Mandragora: Whispers of the Witch Tree, un cóctel Soulslike con sabor propio
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Este ARPG es una de las sorpresas del año por su capacidad para enamorarte en lo visual y atraparte por su fresco estilo Dark Souls y su propia identidad
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La industria de los videojuegos lleva inmersa más de un lustro en un proceso de transformación para calar en las nuevas generaciones de jugadores con productos que apuestan por la gratuitad y el pago por ventajas, personalizaciones y añadidos. Hablamos, como no, de Fortnite y sucedáneos. Yesa tendencia, en cierto modo, asusta por la deriva que lleva implícita de falta de originalidad y repetición de patrones.
Mandragora: Whispers of the Witch Tree
Género: ARPG Lanzamiento: 17 de abril Desarrolladora: Primal Game Plataformas: PC, Switich, PS5 y Xbox Series Textos: Español Voces: Inglés Precio: 40€
Por esa razón, la publicación de videojuegos que buscan abrirse su propio camino apostando por señas de identidad conocidas y otras únicas es todo un soplo de aire fresco para el sector.
Es lo que me ha sucedido al ponerme a los mandos de Mandragora: Whispers of the Witch Tree, un RPG de acción y fantasía oscura. Un título que me ha permitido experimentar casi las mismas sensaciones que tengo cuando disfruto algún juego de FromSoftware, pero en esta ocasión en un dimensión 2,5D con un apartado artístico exquisito. Y tras acabarlo, la experiencia ha sido reconfortante, inmersiva, exigente (e injusta alguna vez) y adictiva en este Soulslike.
Pero vayamos por partes. ¿Qué hace tan especial a Mandragora? Imagínate coger una coctelera e introducir en ella un poco de Dark Souls (su ingrediente más abundante), otro poco de Dead Cells, otro de Blasphemous, un poquito más de Ori y unas pizcas de Hollow Knight. Lo agitas con virulencia y nace esta obra que sabe a todos los citados pero también a algo diferente.
Lo primero que llama la atención es su apuesta por las dos dimensiones con profundidad, lo que se conoce como 2,5D. Y como no, su apartado visual con un sofisticado estilo pictórico que enamora a primera vista. Yya no podrás de dejar de pensar en él.
El título nos pone en la piel de un inquisidor (hay seis clases a elegir entre Vanguardia, Tejellamas, Hechicero, Belladona, Guardián salvaje y Vindicador) y nos empujar a vivir una trepidante aventura en el mundo de Faelduum. Fuerzas oscuras se filtran en su realidad a través de las grietas en el tejido de la existencia, liberando monstruos. Nuestra tarea es erradicar a esos herejes y hacer cumplir la voluntad del Rey Sacerdote. Ypor el camino, habrá traiciones, giros inesperados y un final épico.
Un hilo argumental que no es la panacea pero que mantiene el ritmo en una aventura que yo he tardado en superar algo más de 25 horas pero que se puede alargar por encima de las 40 a poco que decidas completar todas las misiones secundarias (hay un total de 60) y explorar el vasto mundo interconectado de Faelduum con hasta 75 localizaciones diferentes.
El esquema jugable es sencillo con clases muy difrenciadas en los ataques a distancia o bregar a escasos centímetros del enemigo. Aquí toca esquivar, saltar, bloquear y atacar pero de manera muy táctica, a lo Dark Souls. La barra de estamina marcará todas esas acciones. Quedarse exhausto puede suponer la muerte. Y caerás muchas veces.
Cumplir misiones y eliminar enemigos nos hará ganar experiencia que podremos invertir para subir de nivel y gastar esos puntos en hasta seis árboles de talentos para construir a un caballero con maza y escudo especializado en magia de hielo por ejemplo. Sí, hay centenares de posibilidades. Yo opté por un guerrero con espada a dos manos con una elevada tasa de probabilidad de golpes críticos y mi paso por Faelduum fue la de un exterminador sin escrúpulos.
Habrá lugares en los que no podremos avanzar hasta que consigamos algunas habilidades únicas como todo buen metroidvania. Hacerlo nos llevará a descubrir cofres, jefes y secretos que ampliarán la experiencia. Y es que explorar es una máxima aquí para poder mejorar nuestro equipamiento en el campamento base con un nutrido grupo de aliados que nos ayudarán a superar los retos que el título nos ofrece.
Hay jefes difíciles que de un par de golpes te harán morder el polvo. Aprenderse sus patrones y pertrecharse con las mejores armas y equipamiento facilitará que muerdan el polvo. Lo bueno es que el juego permite reducir hasta en un 30% su vida y daño por lo que si tienes problemas con alguno, recurrir a esta opción es más que necesario. El único pero aquí es la ubicación de algunos altares de guardado demasiado alejados del jefe de turno y que me provocaron más de un quebradero de cabeza.
La progresión está muy bien implementada y llegar a ser una máquina de trillar enemigos es ascendente. Su amplio número de habilidades y sinergias hace que la construcción de builds sea muy satisfactorio y, a la vez, rejugable.
A eso se le suma una banda sonora interpretada por la FILMharmonic Orchestra Prague y un rendimiento perfecto en PS5 a 4K y 60fps, plataforma en la que lo hemos probado, para terminar redodeando un título que no inventa la rueda pero que sabe apostar por mecánicas ya conocidas y un estilo visual único (su arte encandila) para ofrece una experiencia muy gratificante. Recomendarlo es una obligación.
Hemos podido realizar esta reseña en PS5 gracias a un código proporcionado por JF Public Relations.
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