Sanfermines · Décima y última corrida

‘Miurada’, áspera y complicada

  • Rafaelillo, Rubén Pinar y Pepe Moral, sin opciones al triunfo, se entregan y se marchan de vacío

El diestro sevillano Pepe Moral tras una tanda al tercer toro.

El diestro sevillano Pepe Moral tras una tanda al tercer toro. / Villar López / Efe

La corrida de Miura, remendada con un toro de Fuente Ymbro, cerró estos Sanfermines 2018, dando pocas opciones al lucimiento y ante la que la terna, compuesta por Rafaelillo, Rubén Pinar y Pepe Moral, se entregó.

Al castaño que abrió plaza, playero, alto, Rafaelillo lo recibió con dos largas cambiadas de rodillas. El miura cortó en banderillas y en la muleta lanzaba tornillazos cuando no hachazos y el murciano realizó un trasteo voluntarioso, con el contrapunto de tres desarmes. Falló con el verduguillo.

El cuarto, de Fuente Ymbro, un castaño con ¡620 kilos!, enorme, resultó menos complicado que los miuras. Se dejó por el izquierdo, pero se paró muy pronto. Rafaelillo se adentró en un trasteo voluntarioso sin lograr frutos.

El cárdeno y corniabierto segundo, que se dejó pegar en varas, se defendió en la muleta y Rubén Pinar lidió con buen criterio, tanto lanceando a la verónica con buen aire como robando algunos muletazos meritorios. Mató de casi entera.

Ante el quinto, de ¡605 kilos!, agalgado, corniavacado, Pinar concretó una faena con inteligencia, dando sitio y hasta perdiendo pasos cuando era preciso para enganchar las embestidas sin clase del miura. Estocada muy meritoria, de la que salió casi cogido. Dio una merecida vuelta al ruedo.

El tercero, negro, alto, tuvo movilidad pegajosa, pero sin entrega. Pepe Moral lo recibió con tres largas cambiadas de rodillas, se marcó un precioso galleo para llevar el toro al caballo y se empleó con pundonor en la faena, logrando los mejores pasajes con la izquierda, con algunos naturales de nota.

El sexto, castaño, alto, daba miedo por su cornamenta terrorífica y astifina. Pero lo peor lo llevaba dentro: reponía y buscaba siempre el bulto. Moral no tuvo opción alguna al lucimiento y se manejó con valor y oficio. El toro, que había desarrollado sentido, esperó con peligro en la suerte suprema y el sevillano lo pasó mal.

En definitiva, la esperada miurada en esta Feria del Toro 2018, que ya es historia, resultó áspera, complicada, no permitió el triunfo y decepcionó.

Tags

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios