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La Unión comprometida con la innovación y sostenibilidad del campo almeriense

  • Numerosas fuentes señalan la campaña 2022/23 como una de las más variables de los últimos años. Desde luego, si alguna conclusión podemos sacar de lo acontecido en el último ejercicio es la falta de control sobre los distintos elementos que conforman la estructura de costes en nuestro sector. Se ha visto en todo el sector relacionado con la agricultura un malestar generalizado derivado de la escasa capacidad de tracción del sector sobre el precio a lo largo de la cadena de valor.

Por tanto, la tensión en los mercados derivada de la actuación de los distintos agentes socioeconómicos no hace más que poner de manifiesto un mal que ya parece sistémico en el sector. Hemos tenido que asistir a una escalada de costes sin precedentes para darnos cuenta, una vez más, de nuestra escasa capacidad de actuación sobre costes y precios.

Es ampliamente conocido el hecho de que la atomización de la oferta y la concentración de la demanda generan ineficiencias en el mercado que se reparten de forma desigual a lo largo de la cadena. Si a este factor le sumamos la intervención del marco regulatorio con la ley de la cadena y los cambios en la nueva PAC, distorsiones de mercado derivadas de la guerra de Ucrania (incremento de costes de fuel, fertilizantes, etc), tendremos el caldo de cultivo perfecto para una escalada de costes sin precedentes y que amenaza con convertirse en estructural.

En este contexto, encontramos un consumidor cada vez más exigente.  Paradójicamente, la misma sociedad urbana que se queja de la carestía de la alimentación, continúa criticando las inversiones agrarias en regadíos, trasvases, invernaderos o granjas. Queremos alimentos variados, saludables y baratos, a la vez que demandamos medidas que, tal y como muestra la nueva PAC, se convierten en un enorme artefacto burocrático que insiste en políticas antiproductivistas.

En este escenario, nos planteamos dos líneas de actuación. En primer lugar, tenemos la responsabilidad como sector de dirigir nuestro destino. Si bien es cierto el factor de atomización del sector, debemos tener en cuenta que tan solo cinco empresas productoras en la provincia de Almería comercializamos más del 50% del total de la producción almeriense. Este hecho lleva consigo la responsabilidad intrínseca de guiar al sector a través de políticas de debida gobernanza que garanticen la rentabilidad para todas las partes de la cadena de valor en todos los momentos de la campaña.

Por otra parte, para asegurar la continuidad del modelo, es importante implementar técnicas efectivas que permitan reducir riesgos y costes y garantizar la cadena de suministro. Apostamos por, en primer lugar, una estrategia de compras y aprovisionamiento efectiva que nos permita optimizar procesos y costes. En segundo lugar, por una optimización de procesos de gestión de almacenes, además de la inversión necesaria en I+D+i que nos permita optimizar resultados. Por último, apostamos por la salud financiera de la compañía, para que nos permita hacer frente a la incertidumbre de los mercados en épocas de inestabilidad, así como ofrecer seguridad y garantías a nuestros agricultores y proveedores.

La Unión cuenta con 1.500 hectáreas, más de 3.500 agricultores comprometidos y un equipo de más de 1.500 trabajadores, repartidos en más de 30 centros entre las provincias de Almería, Murcia, Granada y Málaga, con 1.500 hectáreas de terreno. Además, la compañía dispone de 3 laboratorios propios donde se llevan a cabo más de 64,000 analíticas por año y tiene como objetivo implicarse con fuerza para acercar soluciones de alimentación que aporten valor al bienestar de las personas. La empresa considera la Innovación y la Sostenibilidad como medio vehicular para potenciar la competitividad y el liderazgo en el sector hortofrutícola.

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