Gastronomía

San Basilio, el barrio de Córdoba donde está la meca del tomate rosa

Salpicón de marisco, gazpacho y tomate aliñado con fresas de Taberna La Viuda

Salpicón de marisco, gazpacho y tomate aliñado con fresas de Taberna La Viuda / Redes Taberna La Viuda

En el número 52 de la calle San Basilio de Córdoba se encuentra uno de los más firmes defensores de la gastronomía de temporada. La estacionalidad y los productos de proximidad hacen de Taberna La Viuda un lugar verdaderamente especial. 

El establecimiento que gestiona Paco Rosales cuenta con una carta fija, que es un homenaje a la comida local e incluye más de 30 propuestas que sorprenden al comensal por su elaboración y que aúnan el sabor cordobés, la tradición y la creatividad. Con este punto de partida no es de extrañar que en su cocina se reinvente y eleve a la máxima potencia dos platos tan conocidos, arraigados y locales como el flamenquín y el rabo de toro, por ejemplo.

Además, suelen tentar al comensal con elaboraciones fuera de carta, que varían en función de la época del año. De junio a septiembre el tomate rosa, que está en su mejor momento de dulzura, fragancia y textura. Y el equipo de cocina de Taberna La Viuda lo emplea en elaboraciones de la más variada índole, como el gazpacho de fresas; el gazpacho clásico; y la ensalada dedicada a los patios de Córdoba. 

También resulta refrescante y original a partes iguales el tomate rosa aliñado con fresas.

Otra de las especialidades de la casa es el salpicón de marisco, que lleva tomate rosa, mango, fresas, calamar patagónico, langostinos y una deliciosa vinagreta con referencias procedentes de bodegas cordobesas. 

A lo largo de todo el año hacen el salmorejo clásico, acompañado de jamón y huevo cocido como guarnición. Pero durante los meses estivales intentan sorprender a su clientela y contrarrestar el calor con su famosa tabla de salmorejos. La de este año lleva el salmorejo clásico, el de naranja, el de remolacha y la tan cordobesa mazamorra. 

Igualmente Rosales ha sorprendido a propios y extraños con una fórmula novedosa a la par que eficaz para mantener el gazpacho bien frío.  "Como podéis ver, servimos nuestro gazpacho en botijo previamente enfriado para que el cliente disfrute de una experiencia diferente y de una sopa fría de toda la vida ahora que llega el calorcito", anuncia en sus redes Paco Rosales, gerente de La Viuda.  ¿El truco? Usar botijos o porrones de invierno (lacados) y mantenerlos en barricas de hielo mientras no se sirva el gazpacho, como si fuera una champanera rural chic. 

Así pues, el gazpacho se sirve en un plato hondo, con amplios bordes, donde se ubica la guarnición a base de verduras finamente picadas, como pimiento o pepino.

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