Un error de tres diputados de Ciudadanos (C's) en una votación en la tarde noche del miércoles ha empañado a la presidenta de la Junta de Andalucía, la socialista Susana Díaz, el hito político de aprobar los Presupuestos de 2016 antes que cualquier otra comunidad autónoma, sin excesivos problemas, y justo unas horas antes del arranque de la campaña electoral. La votación tumbó el dictamen sobre la sección de la Consejería de Presidencia, una variación con enmiendas sobre el texto original presentado por el Consejo de Gobierno. El presidente del Parlamento, el socialista Juan Pablo Durán, resolvió gracias a las indicaciones recibidas en su teléfono móvil que tras el rechazo permanecía el texto original, pero IU, la misma noche del miércoles, y PP y Podemos ayer, interpretaron que según el Reglamento el texto debía ser devuelto al Gobierno.

Esta posibilidad hubiese retrasado la aprobación de las cuentas de 2016 (quizá, unas semanas; hay otro pleno por ejemplo en plena campaña), pero para el PSOE y su aliado, Ciudadanos, la maniobra respondía a una maniobra obstruccionista de la oposición, como en su día ocurrió a su juicio con el retraso para la investidura de la presidenta.

De nuevo, pero ahora con una campaña electoral en ciernes, los grupos políticos del Parlamento se embrollaron en un lío de procedimiento (en esta ocasión, alrededor del artículo 130). La pluralidad de formaciones ha incrementado las polémicas en un órgano que los socialistas han utilizado históricamente como trámite, y ha evidenciado las carencias del Reglamento para resolver situaciones inéditas, como fueron en su día la propia investidura, la constitución de la Mesa de la Cámara o el debate sobre las proposiciones de ley de los partidos de la oposición.

¿La solución? Como en las anteriores ocasiones, el criterio de los socialistas se impuso. El presidente del Parlamento no aceptó sobre la marcha ninguna de las peticiones de clarificación. Durán tiró hacia adelante por más que los portavoces de PP, Podemos e IU le interrumpieron, desde el inicio al final del debate, para mostrarles su preocupación por la "inseguridad jurídica" que, en su opinión, produjo el error de C's. Ni por mucho que el portavoz de IU, Antonio Maíllo, apeló al "buen rollito" para pacificar una primera intervención en la que acusó a Durán de "no actuar como presidente, sino como parte". También la diputada del PP, Patricia del Pozo, consideró la solución de continuar con el debate una "invención" del presidente.

Pero Durán rehusó todas las invitaciones al diálogo, dirigió a los partidos a que sigan los cauces oportunos, incluidos los judiciales, y negó la petición de un informe de urgencia a los letrados del Parlamento o un pronunciamiento en directo del letrado mayor. El criterio de los letrados no es vinculante, y de hecho el PSOE ya se lo saltó con la polémica de las propuestas de ley de la oposición, pero hubiese servido de guía. Porque sobre el artículo 130 los portavoces de la Junta o del PSOE entendieron que no ha lugar a la devolución al Consejo de Gobierno porque esta posibilidad se superó en una fase anterior, en el debate a la totalidad celebrado hace unas semanas. Por contra, la opinión de la oposición es que este rechazo supuso una enmienda a la totalidad al texto, y por tanto debe ser devuelto.

¿Y los protagonistas? Juan Marín, que junto a Irene Rivera y Marta Bosquet fueron los tres diputados con el voto discordante, justificó el error en un fallo técnico. Los equipos de votación se habrían quedado bloqueados desde la votación anterior, que fue un rechazo a enmiendas de IU, y los tres diputados en línea repitieron el voto contrario. Preguntado por qué no llamó la atención en el mismo momento, como suele ser habitual, Marín dijo que no advirtió el error hasta que Durán lo comunicó. El dirigente de Ciudadanos aprovechó para reclamar al Parlamento que modernice los equipos. El error agrió a PSOE y C's el inicio de la campaña, a la que se dedicaron todos los partidos de inmediato.