La Esperanza

La devoción desborda San Andrés

  • Centenares de fieles esperan la salida de la Virgen y el Cristo de las Penas y acompañan a sus titulares en el Bailío

SAN Andrés y bulla van de la mano. La hermandad de la Esperanza no se entiende sin el gentío de los cofrades que se agolpan en el entorno de esta zona del Casco Histórico hasta dos horas antes del inicio previsto de la procesión. No solo San Andrés, toda la calle San Pablo se llena de fieles a una y otra acera cuando falta más de media hora para que salga la cruz de guía. La expectación es máxima siempre para una de las hermandades que más gente mueve, no solo de la capital sino de toda la provincia. El sol hace mella y la espera se convierte en un auténtico sufrimiento para algunos y se llega a ver incluso algún desmayo o pequeños golpe de calor. Nada de gravedad y todo se soluciona tras unos sorbos de agua y un poquito de azúcar para entonar de nuevo el cuerpo y no perderse un detalle de uno de los momentos más emocionantes de la Semana Santa cordobesa.

El Cristo de las Penas es el primero en aparecer al filo de las 19:00, veinte minutos después de que saliera el primer nazareno. El Cristo se ve este año más Gitano que nunca, como así que ha querido demostrar la renovada junta de gobierno de la hermandad. No se hacen esperar los aplausos de los centenares de fieles que disfrutan de ese momento que tanto tiempo llevaban esperando. Un año es demasiado para muchos de ellos y ni el sol ni los empujones son obstáculo para estar en San Andrés cada Domingo de Ramos por la tarde. El Señor, tallado por Martínez Cerrillo, da el primer giro bajo el acompañamiento de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Pasión, de Linares, y la emoción se desborda en forma de aplausos cuando el Gitano avanza por San Pablo en dirección a la carrera oficial. Primer momento inolvidable de la tarde.

Llega el turno de la Virgen de la Esperanza, imponente con su manto verde y con un gesto que, a pesar del sufrimiento, parece transmitir precisamente ese mensaje de esperanza que se necesita en estos tiempos más que nunca. La Virgen sale de San Andrés y le aguarda la primera saeta que nace desde el corazón, sin ensayos ni puestas en escena, en un diálogo íntimo entre la oración cantada y Ella. Y de nuevo aplausos cuando dobla la calle al son de la Banda de Música María Santísima de la Esperanza. Y hasta se escucha un "¡olé!" con sus primeros pasos. Segundo momento memorable.

Son las 19:30 y aunque la hermandad está saliendo de San Andrés ya hay fieles que esperan en la Cuesta del Bailío, otro de los momentos emocionantes para los fieles de la Esperanza. Es imposible describir los sentimientos que se pueden transmitir con el paso de esta hermandad por un enclave único, privilegiado. Increíble el esfuerzo de estos costaleros que saben que protagonizan una de las escenas más valoradas de la Semana Santa de la capital.

Y después, vuelta al barrio y al templo. Ya sin prisas, sin presiones de horarios y la bulla da de nuevo sentido a la Esperanza arropando a sus titulares. Otro momento para guardar en la retina de los cofrades, porque cada año se vive de manera diferente y lo mejor es volverlo a sentir.

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