Miércoles Santo

Sobresaliente ecuador de una sublime Pasión

  • Cuarta jornada en la que Córdoba contribuye a hacer aún más grande su Semana Santa al arropar en masa a sus hermandades. La Paz realiza por primera vez estación de penitencia en la Catedral.

DÍA grande para los hermanos de La Paz y El Perdón. La de Capuchinos accede por primera vez al interior de la Santa Iglesia Catedral en plena conmemoración de su 75 aniversario y la de San Roque vuelve también a cruzar la Puerta del Perdón tras algunos años sin hacerlo. De esta manera, sólo La Piedad y La Misericordia no harán estación de penitencia el Miércoles Santo dentro del primer templo de la Diócesis.

Horas antes, representantes de las distintas hermandades velan a sus titulares en sus sedes canónicas, como Francisco Javier Murillo, secretario de El Calvario, quien, cuando el reloj no marca aún las 10:30, ya cumple ese ritual en San Lorenzo. Francisco Javier es el primero en llegar a la iglesia para vivir un prólogo a la estación de penitencia que se completará con la tradicional misa de hermandad y la entrega a ocho de los hermanos -por sus 50 años cofrades- de un cuadro con los rostros de Nuestro Padre Jesús del Calvario y Nuestra Señora del Mayor Dolor. Se trata de una réplica del que la hermandad entregó al obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, con motivo de la última visita pastoral del prelado a San Lorenzo.

Tras esa velá de armas cofrades de las distintas hermandades, la primera en poner su Cruz de Guía en la calle, la de La Piedad, es la escenificación del sentimiento de todo un barrio, el de Las Palmeras, de su esfuerzo. En La Piedad, Las Palmeras pone el alma. Partiendo desde la iglesia de Santa María Claret -a las dos y media de la tarde- y con el más largo recorrido de la Semana Santa cordobesa, esta hermandad reparte esperanza por las calles acompañada de los sones de la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora de la Salud -en el recorrido de ida- y la Agrupación Musical Santísimo Cristo de la Piedad, de Miguelturra (Ciudad Real) en la vuelta.

Algo pasadas las cuatro de la tarde, las puertas de la renovada iglesia de San Roque -fundada en la Judería por el carmelita San Juan de la Cruz- se abren para que aparezcan Nuestro Padre Jesús del Perdón ante Anás y María Santísima del Rocío y Lágrimas. El Perdón no sólo estrena vuelta a la Catedral, sino también hermano mayor, Fernando Castro Roldán. "Por Fernando, que creíamos que no iba a poder compartir con nosotros ésta su primera estación de penitencia como hermano mayor", grita el capataz del paso de palio, Luis Miguel Carrión Curro, a sus costaleros. Es la dedicatoria de la primera levantá del cortejo procesional, momento en el que María Santísima de Rocío y Lágrimas luce esplendorosa con nuevo manto -en terciopelo de color azul noche- después de que el año pasado tuvo que salir en procesión con otro manto prestado, ya que el suyo fue atacado días previos al Miércoles Santo con un líquido corrosivo que afectó además a su palio. También luce un nuevo corazón de plata traspasado por una daga, símbolo del gran dolor que la Madre de Dios está soportando al ser consciente de lo que le espera a su Hijo. Dolor tornado en esperanza que además pueden contemplar en el rostro de la Señora los residentes del centro de mayores de la zona del Buen Pastor que, como cada año, se han dado cita en la salida del cortejo. Sorprende ver a Jesús del Perdón sin su habitual túnica blanca. En esta ocasión, esa prenda es en terciopelo de seda burdeos. También estrena potencias renacentistas.

Son las cinco y cuarto de la tarde. El Señor de los Hortelanos se ha vuelto a citar, como cada Miércoles Santo, con su barrio, el de Alcázar Viejo, en la iglesia de San Basilio. Los acordes de la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva (Ciudad Real) y la Banda de Música Nuestra Madre de la Consolación, de Huelva, ponen banda sonora a la estación de penitencia del año en el que la Hermandad de la Pasión celebra el 75 aniversario su fundación. Jesús de la Pasión aparece con nueva túnica acompañado de la primera de las bandas, mientras que María Santísima del Amor -que estrena nuevo manto y varales de su paso restaurados- camina al compás de la segunda. Los costaleros, que van y vienen esperando que llegue su tramo de relevo, recuerdan con camisetas conmemorativas que la hermandad cumple esos tres cuartos de siglo de vida.

Algo más de las cinco de la tarde y ya están cinco de las seis hermandades en la calle, lo que convierten al Miércoles Santo en uno de los días más madrugadores de la Semana Santa cordobesa. La última en salir a la calle, la Misericordia. Son las nueve de la noche. San Pedro resplandece. Muchísima gente espera sin bullicio, con respeto, mucho respeto. Aparece el Santísimo Cristo de la Misericordia y la tenue luz del anochecer no impide que brillen con luz propia sus nuevas cantoneras para la cruz de su paso de misterio -realizada en plata sobredorada por Emilio León-, siguiendo la tónica orfebre de esta hermandad, caracterizada por el dorado. Aunque La Misericordia es la última en salir, no será la última en completar su estación de penitencia. Ese honor le corresponderá, curiosamente a la primera en salir, La Piedad, para poner punto y final a una jornada en la que el muchísimo calor volvió a ser protagonista, al igual que volvieron a llenarse las calles.

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