Toros

San Isidro 2019: una feria de bandera

  • Perera, Roca, De Miranda, Ferrera y Ureña por la Puerta Grande

  • 641.429 espectadores en 34 tardes consecutivas

Paco Ureña, designado triunfador por Plaza 1 de la Feria de San Isidro 2019.

Paco Ureña, designado triunfador por Plaza 1 de la Feria de San Isidro 2019. / Efe

La Feria de San Isidro –34 tardes consecutivas de toros–, una de las mejores de los últimos años en resultados artísticos, se puede considerar, utilizando el argot taurino, de bandera. Una feria preñada de grandes éxitos, con tauromaquias muy dispares y aires aperturistas donde se han colado nuevos valores y han saltado al ruedo de Las Ventas un puñado de toros de gran calidad. Un serial marcado como uno de los más sangrientos de los últimos tiempos, con varios toreros cruzando la línea roja y demasiadas tardes azotadas por el viento.

Un ciclo por el que no se daba un euro cuando se presentó ya que algunas figuras no quisieron entrar en el Bombo, como El Juli, quien lo hizo a posteriori del sorteo como sustituto de Ponce, herido, y del que se esperaba más. Y una feria en la que han pagado con su sangre los matadores de toros Román, Ritter, Manuel Escribano, Juan Leal, Gonzalo Caballero, Pablo Aguado, Roca Rey y Juan del Álamo y el banderillero Víctor Hugo Saugar 'Pirri'.

En total, cinco matadores han abierto la Puerta Grande y por este orden: Miguel Ángel Perera, Roca Rey, David de Miranda, Antonio Ferrera y Paco Ureña.

Como triunfador oficial por parte del jurado de Plaza 1 y quien ha conseguido más trofeos –cuatro orejas– se encuentra Paco Ureña, quien en su reencuentro con Las Ventas cortó una oreja y en su segundo compromiso dio un recital al natural con una costilla rota tras pasar por la enfermería, abriendo por primera vez en su carrera la Puerta Grande.

Antonio Ferrera ‘redescubrió’ una nueva tauromaquia en sus actuaciones en las que desentrañó suertes poco usuales como el Quite de Oro, con una prestancia y cadencia excelsas. Fueron faenas dentro de la ortodoxia, pero en las que predominó la fantasía.Roca Rey, contundente y sublime alcanzó su segunda Puerta Grande en Madrid en su carrera tras desorejar a un manso de Parladé, después de una grandiosa faena, con mando y ligazón, que cuajó tras salir de la enfermería donde le operaron.

David de Miranda, la gran sorpresa salió a hombros merecidamente de la plaza venteña por primera vez en su carrera tras desorejar a un grandioso toro de Juan Pedro Domecq por una faena excelsa, con quietud y ligazón.

Perera fue el otro diestro del quinteto que consiguió una Puerta Grande, en su caso generosa y muy debatida.

Más allá de aquellos que consiguieron salir a hombros o de trofeos, otros toreros colocaron su listón muy alto. Es el caso de Pablo Aguado, el diestro más esperado, quien brilló por su naturalidad tanto con el capote como con la muleta en sus dos tardes, toreando al ralentí en la primera y siendo herido gravemente en la segunda y quien por primera vez consiguió que en Las Ventas se hiciera el silencio.

En el rejoneo, Hermoso cuajó una faena para la historia y hubo un alto nivel ganadero

Diego Urdiales, sensacional, con un toreo clásico y eterno que en alguna de sus tardes no fue atendido en medio del bullicio y el griterío.

Román, el herido de mayor gravedad, con máxima entrega, ha dado un paso importante hacia una seria tauromaquia. Juan Leal, quien sufrió otro de los tabacos gordos, se mantuvo en el ruedo y mató de un estoconazo.

Dos casos singulares: Emilio de Justo, quien toreó a cámara lenta a un victorino y realizó una faena de Puerta Grande, que perdió por la mala colocación de la espada y Juan Ortega, que sin un lote para el triunfo dejó impregnada de torería su única actuación.

Tres veteranos que derrocharon oficio y categoría fueron Fernando Robleño, Eugenio de Mora y López Chaves.

Curro Díaz deleitó con su toreo con gusto y Ángel Téllez dejó buena imagen en su confirmación.

Si continuamos con apuntes a vuelapluma: de los novilleros, Rafael González consiguió un trofeo y brilló por su valor Diego San Román y en el rejoneo Hermoso de Mendoza y Lea Vicens abrieron la Puerta Grande, cuajando el navarro una magnífica faena para la historia.

También hubo dos efemérides sentimentales: la despedida de la afición madrileña de El Cid y de Fernando Cuadri.Ha habido un buen nivel ganadero. Entre otras corridas, las de Adolfo Martín, premiada, y Santiago Domecq y entre los muchos toros de bandera en esta feria de bandera valgan como ejemplos 'Despreciado', de Juan Pedro Domecq; 'Carasucia', de Valdellán; 'Pijotero', de Fuente Ymbro, 'Director', de Victorino; 'Poeta', de Domingo Hernández; 'Enviado', de Montalvo; 'Madroñito', de Adolfo Martín; 'Bonito', de Zalduendo o 'Zahareño' de Santiago Domecq.

En cuadrillas, los picadores José Manuel Bernal o Juan Francisco Peña han dado vida, como otros compañeros suyos, al tercio de varas. Y entre los banderilleros premiados, Iván García, en la brega, o Fernando Sánchez, con los palos, son dos de los muchos toreros de plata que han brillado.

El fracaso mayor ha corrido a cargo de la ex alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, quien ha intentado acabar con la tauromaquia y no ha anunciado en los programas de fiestas la Feria de San Isidro. Pese a su activa lucha antitaurina se ha encontrado con un notable aumento de público. En total, 641.429 espectadores –nada que ver con los títeres subvencionados y otras gaitas que ofrece gratuitamente–. Ese aumento de 21.859 con respecto a 2018 supone un 3,5 por ciento más, con ocho carteles de ‘No hay billetes' en lo que ha sido, sin duda, una feria de bandera.

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