La Piedad

Una saeta clama en Las Palmeras

  • Todo el barrio vive con gran devoción y sentimiento un cortejo procesional de once horas.

Dijo una voz popular: / "¿quién me presta una escalera / para subir al madero / para quitarle los clavos / a Jesús el Nazareno?" Los corazones de quienes viven el paso de la estación de penitencia de La Piedad en el tramo entre la Carrera Oficial y el Paseo de la Victoria parecen ponerle voz a esa saeta musicada que interpreta la agrupación del Santísimo Cristo de la Piedad, de Miguelturra (Ciudad Real), en su acompañamiento de vuelta a la parroquia de Santa María Claret. Oh, la saeta al cantar / al Cristo de Las Palmeras / Llevado por sus costaleras / Siempre por desenclavar. Son ya muchas las horas de penitencia. Alguna que otra costalera sale del paso para abrazarse a una compañera con los pies algo destrozados pero sin llegar a la fatiga, porque una se fatiga menos cuando puede más el fervor y la pasión al Santísimo Cristo de la Piedad y María Santísima de la Dulzura.

Cantar del barrio de Las Palmeras / que todas las primaveras / anda pidiendo escaleras / para subir a la Cruz. "Anda, pero si sólo llevan un paso", comenta, casi en Puerta Gallegos, una de las cientos de personas que se han agolpado a ambos lados del cortejo. Sí, un paso, pero qué paso. Fruto del trabajo de un barrio entero, fruto de la ilusión de chicos y grandes. Fruto del tesón de una hermandad ávida de vida. Alguien recordó estos días que ese tesón de la hermandad hizo que se pusiera en marcha en el año 2001 una escuela taller cuyos frutos fueron los enseres y el paso procesional con los que la hermandad pudo realizar su primera salida procesional por las calles de la feligresía el Martes Santo de ese mismo año.

Cantar del barrio mío / que echa flores al Jesús de La Piedad / Y es la fe de mis mayores. La fe de los niños de esclavina a los que no les importa lo larga -la más larga de la Semana Santa cordobesa- que sea la estación de penitencia. La fe de los jóvenes -siempre dispuestos a compartir la cera que no les sobra en sus velones con los pequeños que intermitentemente se les acercan pidiéndosela a pesar de las muchas horas que llevan ya caminando-. La fe de un barrio que, cuando tras once horas de recorrido el paso de misterio llegue a Santa María Claret, esperará con mucha ilusión el próximo Miércoles Santo para volver a hacer realidad esa saeta que le sale de lo más hondo del corazón.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios