Cofradías · las penas

Incienso, rojo y negro en Santiago

  • La cofradía de las Penas sale a la calle victoriosa después de que el año pasado tuviera que regresar desde la Corredera

Sólo hay que dejarse llevar desde Las Tendillas, atravesar la Corredera y llegar al barrio de Santiago. Sólo hay que seguir a la gente, seguir la bulla hasta detenerse ante el templo fernandino y esperar a que el Cristo de las Penas y María Santísima de la Concepción salgan victoriosos. La espera ha sido más dura que en otras ocasiones, ya que la lluvia obligó a la cofradía el año pasado a dar marcha atrás justo en la plaza de la Corredera. Sin embargo, ayer el sol no engañó, ni confundió a la hermandad. Salió sin problemas.

Apenas diez minutos antes de su salida, un grupo de costaleros se abre paso entre la bulla para colocar las rampas y su labor enfrenta a algunos de los que aguardan la salida de los titulares de la cofradía. La gente no calla. Faltan apenas unos instantes para que llegue el diputado mayor de las Penas y dé los tres golpes preceptivos a la puerta del templo y comience el desfile. Uno, dos, tres. Silencio. Las puertas se abren y la Cruz de Guía ya está en la calle Sol.

Uno, dos. Rojo y negro. Uno, dos nazarenos. Los cirios y la cera morada ya están en la calle y una nube intensa de incienso precede el paso del Cristo de las Penas, acompañado por Nuestra Señora Madre de los Desamparados; una Virgen de ojos caídos y llorosos. Silencio en Santiago y cuellos en alto. Primeros aplausos. Primeras lágrimas. La Virgen, junto al Crucificado gótico –una de las imágenes más antiguas de las que desfilan en la Semana Santa andaluza– y San Juan Evangelista están en la calle por fin. Una lluvia de pétalos cae desde un balcón. Al tiempo, una madre explica a su hijo cómo se ha de recoger la cera que cae de las velas y afirma orgullosa que la cofradía se está renovando. “Ahora está entrando nueva sangre”, asegura. La cera morada toma la calle.

Sin mediar apenas un minuto, los cirios granas dan paso a los blancos. Es el turno de María Santísima de la Concepción. Los costaleros de refresco –que este año llevan una camiseta con el mensaje Dona órganos, dona vida–, aguardan impacientes. El barrio quiere ver ya a su Virgen de las camelias blancas y escuchar también el estreno de una marcha de la sevillana Banda Musical Herrereña. La Virgen da el paso. El templo se cierra.

La cofradía de Las Penas sale victoriosa y alcanza la plaza de la Corredera, tras detenerse en San Pedro. Los fieles aguardan pacientes, al igual que en su entrada en Carrera Oficial, al igual que a su entrada a la Catedral, uno de los momentos más atractivos de la estación de penitencia de la cofradía de Santiago.

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