Parece mentira, pero el ser humano lleva años alimentándose de bacterias y microorganismos. La esterilización y pasteurización de los alimentos son procesos recientes de la historia moderna que cambiaron el rumbo de nuestra forma de cocinar. Un gran olvidado en nuestras dietas son los alimentos fermentados. Gracias a la exploración de sabores y técnicas culinarias, estamos experimentando un auge en este tipo de alimentos. Gran parte de la población no es consciente de que su preparación es más sencilla de lo que parece. 

El proceso de fermentación ha sido utilizado históricamente como método para preservar alimentos. Hoy en día, se usa como potenciador de sabor y textura, así como para aumentar el valor nutricional. Entre los diferentes beneficios nos encontramos con: mejora de la digestión, aumento de la presencia de ciertos nutrientes y apoyo al sistema inmunológico. 

Existen variaciones de variaciones de alimentos fermentados por todo el mundo. La industria de la fermentación actualmente se encuentra muy extendida y es fácil, por ejemplo, encontrar kimchi en supermercados españoles. Debido a esta nueva ola de tendencias gastronómicas, el interés por los alimentos tradicionales ha aumentado. No hace falta ser un chef de prestigio para poder incorporarlos a nuestras comidas y darle un toque diferente a lo cotidiano. A continuación, os presentamos algunos alimentos fermentados con su proceso para que os adentréis en este mundo. 

Chucrut

Tradicional alimento de la cocina alemana y de Europa del Este. Consiste en la fermentación de repollo con agua y sal. Primero, corta y masajea con el repollo para extraer toda el agua posible. Después procede a colocarlo en un recipiente hermético y déjalo fermentar. Idealmente hay que dejarlo 10 días a temperatura ambiente, abriéndolo cada dos días para expulsar los gases. Esto favorece el crecimiento de las bacterias que residen en las hojas. Este proceso hace al repollo más tierno y de sabor más ácido. Puede servirse como acompañamiento, caliente o frío. 

Kimchi

Plato estrella de la cocina coreana y muy popular en Europa. Es una preparación de vegetales: col china, rábanos, pepinos, zanahorias y cebollas. Esta receta nos da la oportunidad de experimentar y hacer cuantas combinaciones queramos. La mezcla incluye ajo, jengibre, sal y pasta de chile rojo para su característico sabor picante. Se puede dejar fermentando desde unos pocos días a varias semanas, dependiendo de si deseamos un sabor más suave o amargo. Se sirve como acompañamiento en varias comidas, aunque también como ingrediente en guisos, sopas y arroces. 

Kéfir

Conocido como yogurt búlgaro. Es una bebida fermentada a partir de leche con gránulos de kéfir, una combinación de bacterias y levaduras que dan forma a una consistencia parecida a una coliflor. Para obtener estos gránulos podemos acudir a mercados locales e incluso adquirirlos de amigos y familiares. Su elaboración es muy sencilla, solo hace falta añadir cualquier tipo de leche o agua y dejarlo fermentar durante 24 horas. Su consistencia es más líquida y ácida que la del yogurt. Puede consumirse solo, con frutas, en batidos, salsas o aderezo para ensaladas. Las posibilidades son infinitas.