente tenga algo que ver con mi forma de ser. No soy muy amigo de exponerme demasiado. Y no es una cuestión de timidez, simplemente de respeto por querer explicar bien las cosas.

En la redacción del periódico. En la redacción del periódico.

En la redacción del periódico. / Miguel Ángel Salas

¿Y a usted qué le inspira a la hora de crear?

-Soy un observador. Me gusta ir mirando por la calle, fijarme en la gente, ver lo que hacen. Eso es lo que luego me sirve para mis creaciones. Tengo una anécdota de hace muchos años, cuando recién casado iba a la playa con mi mujer y se daba cuenta de que miraba con curiosidad a quienes allí estaban y se quedaba sorprendida. Ahora es ella la que me dice “Paco, fíjate en esa mujer o en aquella”, porque ha entendido lo que yo miraba. Siempre me han interesado más las personas que los paisajes.

-¿Y cuándo nace esa necesidad de dedicarse a la escultura?

-Pues yo creo que desde niño ya tenía esa inquietud. Recuerdo que en mi pueblo, Santaella, había un gran paredón en lo que ahora es el centro médico, en la muralla del Arenal. Cuando llovía, nos acercábamos hasta allí para coger barro y nos dedicábamos a hacer figuras con aquel material. Hasta el punto de que en la parte trasera de mi casa, hicimos un horno casero, en el que metíamos los que habíamos hecho. Así que creo que desde muy pequeño ya tenía la necesidad de hacer cosas y expresar a través de la escultura.

-¿Qué artista es para usted una referencia?

-Ninguno en especial, pero sí tengo gran admiración por muchos. Cuando me preguntan por ejemplo por qué hago mujeres con esas formas tan voluminosas y si me inspira Alberto Giacometti, yo siempre respondo que Giacometti me gusta mucho, pero su obra no me da tranquilidad, me pone nervioso. Y yo lo que quiero transmitir es precisamente eso, tranquilidad.

-¿Fernando Botero tal vez se asemeja más a usted?

-No, Botero tampoco. Las piernas de Botero son finas y va aumentando el volumen hacia arriba. En mi obra es al revés, el cuerpo va creciendo de arriba hacia abajo, con más anchura, que es lo que yo expreso. Pero buenos son cuestiones, como yo digo, muy personales y relativas, porque al final, cada uno tiene su visión y todos tenemos razón en lo que hacemos.

-¿Le molesta que se hable de “las gordas” de Paco Luque?

-En absoluto. En Santaella, donde está una escultura en la calle Arenal, me gusta que la gente diga que queda en las gordas. Y además hay muchas anécdotas, las patinas de los niños del conjunto escultórico están algo gastadas porque la gente las toca, les llama la atención. He visto hasta ponerle un paraguas en día de lluvia. Me gusta todo eso y que se hable de las gordas también. Para mí, todo eso va en consonancia con ese mensaje de que lo que yo pretendo con mis obras, que es transmitir paz y tranquilidad.

"No solo no me molesta, sino que además me gusta que la gente hable de las gordas de Paco Luque”

-En la ciudad se creó hace tiempo el grupo Córdoba Contemporánea, al que pertenecen creadores de diversas tendencias estéticas. ¿Por qué no está usted en ese colectivo?

-Pues no lo sé. Supongo que porque no han contando conmigo. Yo no tengo mala relación con ninguno de los artistas de ese grupo e incluso con algunos mi relación es buena y sigo de cerca lo que hacen. Pero bueno, no es algo que me preocupe ni yo me he sentido desplazado por nadie por el hecho de no estar en ese colectivo de artistas.

-¿Qué nivel creativo cree que hay en Córdoba en la actualidad?

-Córdoba tiene muy buenos artistas, por supuesto. Lo que yo ya no sé es si es una referencia porque el arte consiste en transmitir, exponer, en hacer cosas. Y Córdoba está ahora un poquito más serena respecto a otros sitios porque sencillamente en la ciudad no hay ya galerías donde exponer y eso es una pena. Desde que cerró hace años Carmen del Campo, prácticamente no hay nada en la ciudad. Yo siempre he expuesto en galerías, ya sea de forma individual o colectiva, pero ahora la situación en Córdoba es la que es, por lo que no hay posibilidades de para mostrar nuestro trabajo.

-¿Y exponer en salas públicas de la ciudad no le atrae?

-Pues no he estado porque nunca me lo han ofrecido y yo tampoco lo he buscado ni he tratado de hacerlo. Lógicamente, sí me gustaría exponer en Córdoba o hacer algo, ya que llevo mucho tiempo que no lo hago aquí, aunque se me plantearía el problema de decidir qué expongo.

-¿Por qué gordas y no gordos en su obra?

-Pues tiene su explicación. Para mí, la mujer vale más que el hombre, porque tiene más capacidades para salir adelante ante la dificultades. Tal vez tengo la experiencia de mi propia familia, ya que mi padre murió cuando yo tenía 11 años y mi madre fue la que sacó la familia adelante. Y como mi caso, hay muchos. Yo creo que aquello me marcó y me condicionó. En mis creaciones, la forma de la mujer va ensanchando desde arriba hacia abajo. En la base hay anchura porque es la base en la que se asienta todo. Eso es lo que quiero trasmitir.

-¿Se siente suficientemente valorado en su tierra como artista?

-Pues eso no te lo puedo decir. Querido sí me siento y de hecho hay muchas obras mías repartidas por toda España y también en el extranjero. Ese cariño sí lo noto y siento que me entienden. Me gusta interactuar también con los que vienen a ver mis obras, porque el arte es disfrutarlo. Y si tú sabes como espectador el por qué una obra se hace de una determinada, pues disfrutas más. Yo he participado en varias charlas sobre cómo es el proceso de fundición y lo explico lo mejor que sé por una razón, porque así valoras más lo que estás viendo.

-Dicen que los momentos de crisis como el actual generan inquietud, pero que también fomentan la creatividad.

-No siempre. En mi caso, como estuvimos encerrados tanto tiempo, he dedicado tiempo a los dibujos y algunos de ellos los llevo a la exposición de Granada y a la que estoy preparando para el Museo de Santaella. Durante el confinamiento me he dedicado a eso y he pasado por esa etapa que yo denomino estrés creativo, que es cuando no paran de surgir ideas y propuestas en tu cabeza.

En la zona de San Miguel de la capital. En la zona de San Miguel de la capital.

En la zona de San Miguel de la capital. / Miguel Ángel Salas

-Y su estudio es...

-Es mi territorio, donde yo me manifiesto. Yo ni siquiera lo llamo estudio, sino que en mi entorno familiar es el piso viejo, al que nos mudamos cuando vinimos a vivir a Córdoba, a Ciudad Jardín. Ahora, como puedes imaginar, está un poco desordenado por la organización de la exposición, pero sí, mi estudio espacio, donde me siento bien para trabajar.

-Usted ha sido maestro durante muchos años. ¿Hasta qué punto ha influido esa actividad en su faceta como escultor?

-Me ha marcado y me ha ayudado mucho en mi carrera artística. He estado 40 años en la escuela y no puedo contar ninguna mala experiencia. De hecho, los niños están muy presentes en mi obra y seguramente tenga mucho que ver esa vida como docente. La niñez nos marca a todos y esas experiencias que yo he vivido con los alumnos, el conocer su realidad personal y familiar, también me ha influido. Fíjate que los últimos años en el colegio siempre he estado con alumnos de Primero y Segundo, desde que comenzó a implantarse el modelo TIC en los centros, ya que, como yo digo, tengo alergia a todo lo que tenga botones.

"La mujer vale más que el hombre, porque tiene más capacidades para salir adelante ante la dificultades”

-¿Piensa parar alguna vez?

-Me gustaría tomarme unas vacaciones y ordenar algunas cosas e ideas. Pero retirarme no lo voy a hacer si es lo que estás pensando. Eso no. Y si me viene el estrés creativo del que te hablaba antes, pues tendré que perseguirlo y plasmarlo en mis dibujitos, como yo digo.

-Usted ha trabajado mucho la escultura en bronce. No sé si lo prefiere a otras opciones.

-Sí, porque me gusta. Pero si te soy sincero, creo que le tengo más aprecio a la terracota, por aquello que te permite dejar la huella y es más agradable tocarla, mientras que el bronce es más frío, aunque para mí es muy importante y lo valoro, porque ha sido muy importante en mi carrera como escultor.

-¿Se puede vivir del arte?

-Vivir solo del arte es muy difícil hoy en día. Yo, por fortuna, he tenido mi profesión y eso me ha ayudado, aunque siempre hubo quien me animó a dedicarme en exclusiva a la escultura. En mi caso, por mi forma de trabajar, hubiera sido muy difícil verme condicionado a la necesidad de crear algo porque necesito el dinero.

Paco Luque en la exposición 'En Contacto' en Granada. Paco Luque en la exposición 'En Contacto' en Granada.

Paco Luque en la exposición 'En Contacto' en Granada. / Jesús Jiménez Hita

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