Aniversario

75 años de la iglesia de las Margaritas de Córdoba: Una parroquia viva que crea comunidad

El párroco de la iglesia de las Margaritas, Antonio Caballero, delante del templo.

El párroco de la iglesia de las Margaritas, Antonio Caballero, delante del templo. / Juan Ayala

Hace 75 años que se levantó en Córdoba la iglesia de las Santas Margaritas, "una parroquia viva" desde sus orígenes que hoy en día sigue creando comunidad cristiana en los barrios de su feligresía: las Margaritas, la Colonia de la Paz y las Moreras.

La historia de este templo -inaugurado el 19 de marzo de 1949- está fuertemente unida a la de los párrocos que han pasado por ella y que han dejado huella en varias generaciones. Don Teodoro, don Carlos, don Moisés y don Antonio son los que más han marcado el recorrido de la comunidad formada en torno a las Margaritas.

Los mayores de estos barrios aún recuerdan a don Teodoro, uno de los primeros párrocos (si no el primero) que se encargó de este templo. Según cuentan, era muy bueno, ayudaba a todo el mundo y dormía en un camastro porque daba todo lo que tenía. "Es el primero que fue al extranjero a estudiar Biblia y vino con una gran preparación", explica Antonio Caballero, el actual párroco, que ya lleva 24 años en las Margaritas. Formó grupos de niños, de jóvenes y de adultos. "Sé que, por ejemplo, había grupos de secretarias", apunta el sacerdote. 

Otro de los más destacados es don Moisés Delgado, "un sacerdote muy activo que tuvo muchos cargos de responsabilidad en la provincia". Estuvo 30 años en esta parroquia y durante 15 años con él hubo un equipo de misioneros de la congregación del Espíritu Santo que se fueron en 1999. Eran mexicanos y ayudaron a dar más vida a estos barrios. Uno de ellos, quizás el más recordado, es Juanma Ayala. 

En esos años había un plan importante de evangelización, con muchos jóvenes y adultos entorno a la parroquia. Se formaron comunidades que se reunían todas las semanas y "había actos desde por la mañana, con misas a primera hora del día y diferentes actividades por la tarde", señala Caballero. 

Cuando llegaba el verano, siempre se hacían campamentos, eran "colonias que consistían en irse al campo a tener una experiencia de convivencia cristiana en la Casa de Emaús (en la Sierra de Córdoba), aunque también han ido a otros lugares como a Torrox", indica el sacerdote.

La parroquia en la actualidad

La parroquia, ubicada en el corazón de tres barrios humildes de la ciudad, siempre ha sido un ente vivo, pero "llegó un momento en el que yo me quedé solo o casi solo", explica don Antonio, que es originario de Villanueva del Duque y antes de llegar a las Margaritas estuvo como sacerdote en Aguilar de la Frontera y Bujalance.

A esto se suma que "en la evolución social y cultural que ha habido en España lo religioso no ha ido a más". Esto ha provocado que disminuyan de forma drástica las bodas e incluso los bautizos. "Para el número tan grande de personas que vive en estos barrios no hay muchos bautizos", apunta. Y también ha bajado el número de comuniones porque "los niños se van a otras parroquias o la hacen con el colegio".

Interior de la iglesia de las Margaritas. Interior de la iglesia de las Margaritas.

Interior de la iglesia de las Margaritas. / Juan Ayala

Otro de los factores que ha influido de forma negativa ha sido la pandemia porque la gente "tiene más precaución a la hora de reunirse". Antes de que llegara el covid-19 "teníamos asambleas en varios pisos cada 15 días, reuniones a las que iba alguien de la parroquia y los vecinos de uno o varios bloques tenían un rato de oración y se estudiaba algún tema de interés para un grupo de cristianos; pero eso ya se ha acabado".

La pandemia se ha notado en la asistencia a misa: los sábados por la tarde y domingos por la mañana sí hay más feligreses en la eucaristía, "pero en proporción a las personas que viven en estos barrios es una minoría". 

Por ejemplo, un domingo en misa, la mayoría de los asistentes son personas mayores, algunas familias y pocos niños. "Nosotros no obligamos ni pasamos lista para que los niños de la catequesis vengan a misa", aclara, al contrario que en otras iglesias en las que dan una cartilla de sellos. "Yo tengo que poner sellos a algunos niños que vienen, aunque no me gusta", confiesa don Antonio. "Mi forma de hacerlo no da mucho resultado, pero yo no creo en lo impuesto: Si uno en un sitio no está libremente, porque lo haya descubierto y lo necesite, eso sirve de muy poco", aclara.

Actividades para niños y adultos

A pesar de ello, la parroquia de las Margaritas sigue siendo muy activa. Hay grupos de catequesis de niños y de adultos, comunidades cristianas, un equipo que todas las semanas prepara la eucaristía del fin de semana, las Cáritas parroquiales (que atienden a unas 70 familias) y el Centro de la Mujer.

La parroquia también tiene una sala de lectura en las Moreras para que por las tardes los niños vayan a hacer las tareas, leer, hacer actividades con el ordenador y jugar porque al lado hay un parque.

La sala acoge a unos 15 o 20 menores al día, aunque no siempre van los mismos. La intención es que haya continuidad en la asistencia para que los monitores puedan hacer un seguimiento. 

Reunión de una de las comunidades cristianas de la parroquia de las Margaritas. Reunión de una de las comunidades cristianas de la parroquia de las Margaritas.

Reunión de una de las comunidades cristianas de la parroquia de las Margaritas. / Juan Ayala

Estas actividades se llevan a cabo gracias a la implicación de muchas personas  porque "de párroco estoy yo solo", incide Antonio Caballero, que calcula que puede hacer alrededor de un centenar de voluntarios.

Las Margaritas cuenta con un Consejo Pastoral, algo que "no hay en todas las parroquias". Se trata de un grupo de personas que representan a los diferentes ámbitos que abarca la iglesia: Cáritas, la catequesis, el consejo de economía... Se reúnen una vez al mes y, además de poner en común la actividad que han realizado, programan los actos que se van a hacer en las celebraciones destacadas como la Semana Santa, la Navidad o ahora en el 75 aniversario.

Toda esta vida es posible gracias al gran espacio dedicado a salones, que son la "envidia" de otras parroquias. Además, son totalmente accesibles para niños, mayores y personas con movilidad reducida.

Lugar de encuentro para mujeres

Hace 25 años se creó en esta parroquia un Centro de la Mujer al que cada día acuden decenas de ellas para encontrarse, salir de casa para distraerse y conocer a otras personas. Las monitoras que imparten los diferentes talleres también son mujeres para que se sientan más cómodas.

Se abrió con motivo del 50 aniversario de la iglesia y tuvo una gran acogida desde el principio. Ha habido épocas en las que ha habido más de un centenar de mujeres apuntadas a los talleres y en la actualidad hay unas 70.

Taller de teatro en el Centro de la Mujer de las Margaritas. Taller de teatro en el Centro de la Mujer de las Margaritas.

Taller de teatro en el Centro de la Mujer de las Margaritas. / Juan Ayala

Hay talleres de teatro, de danza oriental y yoga y para asistir es necesaria una matrícula que tiene un precio simbólico de 12 euros para todo el año "para que haya seriedad, un compromiso, y porque lo gratis no se valora", explica el sacerdote. Además, desde los talleres realizan algunas obras o espectáculos que se representan en momentos señalados del año.

Ayuda a las familias

La iglesia de las Margaritas cuenta con unas Cáritas parroquiales que en la actualidad prestan ayuda a unas 70 familias. Hay que tener en cuenta que uno de los barrios de su feligresía, las Moreras, está incluido entre los más pobres de España. 

Desde la parroquia se hace un seguimiento a las familias junto con una trabajadora social que va todas las semanas. Además, ahora ha empezado un nuevo servicio para trabajar en las empresas de inserción social de Cáritas cuyos candidatos se eligen a través de entrevistas.

"Yo tengo claro que no soy el salvador de estos barrios; si no lo son ni el Ayuntamiento ni la Junta de Andalucía, ni el Gobierno central, que tienen mucha más responsabilidad y muchos más medios que una parroquia...", señala Antonio Caballero

En ese sentido, explica que él solo es "el cura que cuida de una parroquia, coordina los distintos grupos y anima a otros cristianos". "Nosotros tenemos que hacer lo que hizo Jesucristo: estar con la gente, curar, que sepan que estamos con ellos y vamos a hacer lo que podamos, pero crear puestos de trabajo no podemos", asevera. Y esa es la solución para salir de la exclusión social, "tener un trabajo digno". 

El sacerdote Antonio Caballero, en el interior de la parroquia de las Margaritas. El sacerdote Antonio Caballero, en el interior de la parroquia de las Margaritas.

El sacerdote Antonio Caballero, en el interior de la parroquia de las Margaritas. / Juan Ayala

A la iglesia llegan muchas personas pidiendo ayuda y se las deriva a Cáritas porque "intentamos ayudar con criterios serios". Para ello, hay que aportar un informe de la Seguridad Social que refleje la situación económica y también una hoja de empadronamiento. "A las familias que lo necesitan, las atendemos", destaca. Aunque la solución no es dar de forma puntual dinero o vales, sino conseguir "que alguien se coloque". 

El sacerdote resalta que "lo importante no solo es que a una familia le compremos un frigorífico cuando le hace falta, sino que seamos amigos de esa familia porque no se trata de dar una limosna, sino de ver a esas personas como hermanos, como iguales, solo que por las circunstancias lo están pasando mal". 

La necesidad de un párroco sucesor

Hace muchos años que don Antonio está solo al frente de esta gran parroquia y, a sus 73 años, piensa que ya falta poco para dejar el puesto. A su edad, ya siente la necesidad de que haya otro sacerdote que vaya aprendiendo la idiosincrasia de la parroquia y sus barrios, igual que él hizo cuando cogió el relevo de don Moisés.

"Me gustaría tener ayuda, tener un compañero con el que compartir la responsabilidad", confiesa el párroco, que espera que desde la Diócesis "no tarden mucho" en mandarle a alguien. Por otro lado, cree que el obispo es consciente de que en esta parroquia "cualquier cura no cuaja" y por eso está tardando tanto en enviarle a otro sacerdote. 

A veces, llama a otros curas para que le echen una mano de forma esporádica, pero "lo ideal" sería que hubiera alguien "fijo" con el que contar, concluye.

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