El 'Almonte cordobés' está en plena Sierra Morena y tiene menos de 100 habitantes

De nombre llamativo, pocos han oido hablar de la aldea de Piconcillo. Perteneciente a Fuente Obejuna, es uno de los rincones con más encanto y más desconocido de la comarca del Alto Guadiato. Su población ronda los 90 habitantes. Y este remanso de paz dista poco más de una hora Córdoba capital.

El silencio y las bondades propias del entorno rural envuelven a esta aldea en plena Sierra Morena. Actualmente, apenas se escucha nada allí, un ambiente muy diferente al que había cuando muchos niños de familias dedicadas a la minería corrían, jugaban y reían por sus calles. Una época en que las minas funcionaban a pleno rendimiento y ofrecía a sus habitantes un sustento y muchos planes de futuro.

La aldea de Piconcillo se divide en dos partes: la más elevada se corresponde con la zona antigua. Mientras que la calle Cervantes, más moderna, alberga las viviendas y se caracteriza por una mayor simetría de sus callejones y calles.

Esta disposición responde al efecto de la vertiente de las aguas encauzadas entre ellas, bautizada como “Zamarrona” y que procede de yacimientos y pozos próximos.

Pero a pesar de sus reducidas dimensiones y su escasa población Piconcillo cuenta con fiestas y tradiciones que perviven y fascinan a locales y visitantes. Cada 19 de marzo sale en procesión la imagen de San José, con rumbo a la finca de la Segoviana. Allí se celebra una eucaristía y seguidamente los asistentes a la misa disfrutan de un día de campo.

Aunque resulta más concurrida su Feria y Fiestas son en honor de la Virgen del Rocío. Se celebran el 15 de agosto y no faltan bailes populares y competiciones deportivas que reunen a vecinos, turistas y paisanos que regresan a la aldea cada verano aprovechando las vacaciones.