Gastronomía

Direcciones para comer bien y barato cerca de los Patios de Córdoba

  • Bar Santos, La Posada del Caballo Andaluz, Casa Bravo, Taberna Regina, Moriles Ribera, La Cavea y La Cazuela de La Espartería ofrecen placer al paladar con una relación calidad-precio muy ajustada

Terraza superior de La Posada del Caballo Andaluz

Terraza superior de La Posada del Caballo Andaluz / La Posada del Caballo Andaluz

En Córdoba sobran las opciones para darse un festín gastronómico en función del nivel adquisitivo del comensal. 

Uno de los más celebrados es La Cazuela de la Espartería (calle Rodríguez Marín, 16), a escasos metros de la Plaza de la Corredera. Entre sus vetustos muros, se puede degustar cocina tradicional en los salones temáticos con aperos de labranza y lámparas de araña. Tapear allí es religión. De hecho, en su carta hay numerosas elaboraciones que se pueden pedir en este formato, medias raciones o enteras.  Salmorejo, flamenquín, alcachofas con rabo de toro o berenjenas con salmón son algunas de las especialidades de la casa. Y resultan ideales acompañados de la gran variedad de vinos que ofrecen de la tierra, finos, amontillados o más de 30 tintos.

Comer en Bar La Cavea es un auténtico lujo para los cinco sentidos. No sólo por su oferta: comida casera, rica y variada. También resulta una experiencia inolvidable sentarse tranquilamente a disfrutar de una velada justo delante de la puerta principal del Museo Arqueológico y con la preciosa Casa del Judío a la espalda. Lo más aconsejable es deleitarse con su selección de chacinas y quesos en compañía de un medio de fino. Prolegómeno perfecto de una fritura de pescado, unos pinchitos, el clásico flamenquín o unas más que buenas patatas bravas. 

En uno de los barrios con más solera de la ciudad, el del Alcázar Viejo, está La Posada del Caballo Andaluz, un establecimiento en la calle San Basilio, 16, que rezuma tipicidad local dentro y fuera de la cocina.  Encarna la esencia de la tierra como pocos y preparan platos típicos como el salmorejo, el ajo blanco, el pisto cordobés o las migas con gran tino. En pocas palabras: cocina casera en un barrio de ensueño y en pleno corazón de la ruta más emblemática de los Patios de Córdoba. 

Aunque, sin duda, si se busca continente y contenido, pocos sitios son tan recomendables como Moriles Ribera (Paseo de la Ribera, 6). Fórmulas reconocidas y reconocibles del recetario cordobés en un palacete modernista de comienzos del siglo XX, diseño del prestigioso arquitecto Rafael de la Hoz. Ambientazo y vistas privilegiadas del Río Guadalquivir. Su carta va desde lo más cañí, como rabo de toro, migas cortijeras, cochifrito confitado o cogollos con ajitos, a deliciosos risottos, revueltos, tostas o mariscos. 

Parte indispensable de la idiosincrasia cordobesa son las taberna. Una de las más castizas es Casa Bravo, con vistas a la Puerta de Almodóvar. Responde a todos los cánones que se le presuponen  a este tipo de establecimiento: comida tradicional, de calidad y que mira por la pervivencia del recetario de toda la vida y una variedad de vinos que engrandece su propuesta gastronómica. Además es punto de encuentro y tertulia de artistas de la más variada índole. Sin desmerecer los buenos momentos que proporcionan catar sus patatas alioli, guisos, pescaíto frito, salmorejo o berenjenas con miel. Al margen de la maestría con que convierten cualquier plato de casquería en alta cocina. 

Tampoco desmerece Taberna Regina (Plaza de Regina), cuyas patatas bravas son una institución en Córdoba. En ración o en formato tapa, sus patatas cortadas en trozos grandes y con el punto justo de sal, llegan a la mesa turgentes y con un velo de mahonesa y salsa brava (muy brava) por el encima, que da gloria. 

También es más que recomendable probar sus peroles de arroz, la carrillada o el rabo de toro.  Su chorizo al vino merece mención aparte. Chopitos y bacalao fritos, huevos rellenos, carne al Jerez y berenjenas con salmorejo completa su nómina de best seller. 

No hay cordobés de pro que no haya degustado una generosa ración de la mega tortilla de patatas de Bar Santos. Este mítico establecimiento ubicado en uno de los laterales de la Mezquita-Catedral (calle Magistral González Francés, 3)  asombra a lugareños y visitante por su altura y su grosor. Para elaborar cada una de ellas se emplean 5 kilos de patatas y 25 huevos. 

El resultado son trozos XXL que el respetable suele acompañar con palillos gruesos y una cerveza fría y recién tirada. Dar buena cuenta del manjar en los alrededores del establecimiento -de reducidísimas dimensiones- es parte de la liturgia. 

Además, Bar Santos puede presumir de hacer una de las cinco mejores tortillas de patatas de España, así lo han decidido los críticos y expertos gastronómicos de la web Taste Atlas, especializada en viajes experienciales y comida tradicional. Además, es la única referencia andaluza que aparece en la selección. 

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